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Con su padre, el general Rosso José Serrano. “Mi hermana mayor, Claudia trabaja en el gobierno colombiano y mi hermano menor, Jorge, con un grupo de China”: Franz. | Foto: Especial para El País

POLICIA NACIONAL

La emotiva historia del hijo del 'Mejor Policía del mundo'

Conozca a Franz Serrano, el hijo rebelde del general Rosso José Serrano y quien hoy, desde Italia, es embajador de una firma cosmética.

7 de agosto de 2020 Por: Isabel Peláez R., reportera de El País

Franz Serrano Evers, primer ‘Míster Colombia’, joyero, empresario, vive en Milán, Italia, desde donde ejerce su cargo como World Brand Ambassador de la marca dermocosmética Sesderma. Por primera vez, habló sobre lo que ha significado para él ser el hijo del general Rosso José Serrano, reconocido como ‘El Mejor Policía del Mundo’, al ser uno de los artífices del desmantelamiento de los carteles de la droga de Cali y Medellín y lograr la captura del narcotraficante Gilberto Rodríguez Orejuela.

“Cuando era pequeño a mi papá lo veía poco, un policía es primero policía, segundo policía, tercero policía y cuarto, padre y esposo. Siempre estaba trabajando para darnos una vida maravillosa, yo vivía en la Escuela de la Policía y estudiaba en el Colegio de la Policía. Jugábamos tenis cuando él tenía tiempo, con mis hermanos lo veíamos llegar a darnos un beso de buenas noches y al levantarnos, ya no estaba”.

Cuando su papá ya era General, empezó a verlo más: “Cuando yo era adolescente, pese a la admiración que siento por él, no me dejaba guiar, era una relación tensa. Pero desde que él salió de la dirección de la Policía y vivió en Estados Unidos, nueve años en Austria, y lo acompañé a los países donde fue embajador, Eslovenia, Eslovaquia, Turquía, República Checa, descubrí a un papá maravilloso, hoy en día nos lo pasamos bomba, hablamos todos los días, es mi fan número uno de todas mis locuras y yo soy fan del genio que es este señor”.

Vio a los congresistas de Estados Unidos aplaudiendo de pie a su papá, dándole una medalla y el título de ‘Mejor Policía del Mundo’ y fue testigo de los elogios de la fiscal Janet Reno, “pero ese orgullo por mi padre suponía a la vez una carga para un empresario independiente como yo, que debía examinar bien cuando me hacían una propuesta, pues solían acercarse a mí para dañar a mi papá”.

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Contrario a muchos niños, no soñó con ser policía: “Que me dijeran qué hacer y qué no, no es lo mío, a mí no me manda nadie, soy indomable”. Su padre le decía ‘El Turco’ porque siempre que le regalaban relojes o ropa, Franz se los vendía a los guardaespaldas, y pintaba y vendía cuadros.

A sus 16 años ya tenía en su cuenta bancaria dinero por sus negocios, como la comisión que logró al concertar una cita entre un empresario, amigo de su padre, y un miembro de la Ford que llegó a Colombia y a quien el primero le alquiló unas bodegas. A los 19 abrió una joyería, que debió cerrar “para evitar encontrarme gente con la cual el hijo del ‘Mejor Policía del Mundo’ no podía estar”. Con su dinero se pagó su curso de modelaje en la agencia de John Casablancas, su familia no pudo evitarlo, tampoco que se convirtiera en el primer Míster Colombia y que representara al país en Turquía, en 1996, en un concurso transmitido por TV a 200 millones de personas. No ganó, pero lo reconocieron como el Mejor Modelo y se quedó trabajando para una marca de camisas.

Se graduó de administrador de empresas de la Universidad Javeriana y estudió publicidad en la Tadeo Lozano. Cuando su padre asumió desde la Policía de Antinarcóticos y la dirección general de la Policía, la labor de acabar con los carteles de la droga, recuerda Franz: “Asistíamos semanalmente al entierro de alguien cercano. Vivíamos amenazados y yo me escapaba de mis guardaespaldas”. Pese a todo, admira a su padre, “sencillo, criado por su mamá; inteligente, mi abuelita Lola vendiendo telas le pagó el mejor colegio de Vélez, Santander. Anduvo descalzo, llegó con esfuerzo a la policía y con honestidad y tenacidad, logró ser reconocido mundialmente”.

A Franz la vena estética le viene de su madre, Hilde Marie Evers, “Ella pintaba y bordaba y yo dibujaba lo que hacía”. Admira “la tenacidad de esta mujer de acero con sensibilidad artística y carácter maternal, nacida en Hamburgo, que tras la Segunda Guerra Mundial llegó a Barranquilla con mi abuelo piloto de la Scadta. Estudió en el Colegio Alemán y fue profesora de kínder. En medio de amenazas, mamá era quien nos protegía a mis hermanos y a mí —cargaba pistolas—, mientras papá capturaba narcos”.

De los 14 a los 30 años, Franz vivió escoltado, “los enemigos de mi padre encontraron en mí su punto débil, los atentados de secuestro y asesinato contra mí no fueron uno ni dos, como lo contaré en un libro. Él me pedía que no saliera, ‘No voy a cambiar mi vida por tu profesión’, le decía yo. Atentaron contra mí en Bogotá, Cartagena, Miami y Milán”.

Franz salió del país en 1994. Ha vivido en EE. UU., España, Italia, Turquía, Arabia Saudita; tiene nacionalidad alemana, colombiana y española, y hace nueve meses vive en Italia. Por la pandemia debió decidir si se regresaba a España para estar con su hijo —el que tuvo con Pepa, hoy su mejor amiga—, o se quedaba en Italia, “como soy hijo de General y los generales no dejan a su ejército tirado, me quedé con mi equipo de Sesderma en Milán y la marca vendió más que antes”. Hoy el General Rosso José, abuelo feliz, deportista activo a sus casi 78 años, aplaude, orgulloso, a su hijo, el General esteta.

En datos

  • Franz Serrano, quien en unos meses cumplirá 50 años, salió de Colombia a los 21.

  • El sueño de ser padre
“Pepa es la mujer de mi vida, me ayudó a cumplir el sueño de ser padre, mi mejor amiga, mi familia”.

  • Nuevo amor
“Me enamoré en Italia y me enamoré de Italia”, dice y en una foto suya con su pareja en su Instagram @franzserranoe escribe: “Un regalo que me tenía #Roma”.

  • Juventud

Una de las razones por las que fue escogido en el cargo de Sesderma, es por la juventud de su piel. “Hago una exposición mínima al sol con protección solar 50 en cara y cuerpo. Utilizo serums, contorno de ojos, cremas hidratantes, bebo muchísima agua, me alimento bien, duermo mínimo ocho horas diarias y medito. No bebo licores fuertes (vino, sí) ni trasnocho”.

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