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Extreme Makeover: reconstrucción de corazón

El canal Infinito estrena la segunda temporada de Extreme Makeover Latin América. Un programa que recuerda que la televisión, aunque no lo parezca, sigue siendo mágica.

16 de noviembre de 2013 Por: Redacción de El País

El canal Infinito estrena la segunda temporada de Extreme Makeover Latin América. Un programa que recuerda que la televisión, aunque no lo parezca, sigue siendo mágica.

Hay segundas partes que valen la pena. Y que emocionan como si fueran la primera. Hay segundas partes que no lo son tanto. Porque en el camino del reciclaje lo que ya fue usado empieza a tener un valor distinto. Y entonces todo eso que parece viejo, ya visto, deja de serlo en muchos sentidos. Tal vez sea cierto y la televisión, aunque ya no se reproduzca en cajas barrigonas, sea mágica, todavía lo sea. Hace un parpadeo, cosa de segundos, acaba de ser proyectado en el auditorio del último piso del Museo de Arquitectura de Buenos Aires (Argentina) un resumen de lo que será el primer capítulo de la nueva temporada de Extreme Makeover Home Edition Latin América. El programa, en principio, es más de lo mismo: mientras viaja en un bus, un equipo de expertos en reconstrucción de casas conoce el caso de una familia que necesita de su ayuda; luego ejecutan el milagro: en una semana derriban la vieja edificación y levantan una nueva a la medida de las necesidades de la gente que la habita. Después se van y todos felices. Eso en principio.En Estados Unidos, donde es transmitido por la cadena ABC, el programa se mantiene al aire desde el 2003. En 2008 ganó un premio Emmy y durante varias temporadas ha llegado a ser el espacio más visto por los norteamericanos, yendo en contravía de su preferencia genética por el béisbol, la NBA, el Supertazón, las persecuciones de delincuentes, las malas películas y las comedias tontas.Aunque en su concepción primaria Extreme Makeover es un reality, este no es uno de esos formatos desesperados por esculcar en los escondrijos más oscuros de la condición humana para rentabilizar secretos expuestos en horario triple A. Si bien es cierto que el desarrollo de cada capítulo parte desde un drama familiar, lo que la producción pretende es ofrecer alternativas que ayuden a conjurarlo -o sobrellevarlo-, en vez de agravarlo. Esto, entonces, antes que un show televisivo basado en la explotación de la realidad elemental, es un show sobre realidad solidaria.En la proyección pudo verse: Diego y Telma son una pareja mayor. Y el amor que se tienen es uno de esos tan ciertos que casi puede tocarse en el aire. Pero cuando esos dos se enamoraron ya estaban muy grandes para tener hijos. Así que decidieron adoptar. El día que se les presentó la oportunidad, dos de los tres chicos que necesitaban un hogar eran ciegos. Diego y Telma, electricista y ama de casa, pensando primero en sus corazones llenos que en sus bolsillos vacíos, aceptaron felices. Y como pudieron construyeron una casa para esa nueva familia. Tiempo después, la casa empezó a rajarse como un corazón roto.La de ellos, los Rodríguez, es la primera de ocho casas en Argentina y dos en Chile, que gracias al equipo de Extreme Makeover fue derribada y vuelta a construir. Las historias de esta temporada tienen que ver con dramas tan comunes en Argentina y Chile como en Colombia o Venezuela. O en Paraguay y Brasil. O en Bolivia y Perú. Así que lo que en principio parece ser más de lo mismo, no lo es. Este no es un reencauche de lo que ya se ha hecho en Estados Unidos. Esta es una reconstrucción total. Al final de la proyección, los Rodríguez se abrazan y se confunden en una mezcla de risas y llanto. En el auditorio del Museo de Arquitectura algo de esa mezcla también se escucha: sollozos y aplausos, entre un montón de periodistas, miembros de la producción del programa, presentadores que no pueden contenerse. Debe ser cierto: la televisión sigue siendo una caja mágica.

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