Familia, música y otras intimidades que J Balvin le confesó a El País
J Balvin tiene claro el día que supo que lo suyo era la música. Cuando el Niño Jesús me trajo una guitarra, yo ya sabía para donde iba. En su larga charla con El País contó que en ese aguinaldo tocaba canciones de Nirvana y que le quedó gustando tanto que en sus shows toca la guitarra.
Estudió en el Colegio Alcázares, donde montó su grupo de rap, y en su adolescencia vivió en el barrio Conquistadores. Él y yo somos muy unidos, pero muy diferentes. Él es exageradamente extrovertido, yo soy más callada, introvertida, le dijo su hermana Carolina Osorio a El País.
Cuenta que su hermano de niño no fue un ángel. Cuando estaba pequeñito quemó un lote. Eso hasta salió en las noticias. Le dio mucha lidia a mis papás, era muy inquieto en el colegio, hacía muchas bromas. Pero era bueno en inglés. Dice que tuvo una etapa de rockero muy miedosa. Se pintaba las uñas de negro, se vestía todo oscuro.
Se empezó a tatuar desde los 12 años. Y según el propio Balvin tiene ya como 40 tatuajes, y me faltan 1000. Dice que aunque no se arrepiente de ninguno, se cambió el del brazo izquierdo. No porque esté mal hecho sino porque siento que ya esta etapa pasó, ahora quiero tener una sola pieza de arte completa, explica José quien se acaba de tatuar tigres blancos.
En la universidad el panorama no fue distinto. No se concentraba en las clases por estar escribiendo canciones. Aprendió a tocar guitarra y piano y si no hubiera sido músico, habría sido empresario o médico, pues hizo un curso de medicina. A él le gustaban mucho los negocios, pero cuando empezó a estudiar vio que sus inclinaciones iban más por el lado de la música. Se salió de Relaciones Internacionales, no es una decisión fácil de tomar, pero en mi casa lo apoyamos, relata la hermana.
Y confirma lo que dice Balvin, todos le decimos Jose y mi mamá, Josecito. Ella es su polo a tierra, la que lo centra. No ha perdido su esencia, sigue siendo amigo de sus amigos. Prueba de ello es Dj Pope, quien lo acompaña en sus giras por el mundo: Antes de convertirse en pionero del reguetón en el país, también hizo parte de Mdl ( hoy Universidad de la Calle), de rap y música urbana.
Ella admite que su hermano era muy celoso con ella, pero ha mejorado. Él se mantiene de viaje, pero cuando está acá nos mantenemos juntos, hablamos todo el tiempo, y con sus novias suele ser caballeroso, atento, comunicativo, aunque es un poco imprudente.
Otras intimidades sobre Balvin es que le gustan el rap, el reguetón y la salsa. Y es un coleccionista de gorras, chaquetas, jeans y zapatos, pero no le gustan las gafas. Soy más de mostrarle a la gente lo que pasa en mis ojos, no tengo nada que esconder.
Es obsesivo con la figura porque siendo niño sufrió de sobrepeso y eso lo traumatizó. Pero no le gusta hablar de bullying, siento que ese concepto vuelve más vulnerables a los niños, que lo que los adultos debemos hacer es enseñarles a defenderse de manera pacífica. El temor al fracaso te ayuda a ser exitoso, porque no quieres volver a vivir lo que pasaste, explica.
Aún ya grande, Balvin fue víctima de la crítica. Mucha gente no creía en que el reguetón tuviera éxito en Colombia. A ninguno de los nuevos artistas del género urbano en este país le tocó hacer la tarea de abrir camino y coger machete, como lo hice yo, y aunque nadie creyera, tuve que meter el chip que había buen reguetón para rato, y no solamente en Colombia, sino en Latinoamérica, donde sentían que solo en Puerto Rico y Panamá estaba lo bueno.
Dice que lejos de amilanarse, eso lo entusiasmaba. Yo decía: Voy a demostrar que sí se puede, si están Shakira y Juanes en el rock pop, Jorge Celedón, Carlos Vives y Silvestre Dangond en lo tropical, puede haber alguien que represente al reguetón.
Y la prueba de que ha hecho bien la tarea es que los padres de familia, lejos de insultarlo, antes me felicitan, me dicen: Por fin puedo escuchar reguetón con mis hijos y disfrutarlo y no tengo que bajar el volumen o cambiar la emisora.
Según Balvin el reguetón ha evolucionado muchísimo. No hay ninguna canción del género, a nivel comercial, que haya sido número uno en los últimos años que sea grosera. Mis tres temas número uno son un ejemplo de eso: 6 AM es la historia de una buena fiesta, pero no dice groserías ni se habla mal de la mujer; Ay Vamos habla de lo que puede pasar en cualquier pareja, un día nos llevamos bien, otro mal, pero terminamos arreglándonos. Y Ginza es puro reguetón pero no es vulgar sino sensual y sexy.
Dice que eso de las peleas (Tiradera) entre los Caballos (líderes) del reguetón pasó. Eso era en los años 80, esa era la idiosincrasia que manejaban en Puerto Rico y en Panamá. Hoy en día son señores de 40 años, padres de familia, mi respeto máximo para los pioneros, Daddy Yankee, Don Omar, Wisin y Yandel, Tego Calderón, Vico C, han madurado y aprendido y yo aprendo de ellos todos los días. Saben que las letras groseras no tienen un fin positivo.
Ahora, quien dejó de ser telonero, para convertirse en estrella, siente todo el apoyo de la isla de Puerto Rico, soy el único artista de reguetón colombiano que ha cantado en la isla y ha sido una locura, he sido número uno allá. Y es algo muy bonito.