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La cosecha y los frutos en la carrera de Angie Cepeda

1 de julio de 2012 Por: Meryt Montiel Lugo | El País

Es la actriz que por estos días llama la atención de los colombianos y de los medios de comunicación, porque está de regreso a la televisión nacional, luego de 15 años de ausencia, con su papel de Regina, la amante de Pablo Escobar en ‘Escobar, el Patrón del Mal’, el espacio con más rating en el país.Pero no sólo por eso. También, porque trascendió en el programa de chismes La Red, del Canal Caracol, su molestia por el artículo que sobre ella escribió el periodista Simón Posada Tamayo en una revista nacional.A manera de carta pública a Angie, el también escritor empieza el artículo confesando que la “odió” por no haberle dado la entrevista en la fecha programada, que lo despachó diciéndole que ese día (sábado) no quería hablar y que no deseaba que él estuviera en la sesión fotográfica para esa misma revista porque iba a posar en ‘panties’. Para el comunicador su poca química con la actriz costeña se debió a que “Angie Cepeda es una persona que está acostumbrada, como todos los artistas de este país, a responder frases de cajón, frases sin historias, frases planas, frases como de comunicado de prensa... entonces fue bastaste aburrida la entrevista”. Y él, sostiene, le gusta escribir como los gringos, con base en la riqueza de los detalles y Angie no se los proporcionó.El encuentro de la actriz con el escritor resultó según él, “poco interesante”, a tal punto que, cuando quiso empezar a escribir, no tenía por dónde empezar porque “ella no me dio los datos, no porque no quisiera sino porque no los tenía o no les prestó atención. No hubo química, es como cuando uno sale con alguien y al otro día no quiere saber de esa persona y dice, ¿porque yo invité a ese vieja a comer? ¡Qué pereza! Eso me pasó con Angie”.Lo cierto es que, para algunos periodistas, Angie ya no es la misma chica espontánea, asequible, extrovertida, divertida de años atrás. Hoy se muestra muy reservada, poco simpática y a veces hasta deja ver su molestia por algunas preguntas que le hacen los comunicadores.En cambio, para otros, sigue siendo la misma mujer sencilla y agradable que se robó el corazón de los colombianos en los 90 con sus papeles en Candela o Las Juanas.Actriz de grandes quilatesLo que pocos niegan es que Angélica María Cepeda Jiménez sea hoy una buena actriz. Lo reconoce el mismo Posada. Su papel en ‘Escobar’, dice, me ha parecido bueno al igual que otros papeles que le he visto en el cine como Pantaleón y las Visitadoras, En Coma, Una Hora más en Canarias. “Controla muy bien su acento: Puede hablar argentino, español de España, costeño, tiene un control del acento muy curioso”, sostiene Posada Tamayo. Quien la dirige en ‘Escobar, el patrón del mal’, el realizador caleño Carlos Moreno destaca su técnica, su buen manejo del silencio, que dice, muchos actores en Tv. tienden a eliminarlo y eso es fundamental. “Es generosa en su actuación y con sus conocimientos como actriz, tiene mucha fuerza en escena y derrrocha carisma”, agrega Moreno. Con fama de pocos amigos en la ciudad de Bogotá, pues prefiere estar sola o rodeada de sus hermanas (Ivette y Lorna) y de sus sobrinos, compañeros de set como Toto Vega (Santorini en ‘Escobar’) niegan que ella, por el hecho de tener reconocimiento en España o Italia tenga pretensiones o ínfulas de estrella. “Es imposible no ver la dimensión de su excelente trabajo y los logros de su importante carrera, pero en escena es una trabajadora más, dispuesta a probar, a intercambiar ideas y a trabajar en equipo”. Moreno la describe como una mujer magnética, graciosa, divertida, dulce, tranquila, respetuosa, sexy “y ni tan habladora y extrovertida como parece”.Camino de ascensoComo la gran mayoría de actrices colombianas, Angie comenzó siendo modelo (fue Chica Águila, imagen del calendario Sueños), presentadora (Persiana Americana), hasta que le llegó la oportunidad de protagonizar la telenovela Candela, con Víctor Mallarino (1995).Su actuación intuitiva, ese cuerpo curvilíneo, su alborotada cabellera castaña, sus ojos grandes y a esos labios generosos le bastaron para conquistar a la teleaudiencia, que dos años más tarde se enloqueció con ella y otras cuatro actrices más en la telenovela ‘Las Juanas’ (personajes cuyo sello familiar era un peculiar lunar con forma de pescadito en los glúteos).Con el papel de Juana Valentina, ella al igual que sus otras compañeras, las otras Juanas, merecieron un India Catalina (colectivo) a Mejor Actriz. Gracias a la telenovela su rostro también se hizo popular en países como Perú, Ecuador, Argentina y Venezuela.Relata Carolina Sabino que en una ocasión, promocionando Las Juanas en Venezuela, se acumuló tanta gente en el lugar donde se hallaban, que los guardaespaldas las debieron sacar a todas cargadas. “Yo era la más pequeña en estatura y en edad, dice riendo Carolina, y Angie, mientras nos llevaban cargadas sólo gritaba ’¿Y Caro, y Caro?’ Ella pensaba que me iba a perder en medio de tanta multitud, que me había llevado la oleada de gente”.De esta manera Carolina ilustra lo buena amiga que ha sido Angie, aunque hoy sean pocas las oportunidades que tienen para compartir. “Comprensiva, generosa, es de esas amigas que siempre van a estar ahí, de esas amigas entrañables”.El éxito de Las Juanas la llevó a protagonizar telenovelas en Perú al lado de galanes como Cristian Meier y Salvador del Solar, producciones con buen rating que le representaron buenas ganancias, pero que despertaron las protestas de actores de ese país por su salario de estrella. “No tengo la culpa que la Tv. peruana acepte mis condiciones y me quieran manterner ahí”, se defendía ella.Angie, la que un día le reveló a su colega Susana Torres (otra Juana) su deseo de llegar a ser como Meryl Streep, tuvo desde muy joven una meta clara: trabajar arduamente para poder estudiar y dedicarse al cine.Con Pantaleón y las Visitadoras del peruano Francisco Lombardi, donde hizo de prostituta, la cartagenera logró trascender. Se rumoró en ese entonces (1999) que la actriz cobró cerca de $560 millones por realizar el desnudo en ese filme. Y así como le llovieron halagos de especialistas de cine y propuestas de directores internacionales por su actuación, belleza y exuberancia, también le llovieron las críticas por “esa secuencia de sexo tan extensa y casi explícita”, “por esas escenas que rayan en la vulgaridad. ¿Necesitaba Angie llegar a tan crudo destape para cimentar su carrera internacional?”.Sintió miedo entonces de que la encasillaran como símbolo sexual y confesó incluso que la acomplejó ser sexy, tanto que por un tiempo, rechazó papeles que consolidaran su imagen de mujer fatal. Angie no se dejó vencer de sus miedos ni de las críticas. Sus ahorros de muchos años los invirtió en estudios de actuación en EE.UU. y España con renombrados maestros como Eric Morris (Jack Nicholson pasó por sus manos) o Juan Carlos Coraza (el mismo de Margarita Rosa de Francisco). Y empezó a tocar puertas que pronto se abrieron gracias a su técnica, disciplina y ese ángel que la envuelve.Fue ganando prestigio con títulos como Amor en Alquiler, Oculto, Una Hora más en Canarias (donde trabaja al lado de su gran amiga Juana Acosta), El Muerto, El Mal Ajeno, Il Paradiso All Improvisos .Hoy, esta leo que domina el inglés, se codea con productores como Alejandro Amenabar (Mar Adentro); directores como Antonio Hernández o colegas como Laia Marull (ganadora de dos premios Goya). Ha disfrutado de la hospitalidad de Francis Coppola que le ha preparado con sus propias manos pastas napolitanas. Es invitada especial de festivales de cine en España, Italia o Alemania (en la Berlinale de 2010 llamó la atención de los fotógrafos por su desparpajo). Ella está segura que a donde va cae bien por su calidez y extroversión. Pero también sabe que no es monedita de oro para tener ‘química’ con todo el mundo.

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