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Implicaciones del TLC con Estados Unidos en la TV colombiana

Menos producciones nacionales verán los colombianos los fines de semana en el horario triple A. Críticos de televisión cuestionan la polémica cuota de pantalla.

14 de mayo de 2012 Por: Redacción de El País

Menos producciones nacionales verán los colombianos los fines de semana en el horario triple A. Críticos de televisión cuestionan la polémica cuota de pantalla.

Con la ley de implementación del TLC 1520 del 13 de abril de 2012 pasó la norma que directores, libretistas, productores y actores se temían, se redujo la cuota de pantalla, es decir, la participación de producciones nacionales en horario triple A, a un 30%, los sábados, domingos y festivos entre las 10:00 a.m. y la medianoche. Eso significa que los televidentes verán más producciones extranjeras o ‘enlatados gringos’, que telenovelas y series de exportación.El actor Róbinson Díaz afirma que “más de 15 mil personas dependen de la televisión nacional y el país no tiene la capacidad tecnológica para competir ante la llegada de producciones extranjeras”. Por su parte, la actriz Diana Ángel considera que a través de esta norma, “el patrimonio cultural se verá maltratado”. Así también lo cree Paulo Laserna, ex presidente del canal Caracol, empresario y periodista. Él explica que “ahora será mucho más rentable para un canal, sacar películas gringas de esas grandes producciones o telenovelas extranjeras con un costo muy barato, comparado con las novelas, realities o programación colombianas. Mientras que hacer una telenovela nacional cuesta una fortuna, en el orden de $8.000 a $10.000 millones, un programa extranjero vale la cuadragésima parte de esa cifra y una película un poco más, pero igual es más barato”.Según Laserna, la situación es preocupante, porque mientras hoy se puede hablar de una televisión latinoamericana que está colombianizada, dentro de poco podemos perder ese imperialismo colombiano cultural, “cuando los canales decidan irse por lo más rentable, se irá perdiendo no solamente la industria que era tan exitosa, sino la identidad colombiana, algo muy marcado hoy en día, gracias a que hay una producción de identidad cultural popular, las novelas son cultura popular, pero en este país nadie defiende esto”.En eso coincide Mario Morales Rincón, director de la especialización en Televisión de la Universidad Javeriana, quien asegura que “a este gobierno la televisión parece no importarle y a los canales solo como un negocio. Esa decisión de disminuir la cuota de pantalla es de negociantes y de espaldas al sector”. Morales insiste en que esta norma terminará de “desestimular la producción nacional, que ya es pobre los fines de semana, porque es más barato comprar enlatados para esos días en los que la audiencia baja. Ahora además desaparecerán narrativas que tienen que ver con lo nuestro. Esta modificación de la cuota de pantalla afecta toda la cadena de producción, pero también la de recepción que ya tiene pocas opciones en el prime entre semana”.Algunos críticos y analistas de medios como Germán Yances son positivos frente a esta norma: “En general, veo que la televisión colombiana viene jugando desde hace años en las grandes ligas y no va a renunciar al negocio de la producción”.Yances, director (e) del Archivo de Bogotá, dice que hay que tener en cuenta que la demanda de contenidos internacionales la satisface el televidente en la TV por suscripción, y en los canales colombianos busca contenidos nacionales. Y que la industria de la televisión se divide hoy en dos negocios paralelos y complementarios, la emisión y la producción. “La producción de programas es un negocio fuerte y muy rentable, que atiende demandas tanto del mercado nacional como internacional; en consecuencia, no creo que en las condiciones actuales un canal decida dedicarse a la emisión y renuncie a participar en el negocio de la producción”, asevera Yances.“Con la cuota de pantalla podría suceder lo que con el dólar hace años, que la tasa de cambio era fijada día a día por el Banco de la República y cayó casi a la mitad cuando fue liberalizada, y desde entonces flota entre $1.750 y $1.950. Si el Estado hubiera mantenido el control de cambios, es muy posible que el dólar rondara hoy los $4.000”, explica. No obstante, dice, “no hay que descartar del todo que un canal decida estructurar su negocio en un modelo de supervivencia y le apunte a trabajar con costos bajos y utilidades bajas, como funciona el Canal Uno”.

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