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Fito Páez cuenta detalles de su vida y del regreso a Cali en los 30 años de 'Giros'

El ídolo agentino Fito Páez, que pronto estará de concierto en Cali, habla sobre sus letras, su fuente de inspiración y sus amores. La cita es el 11 de junio.

29 de mayo de 2016 Por: Isabel Peláez | Reportera de El País

El ídolo agentino Fito Páez, que pronto estará de concierto en Cali, habla sobre sus letras, su fuente de inspiración y sus amores. La cita es el 11 de junio.

Fito Páez nos enseñó en los años 80 que después del amor solo existe el amor; que a veces es mejor estar al lado del camino en tiempos egoístas y mezquinos, en tiempos donde nadie escucha a nadie; que dar es dar y no hay que pedir el vuelto. Y nos puso a girar bajo el sol con el ritmo de una mariposa technicolor. 

Este argentino nos dijo “que no todo está perdido, ¡che!”, nos llevó a su Circo Beat, y nos invitó a rodar y a rodar la vida,  nos dio en La Despedida la mejor carta para sepultar un jazmín que ya no perfuma  y la mejor bienvenida en ‘Un Vestido y un Amor’.

Ese argentino, o mejor rosarino, estará con su  tic rítmico del cuello siempre  a tono con el de pisar los pedales del piano, el próximo 11 de junio en  el Estadio de Softball de Cali, tras 11 años de ausencia en esta ciudad. Así, este cantante, compositor, músico, cineasta, guionista y novelista  celebrará el trigésimo aniversario de la producción ‘Giros’, que impulsó su carrera en la escena del rock.

Conozca todos los detalles de su próximo concierto en Plan Ciudad.

Ese melancólico que una vez dijo que el asesino de su abuela  se parecía a Joe Pesci y lo conocía de la secundaria, no terminó la secundaria después de que anunciaran que mataron a John Lennon. El mismo que con humor cuenta  cosas como que  tuvo un gato gay, Coco,  al que le gustaba oír la ‘Noche transfigurada’ de Schoenberg y  que dormía sobre su piano.

Rodolfo, que  fue capaz de lo que muchos llaman una hazaña, grabar un disco con Joaquín Sabina, tiene  23 álbumes de estudio; entre los que se destacan  además de ‘Giros’, ‘El amor después del amor’ y ‘Circo Beat’, además de 4 álbumes en directo y 13 discos recopilatorios. 

Alumno juicioso de Charly García, fue tecladista en su álbum Piano Bar y ha ganado cinco  premios Grammy Latino, un  Carlos Gardel y tres  Kónex.

¿Qué trae para su show en Colombia?

[[nid:540583;http://contenidos.elpais.com.co/elpais/sites/default/files/imagecache/270x/2016/05/giros-fito-paez.jpg;left;{‘Giros’ es considerado uno de los álbumes más emblemáticos de su carrera. Fue editado en 1985.}]]

Estamos camino a Colombia en muy pocos días y allí vamos a presentar ‘Giros’ en su aniversario número 30, vamos a tocar todo el disco en su orden y con los arreglos originales de las canciones.

¿Cuál es el recuerdo más grato que tiene de nuestro país?

Muchos, son tantos años que es un volver a casa siempre ir a Colombia, es un lugar con un tremendo  swing y siento siempre una gran calidez de la gente.

¿Qué giros ha dado su vida y en qué momentos cruciales?

Muchísimos, ¡Imagínate en 53 años! Si habrá dado Giros!

¿Qué significó ‘Giros’ en su vida?

Fue maravilloso hacer este álbum. Nadie sería quien es sin su pasado a cuestas. Estoy muy orgulloso de él, sobre todo de sus errores y de sus contactos inconscientes o atávicos con ideas y canciones que marcaron un norte que no era mío, sino de un grupo grande de gente. Hoy celebro 30 años de este álbum, de su letra, de su música y de sus seguidores.

Con los años lo que vemos es que la música en sí misma es un diamante, cada vez menos parafernalia y más concentración en la partitura.

¿Quién es su cable a tierra?

La música, mis amigos, mi chica, mis hijos,  una películas, tantas cosas pueden ser un cable a tierra, según el momento.

¿Cuál fue su mayor exceso en los años 80?

No tuve grandes excesos, era una vida loca hermosa la que llevábamos todos, no hablaría de excesos, yo recuerdo un hervidero de lugares donde se juntaba gente maravillosa a mostrar lo que amaba, a compartirlo y a disfrutar de todo como si fuera el último día, después los 90 hicieron lo suyo y la cosa cambió bastante. Los 80 fueron años de locura hermosa y de muchas expresiones maravillosas, lo recuerdo así.

¿Y sí logró cumplir aquello de ‘Alguna vez voy a ser libre’?

De alguna manera sí, mirá, con la música por ejemplo, siempre tuve la enorme suerte de poder grabar los discos que quise grabar y de poder tocar la música que quise tocar... en un punto esa libertad en la música ha sido y es fundamental para mi.

Dice que fue muy mimado, ¿quién lo mima ahora?

Sí, fui muy mimado, y lo soy aún hoy, vivo rodeado de chicas, el equipo de trabajo que tengo es de mujeres. Todas me cuidan y me miman de alguna manera. Me miman mi novia, mis hijos... mis amigos y mis amigas, me mima el público cada noche en los conciertos.

¿En qué se inspiró para su primera canción? ¿Qué lo llevó a componer a los 22 años ‘Yo vengo a ofrecer mi corazón’?

No lo sé, las canciones llegan así de una manera misteriosa que no se sabe muy bien dónde se originaron ni por qué sucede lo que sucedió luego con cada una.

¿Cómo fue su primer contacto con el piano?

Fue una noche, era chico, mi padre y mis tías estaban viendo una novela de suspenso/terror argentina. Fui a buscar la llave del piano de mi madre y empecé a tocar acordes terroríficos para musicalizar las escenas que estábamos mirando allí en familia en la tele, ese es el primer recuerdo que tengo tocando el piano.

¿Si no hubiese sido músico, qué entonces?

No lo sé, ni me lo puedo  imaginar tampoco.

¿Pensó alguna vez en dejar la música?

 La música, la literatura, cantar o hacer cine son situaciones que te alejan de la cárcel o del manicomio. Nadie quiere escaparse de eso. Es un útero benigno, siempre querés volver.

Si  la música lo aleja de la cárcel y del manicomio, ¿a qué lo acerca?

 La música forma parte de mi vida,  del día a día. Yo estoy haciendo música o escribiendo todos los días... no me programo para tocar en algunas ocasiones,  o para grabar en algún momento. Grabar y tocar es algo de cada día... hay una historia que siempre se repite en mi vida y es la misma... un flaco solo,  dentro de una habitación sentado al piano... tocando y viendo que es lo que le trae ese día la música... Ese vínculo es sagrado, y es siempre así desde hace años. Ahí esta todo.

¿Qué queda después del amor?

El amor.

¿Qué piensa del silencio?

El silencio puede ser hermoso cuando viene del público, porque refleja respeto y escucha atenta. La neura moderna nos hace vivir a todos escuchando el sonido de nuestra propia voz. Hay que aprender a vivir con este. Pero a veces hay que gritar. Los silencios  también se cantan, forman parte del swing. 

¿Cuál ha sido su momento más productivo artísticamente?

 Recuerdo años después de Circo Beat, que fueron una paliza, quedé unos años yermo, haciendo muchas cosas sin sacarlas y a los 50 me agarraron unas ganas de hacer cosas...

¿Cómo salirse de la zona de confort en la música?

¿Y para qué? Si el confort es bueno.  Te ayuda a estar conectado, a que no haya obstáculos para que te sientes al piano a tocar cuando te de las ganas y las veces al día que quieras hacerlo. Para mí la  música es algo cotidiano, la búsqueda de la música y las canciones también.

¿Qué proyecto viene ahora en cine?

Estoy trabajando hace bastante en una nueva película y espero que podamos filmarla en un año en lo posible.

Un sueño por cumplir....

Un sueño podría ser la próxima película y el próximo disco,  siempre lo que voy a hacer es lo mejor. Ver crecer a mis hijos bien, es una realidad y a la vez es un deseo y un sueño,  que crezcan  bien. 

Nos enteramos que Fito Páez lleva años planeando con sus colegas  Andrés Calamaro y con Vicentico la creación de una banda que interprete  cumbias, un género  que les apasiona a estos roqueros, dicho por ellos mismos: “El país donde más quieren a los argentinos”.

Rodeado de mujeres

[[nid:540584;http://contenidos.elpais.com.co/elpais/sites/default/files/imagecache/563x/2016/05/ep001129868.jpg;full;{Cecilia Roth fue protagonista de la película de Fito Páez ‘Vidas Paralelas’. El músico también dirigió ‘¿De quién es el portaligas?’ y escribió la novela ‘La puta diabla’. Foto: Especial para El País}]]

Mujeriego, romántico o bohemio, en la vida de Rodolfo Páez Junior las mujeres han sido esenciales, empezando por su mamá, Margarita Zulema Ávalos, pianista concertista, profesora de aritmética y álgebra, casada con Rodolfo Páez, empleado de correos.   

Fito nació  el 13 de marzo de 1963 en la calle Balcarce 861 en el centro rosarino, allí donde su madre tocaba Brahms y Liszt en el piano de concierto de la sala.  Tan solo ocho meses después de haber dado  a luz a Fito, a los  33 años de edad,   ella falleció, tras padecer cáncer de hígado.  La crianza de Rodolfito quedó en manos de su padre y  de su abuela paterna Delia Zulema Ramírez, viuda de Páez, a quien él  llamaba  Belia, y de su tía abuela, Josefa Páez. Del primer amor se sabe que lo halló en la secundaria, a los 14 años, cuando ya lucía gafas por la miopía. Con Miriam, compañera de curso, se paseaba de la mano por el  Parque Urquiza de Rosario.  Luego sus musas lo trasladarían a otros entornos geográficos, como aquellas que inspiraron frases como: “Algo de vos llega hasta mí, cae la lluvia sobre París”. “Si alguna vez me cruzas por la calle, regálame un beso y no te aflijas”. “Si ves que estoy pensando en otra cosa, no es nada malo, es que pasó una brisa”.    Con  canciones como ‘Un vestido y una flor’  no solo logró que una novia suya lo perdonara después de irse de farra con sus amigos, sino que se quedara 11 años a su lado. Pero si hay un amor genuino en la vida de Fito, del que  ha sacado más inspiración, ese es el piano.   Ese al que aprendió a arrancarle acordes en el Instituto Scarafía al frente de su casa, allí donde  memorizaba los  movimientos de los dedos de su profesor ucraniano (el mismo  que le enseñó a su mamá), haciéndole creer  que leía las partituras.   Pero cuando las obras clásicas a ejecutar se hicieron más complejas, este se  percató de la astucia de Páez y lo echó.  El 9 de diciembre de 1980, su abuela Belia lo despertó con   la noticia de que en la radio difundían el asesinato de John Lennon.  Ese día, Páez tenía un par de  exámenes en el colegio, que  aún debe para obtener el título de bachiller. Pero si hay algo que marcó la vida y la carrera de Páez es la noticia que  recibió, estando de gira por Brasil, el  7 de noviembre de 1986: sus abuelas habían sido asesinadas en Rosario por un psicótico bajista frustrado, Walter De Giusti.    Suspendió sus giras y regresó a su ciudad, aunque, debido al gran impacto mediático que provocó sobre él, tuvo que huir a unas islas en Tahití donde compuso el trabajo más  visceral de  su carrera, ‘Ciudad de pobres corazones’, del que una vez dijo “el disco es un bajón, pero loco sería que no fuera así”. “En esta puta ciudad todo se incendia y se va, matan a pobres corazones, matan a pobres corazones... Maldito sea tu amor, tu inmenso reino y tu ansiado dolor. ¿Qué es lo que quieres de mí? ¿Qué  es lo que quieres saber? No me verás arrodillado, no me verás arrodillado”, cantó desde su dolor, ese que también exorciza con letras positivas.  Para eso no le ha faltado inspiración, gracias a sus varios matrimonios. Con Fabiana Cantillo fue pareja  de 1983 a 1990, con  Cecilia Roth de 1992 a 2001 y con Romina Ricci de 2002 a 2005.  Con esta última tuvo en 2004 a su hija Margarita, y de 2012 a 2013 estuvo  con la periodista Julia Mengolini.  Fabiana es un amor que le debe a su maestro Charly García. Cuenta ella que realmente quería ser “la mina (novia) de Charly, pero el ‘pelotudo’ no me eligió. Salí con Fito porque Charly ‘no me daba bola’. Fito era un tipo tranquilo que tocaba folclor.  Él se cuidó, yo no. Yo fui muy reventada. Por todo eso, él ahora tiene plata y yo no tengo un mango”. A Roth la conoció el 11 de febrero de 1991, en una fiesta de disfraces en José Ignacio, Uruguay.  Ocho meses más tarde se anunció el divorcio de la actriz y su relación con el roquero se hizo pública.   Con ella adoptó un niño, Martín, y le dio el papel principal de su ópera prima como director y guionista de cine, ‘Vidas privadas’, un filme que habla de  la última dictadura militar argentina.   Pero finalizado el rodaje, Roth declaró: “No sé si eso se va a ver en la pantalla, pero lo que sucedió entre nosotros fue muy chocante. Jugábamos con fuego y afloró lo más visceral de cada uno”.  Jamás volvieron a convivir bajo el mismo techo.   Pese a ello, Fito solía decir, ya separado de Roth: “Que me pregunten por Cecilia no me importa: es una mujer excelente y la madre de mi hijo. Eso te lo puede decir cualquier amigo”. En 2002 se anunció la separación y había rumores ya de que el músico  estaba de romance con  Dolores Fonzi, a quien le compuso ‘Bello abril’, pero al final se dijo que fue solo platónico: “Nos pasan tantas cosas en la vida que si aparece el sol hay que dejarlo pasar”, dice la letra.  Con Romina Ricci, una actriz 15 años menor que él, quien salía de una ruptura matrimonial, al igual que Fito, sí hubo más que un abril. Viajaron juntos a Bariloche y México. Sin embargo no tardaron los rumores de separación.  En  2004 Fito le hizo un homenaje a sus mujeres con ‘Mi vida con ellas’, un disco doble con 18 canciones grabadas en vivo en distintos recitales, que incluye covers y temas de su autoría.  Allí le canta  a su tía Charito que lo crió, a su amor de los 80 Fabiana Cantilo, a su exesposa Cecilia Roth y  hasta a  Romina Ricci.  También ‘Naturaleza sangre’ fue un disco  inspirado esencialmente en el fin de su matrimonio con Cecilia Roth, con canciones como ‘Oh, nena’, ‘Volver a mí’ o ‘Los restos de nuestro amor’.  Quien también lo ha inspirado es Margarita, su hija con Romina, a quien le hizo una canción que lleva por título su nombre y es la protagonista del vídeo: “Vos me hacés feliz, sabés amar y jugar.   Vos me hacés reír, me hacés sentir fugaz, yo me quiero ir a la luna con vos”. Ha sido esta capacidad para enamorarse y esa determinación por vivir a plenitud incluso los quiebres y dolores del amor, la base de sus canciones. Fito y Sabina 

[[nid:540585;http://contenidos.elpais.com.co/elpais/sites/default/files/imagecache/270x/2016/05/ep001129901.jpg;left;{Fito Páez y Joaquín Sabina siguen compartiendo su pasión, la música.Foto: Especial para El País}]]Rodolfo Páez no ha escatimado al ofrecer su corazón. En su álbum ‘El  amor después del amor’, editado en 1992, convocó  a  Mercedes Sosa, Andrés Calamaro, Charly García, Luis Alberto Spinetta, Fabiana Cantillo, Celeste Carballo y Ariel Rot para que cantaran sus canciones. 

 Hace poco compartió en sus redes un cover que hizo Caetano Veloso de ‘Un vestido y un amor’, lo que demuestra que en su alma no habita el  egoísmo artístico.  Sin embargo, su historia con Joaquín Sabina es un cuento de amores y odios. Calamaro, Enrique Bunbury, León Gieco, consideraron una hazaña que Páez lograra grabar un álbum con Sabina, de quien se ha dicho que es  “difícil de tratar”, por su temperamento variable.    Hicieron juntos ‘Enemigos íntimos’, álbum que  no terminaron de promocionar juntos, pues en las pocas funciones que compartieron (aspiraban llegar a 70) antes de salir a tarima, cuentan que ardía Troya. Dicen que hasta se tiraban copas. Las provocaciones estaban a la orden del día.  “Urge cortar por lo sano, con la gira del verano, y el quilombo (lío) del video. El rol del patito feo no me va, te lo aseguro, y menos el de hombre duro, que a ti te cuesta tan poco”, decía una carta que le escribió entonces el músico andaluz a Fito, con el que se reconcilió públicamente 10 años después.  Tras varias provocaciones del español, que no tiene pelos en la lengua, el argentino respondió en una ocasión: “Joaquín es un mentiroso profesional; es como una novia borracha”.  Sin embargo, como en toda relación, en esta también se vale ‘cangrejear’. “Ven, cabrón, que estoy tocando aquí”,  escribió Sabina en una servilleta durante una visita en 2007 a Buenos Aires y se la envió a Fito Páez.  Fito admitió que, aunque había jurado que no volvería a hacer nunca un disco completo con Sabina,  siempre tuvo “un vínculo de muy buena leche con Joaquín”. “Las cosas se disparataron, pero la verdad es que fue muy sencillo recuperar la amistad. Con la gente de buen corazón, por supuesto, te agarras peleas, como con toda la gente con la que convives; es parte del negocio de la vida”, agregó.  Desde entonces, son frecuentes las colaboraciones entre ellos, sobre todo en presentaciones, ya sea en ‘Baires o Madrid’, como dice el álbum de Fito, en el que también  participó Pablo Milanés. Les gusta cantar ‘Contigo’, de Sabina, canción que entonan mirándose a los ojos durante  la frase “yo no quiero contigo ni sin ti”.  En el libro ‘A vuelta de correo’, que contiene intercambios de misivas entre Sabina y otros poetas, se cuenta que Fito envió  una carta para “acabar con este melodrama de chilindrinas menopáusicas mareadas”. Lo cierto es que Fito es amigo de sus amigos, en sus conciertos lo mismo invita a artistas veteranos que novatos y no hay ritmo que se le resista. Hace poco tocó en el Luna Park junto con la banda mexicana   Los Tigres del Norte.

 

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