El viaje de Camilo Zamora, del Salsódromo al Sambódromo
La historia del bailarín caleño Camilo Zamora, quien fue invitado a lucir sus pasos en el Carnaval de Río de Janeiro y regresará premiado.
La historia del bailarín caleño Camilo Zamora, quien fue invitado a lucir sus pasos en el Carnaval de Río de Janeiro y regresará premiado.
Al abrirse el lunes la puerta del Sambódromo da Marquês de Sapucaí, en Río de Janeiro, la gran sonrisa del caleño Camilo Zamora se transformó en lágrimas de felicidad al ver una masa humana, en la que no alcanzaba a vislumbrar las cerca de 100.000 personas que lo esperaban.
Él, bailarín y diseñador de vestuario, ícono del Salsódromo de la Feria de Cali, donde hace ocho años participa, fue escogido para representar a Colombia en Estación Primera de Mangueira, una de las 12 mejores escuelas de samba de Río, y disputar el título de Campeona del Carnaval.
Este hombre de casi dos metros de alto, fastuosamente vestido y escogido entre los ocho primeros de su comparsa, siendo miles los participantes, sentía que la emoción no le cabía en el pecho. Ni sospechaba que Roberto Francisco Manohel de Caravalho, director de la escuela a la que representó, lo reconocería entre sus bailarines y le gritaría: ¡Colombia!.
Aún este martes, cuando lo contactamos por vía telefónica, confesó que seguía temblando y le faltaba la voz para describir esa experiencia que, dice, Dios puso en su vida.
[[nid:501515;http://contenidos.elpais.com.co/elpais/sites/default/files/imagecache/270x/2016/01/traje-de-camilo-zamora.jpg;left;{Este es el traje que llevará Camilo Zamora en el Carnaval de Río de Janeiro. Se llama Menino Indígena.Tomada de la página: www.mangueira.com.br}]]
El Carnaval que atrae a cinco millones de personas, incluido un millón de turistas, que no parecen estar preocupados por el virus del zika, tiene en el Sambódromo su clímax. Desfilan por escuela unas 3.500 personas, mientras en el Salsódromo somos 1.250. En Cali los bailarines hacen más trabajo de pareja y a nivel individual resaltan, acá todos estamos en función de la escuela.
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Su desfile duró una hora y media y tuvo que bailar a lo largo de 750 metros. Él iba en el ala llamada La Voz Do Brasil, y su fantasía era Menino Indígena, alegoría de la ciudad donde nació la reina del bossanova, María Bethânia. Aún resuenan en su cabeza los aplausos, los gritos, los cantos y siente mil manos tocando las suyas y los flashes de las cámaras.
Por cierto, visitó la Estación Primera de Mangueira, en el barrio de ese nombre. Su tamaño es monumental, ocupa una cuadra. Tienen un lugar de ensayo estilo coliseo con tarima y balcones. Cuando le contaba a la gente que bailaría con ellos demostraban un amor y un respeto muy grande por esta, gente de otros lugares llegaban con su camiseta verde y rosa.
Estar en el Sambódromo no alimenta mi ego, es un sueño en conjunto de todos los artistas de Cali, de llegar al mejor carnaval del mundo, Camilo Zamora, bailarín y diseñador de vestuario.
Pero lo más emocionante para él es que el Canal Globo les otorgó la bandera dorada a Mejor Escuela de Samba 2016, ganaron premios a la Reina de la Batería y al mejor creativo o Carnavalero.
Dice Zamora, quien baila desde los 8 años y ya lleva 21 años en esas, que los brasileños no conocen el Salsódromo, pero reconocen a Cali como La Capital Mundial de la Salsa.
No fue difícil adaptarse a su música, toda a base de percusión, pues a los caleños también nos mueve mucho el tambor. La samba tampoco fue problema. Cada escuela participa con una samba enredo o inédita que habla de lo que pasará desfile. Yo no hablo portugués, pero me la aprendí.
Reconoce que moverse al ritmo de la samba es difícil, porque se baila con el metatarso y se requiere un estado físico envidiable y gran soltura de cadera.
Destacarse no es fácil, por eso estoy que no quepo de la dicha. El lunes lloré cuando empezó el desfile y el domingo, la primera vez que lo vi como espectador, también. Es algo que no se ve igual en televisión.
Lo que hace falta en el Salsódromo de Cali
Camilo Zamora considera que el Salsódromo tiene el potencial para convertirse en Sambódromo: Tenemos un talento gigantesco, de artistas maravillosos con un estilo particular y una cadencia al bailar única en el mundo. Pero se necesita de una inversión económica gigante, pues es mucho el dinero que invierte cada escuela en su preparación. No solamente en las carrozas que pueden medir hasta 14 metros de altura, en fantasías, y vestuarios; sino en tecnología, aquí las carrozas interactúan con el público, y participan niños, ancianos y discapacitados. Y al igual que en Cali hay espacio para los bailadores.
Dice que el avance de los brasileños en producción, vestuario y creación, es gigante. Son milimétricos, todo imprevisto que se da en el Sambódromo tiene una solución, uno sabe dónde llegar y qué hacer. La producción organiza todo para que funcione como un relojito suizo.
Llevo la cabeza llena de ideas, porque se oxigena demasiado el cerebro al ver tanto color, combinación, innovación, nos llevan muchos años de avance y los carnavaleros acá son muy creativos y hacen cosas impresionantes.
El diseño del vestuario de Menino Indígena de Zamora estuvo a cargo de Percy y fue confeccionado por una fundación de madres cabeza de hogar de una favela de Brasil.
Contrario a lo que se creería, los bailarines hasta ayer no habían tenido tiempo de celebrar. Después del desfile solo nos alcanzaron las fuerzas para hidratarnos, saltar y abrazarnos con los amigos que hicimos, pero estábamos exhaustos, porque sambar durante tanto tiempo es complicado, y los ensayos y el calor lo dejan a uno agotado. Tal vez mañana (miércoles) celebremos.