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Estos son los pasos para hacer un buen masaje erótico a su pareja

Prodigarse mutuamente un masaje erótico refuerza la confianza en pareja, aumenta el deseo y el sentido de pertenencia, favorece el orgasmo y rompe con la monotonía. Practicarlo una vez por semana es lo ideal.

2 de junio de 2013 Por: Meryt Montiel Lugo | Editora Domingo

Prodigarse mutuamente un masaje erótico refuerza la confianza en pareja, aumenta el deseo y el sentido de pertenencia, favorece el orgasmo y rompe con la monotonía. Practicarlo una vez por semana es lo ideal.

Es un instrumento de comunicación para potenciar la relación entre dos personas. El masaje erótico, ese conjunto de caricias, de recorridos lentos que se pueden tornar intensos por todo el cuerpo, de toques que tienen la intención de estimular, de producir placer, de despertar el erotismo en el otro, de preparar para un goce íntimo (sin tener que culminar en un contacto genital), tiene varios beneficios: invita a la creatividad; refuerza la confianza, la complicidad, el sentido de pertenencia y la entrega; aumenta el deseo, redimensiona el acto íntimo, favorece el orgasmo y rompe con la monotonía. Es aconsejable que en una relación de pareja siempre esté presente el masaje erótico mutuo por lo menos una vez a la semana, asegura la sicóloga y terapeuta de pareja Martha Elena Osorio.Lo importante es que el masaje varíe, advierte el sexólogo Ezequiel López Peralta, que no siempre sean la misma caricia y la misma secuencia: por ejemplo, cabeza, cuello, espalda, glúteos, sino que cambie el orden de las zonas y la forma de estimularlas. Puede haber mil técnicas para un masaje erótico, el límite es la creatividad y el principio de respeto hacia sí mismo y hacia la pareja, explica el fisioterapeuta con especialidad en terapéuticas integrativas Leonardo Núñez Cuartas. El erotismo, añade, es más que un impulso sexual, es un principio sublime que permite celebrar, recrear, recargar la vida y la fuerza vital. La respiración, la lentitud, la sutileza, los sonidos, la palabra y hasta toques fuertes pueden formar parte del acto, lo importante es que al recorrer el sendero del cuerpo, se mantenga viva la magia del vínculo, esa “energía espiritual sensible” de pareja. Con ayuda de especialistas, le brindamos ideas para ponerlas en práctica. La piel cuenta con diferentes capas y el vestido es una más de ellas. El desvestirse y el entorno son parte del masaje para que empiece el juego creativo... Tómense una hora para esta actividad. En 30 minutos, que uno se ocupe de masajear al otro. Quien recibe el masaje puede ir guiando a su pareja sobre las zonas a estimular y cómo quiere ser estimulado, porque este es un acto exploratorio. Investiguen diferentes partes del cuerpo a las que generalmente no les prestan atención. No incluyan los genitales de entrada. En la otra media hora inviertan los roles. Si es la primera vez de este tipo de masajes entre ambos, lo mejor es que se queden con la sensación excitante del masaje y no pasen al acto sexual y al día siguiente sí llegar hasta el final.Concéntrese en generar y recibir placer. Viva el aquí y el ahora, desconéctese del celular, del trabajo, de los niños. Disfrute de las sensaciones, perciba su propia respiración y la del otro. Un sujeto pleno, consciente, puede complacer a su pareja. Use la punta de los dedos para acariciar suavemente a su pareja, de una manera casi imperceptible, como si no la estuviera tocando, esto produce una mezcla de cosquillas muy sutiles y echa a volar la imaginación. Otra alternativa es usar la palma de la mano para rozar la piel de manera tierna o más intensa. Utilice plumas grandes como las del pavo real, pinceles delgados, velos, telas de diferentes texturas para friccionar la piel de su pareja y producirle sensaciones agradables. Agregue dulces, frutas, agua, vino, hielo... Acaricie con las manos o usando estos elementos muslos, vientre, pecho, espalda, glúteos, brazos, hombro, cuero cabelludo, cara, sin ningún orden. Haga lo que le provoque.Tenga presente que hay otros estímulos además de tocar con las manos: besar, soplar sobre la piel, lamer. Palpe el cuerpo de su pareja con su pecho o con su cabello. Si usted es una mujer, acaricie la espalda de él con sus senos. Sosténgase sobre sus propios brazos y permita que sus senos o su cabellera sean su único contacto con él. Frote, estimule los pies de su pareja. Si no se siente incómodo (a) lama sus dedos con sensualidad mientras acaricia el resto del pie con las manos. Dele pequeños golpecitos en algunos músculos, con el puño o con el filo o costado de la mano, los que pueden ir aumentando de intensidad. Esto puede funcionar cuando la situación es un poco más excitante.Use aceites fluidos y grasos para que las manos se deslicen bien. Los hay de diferentes colores y olores, o que producen calor o frío para generar diferentes sensaciones. Hay, incluso, unos preparados para que se puedan lamer, con los cuales hay una estimulación de tipo oral que es más erótica todavía.Con pinturas para el cuerpo (‘body paint’) su cónyuge puede ir pintando números en su propio cuerpo y usted los puede ir acariciando, de acuerdo al orden que su pareja le indique. Las articulaciones tienen una riqueza sensitiva alta y bien estimuladas apoyan el crecimiento erótico de la pareja. Estimule zonas como: la yema de los dedos, los labios, el pabellón auricular, zonas erógenas como los pezones. Recuerde que cada centímetro de la piel está a su disposición.Cántele al oído, recítele un verso, dígale palabras cargadas de sensualidad, haga un sonido gutural o vibracional que conecte a su pareja con el erotismo. Un gruñido o un rugido puede ser muy erótico. Que su voz masajee sus tímpanos.La estimulación genital de vez en cuando se puede incorporar puesto que, en la medida que se recorre el cuerpo, se siente la necesidad de un toque más profundo. Recuerde que las mujeres no solo son sensibles en los senos, sino en el cuello, en la espalda, en las caderas, entre los muslos, hay muchas zonas inexploradas que casi nunca son tenidas en cuenta por la pareja. Deslice ambas manos por los costados de la columna vertebral. Presione suavemente desde la nuca hasta el coxis. Si quiere más ‘acción’, masajee glúteos y piernas.Esté muy alerta a las sensaciones del otro. Cambie el ritmo de la presión de acuerdo con sus reacciones. La respiración de su pareja será su mejor indicador.

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