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Inicia el año del Gallo chino: aquí algunas supersticiones y curiosidades

Según la tradición, los nacidos en el Año del Gallo son sabios y sociables, además de atractivos y con buen sentido del humor. Conozca más de este año que inicia este sábado.

21 de febrero de 2017 Por: Redacción de El País

El Año Nuevo Chino comienza este año hoy, 28 de enero, debido a que el sistema tradicional es lunar y la fecha varía, y viene bajo el signo del Gallo en el horóscopo animal chino.

Según la tradición, los nacidos en el Año del Gallo son sabios y sociables, además de atractivos y con buen sentido del humor. Pero también pueden ser enamoradizos y un punto arrogantes, debido a que alcanzan el éxito con frecuencia.

Centenares de miles de tiendas por todo el país venden objetos con figuras de gallo, desde siluetas y muñecos de cartón para colgar, hasta pequeñas cerámicas y todo tipo de objetos de uso cotidiano con un dibujo de este animal.

Aunque la modernización y la urbanización están cambiando muchas de estas tradiciones y supersticiones, otras se han incorporado a la vida contemporánea con toda naturalidad y son, como todo ya en este país de cerca de 1.400 millones de habitantes, objeto de un enorme negocio.

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Buscando el 8 y el 9

En este sentido, una de las supersticiones chinas más llamativas para el extranjero es la de los números, y también la que acaba generando más situaciones curiosas y oportunidades de negocio.

Y es que diversas cifras tienen pronunciación similar a conceptos positivos o negativos en mandarín. Así, el número 2 se pronuncia casi igual a “ser tonto”, el 4 se parece mucho a “muerte”, el 6 a “las cosas van bien”, el 8 a “riqueza” y el 9 a “longevidad”.

Por ello, y a pesar del enorme salto de desarrollo que ha dado el país en las últimas décadas, saliendo del atraso, la pobreza y el analfabetismo, cientos de millones de chinos evitan o buscan esos números en la vida diaria.

La vieja superstición se ha convertido en costumbre diaria, más allá de niveles educativos y clases sociales. Así, Mina Lei, una joven estudiante universitaria de Pekín, explica lo que ocurrió a sus padres, ambos ingenieros, cuando compraron su actual apartamento en la capital: “Podían elegir dos apartamentos en el mismo edificio, uno en el piso 14 y otro en el 18. Y eligieron el del piso 18, sin dudarlo”.

Es bastante frecuente encontrar que los edificios no tienen piso 4, pero tampoco el 14 o el 24. Si es un edificio en el que se considera probable que puedan residir inquilinos extranjeros, con frecuencia tampoco hay piso 13 (una tradición importada de Estados Unidos). Al final, el cuadro de botones del ascensor de un edificio puede ser bastante curioso.

La huida del número 4 hace también que en algunas calles se haya colocado una pequeña tapia enfrente de la puerta que lleva ese número para que no lo vean los viandantes que pasan.

Los quioscos de prensa también venden tarjetas telefónicas y colocan grandes carteles con los números disponibles. 

Evidentemente, los compradores prefieren -o evitan- los que más números 8 o 4 tengan. Así, un número de móvil con varios 8 puede ser más caro y uno con varios 4 más barato e incluso gratuito. 

Lin, una habitante de la capital, no cree en estas supersticiones y aceptó un número de móvil con tres 4 a cambio de una jugosa compensación en volumen de llamadas y de consumo de datos.

La boda, un dilema numérico

Estos episodios llenan la vida diaria, especialmente en el lado romántico. Un hombre no regala las rosas (u otra flor) por docenas, sino que lleva a su amada 9, ó 99, ó incluso 999 si tiene dinero para derrochar e inundarla de flores. El objetivo es simbolizar el deseo de que el amor dure mucho, mucho tiempo.

Otra posibilidad son las combinaciones de números. Por ejemplo, muchos chinos se casaron en fechas clave, como 8-8-2008 o 9-9-2009, en un intento de convocar la riqueza o la longevidad para su matrimonio.

Otras fechas que fueron  preferidas para los matrimonios fueron el 4 de enero de 2013 o el 3 del mismo mes de 2014, ya que 1314 o 1413 en chino se pronuncian de forma parecida a “toda la vida”.

Además, muchas parejas se casan a las 5 y 20 de la tarde, porque 520 en chino suena muy parecido a “te quiero”.

En una sociedad donde ser soltero antes era casi un estigma, en los últimos veinte años el aumento del individualismo ha desarrollado el ‘Día del Soltero’, inicialmente una iniciativa de un pequeño grupo de estudiantes de la Universidad de Nankín que se ha extendido por todo el país, especialmente entre los más jóvenes.

Con el 1 con símbolo de la individualidad, el 11 de noviembre, el 11-11, es ahora el día extraoficial para cientos de millones de chinos.

Bajo el eslogan comercial del ‘Día del Soltero’, Alibaba, el gigante chino del comercio electrónico, ha convertido esa fecha en una gran campaña de ventas por internet, con enormes descuentos y ofertas, hasta el punto de que ha superado al “viernes negro” estadounidense en volumen de negocio generado.

En la última edición, el 11 de noviembre de 2016, el Día del Soltero generó en Alibaba compras por valor de 17.800 millones de dólares, en una auténtica fiesta de descuentos y compras que cada vez se extiende más a nivel global.

Ser rico no exime de estas supersticiones: a finales de septiembre, la firma china Bridge Capital y su socia Australian iProsperity Group, compraron un edificio emblemático en Sidney con vistas a su famosa bahía para reconvertirlo en apartamentos y un hotel de lujo. El precio de la operación no fue posiblemente el más bajo, pero sí el más propicio para que llevara los mejores auspicios a un negocio chino: 88.888.888,88 dólares australianos (casi 67 millones de dólares). Todo con tal de tentar a la buena suerte.

Hasta en el carro

La riqueza trajo a los chinos una fiebre automovilística y, desde hace años, este país es el mayor mercado de coches del mundo. Por ello, no es extraño que los chinos, tan amantes de sus vehículos, hayan extendido la locura de los números a las placas de matrícula.

El fenómeno puede alcanzar casos extremos, como el de la subasta de placas de matrícula con cifras "propicias" que tuvo lugar en noviembre pasado en la sureña provincia de Cantón, y en la que se pagaron 3,2 millones de yuanes (464.000 dólares) por la placa ‘V99999’.

Pero también puede jugar malas pasadas, como le ocurrió a un conductor apellidado Liu de una provincia rural que pagó 30.000 yuanes (4.350 dólares) por una placa con cinco “ochos”, convencido de que le traería buena fortuna en la carretera.

Y lo que le trajo fueron paradas continuadas por parte de policías de tráfico sospechosos de que una cifra tan especial fuera producto del fraude, por lo que requerían ver la documentación oficial del automóvil. En pocos meses Liu fue parado en ocho ocasiones por los agentes.

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