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El regreso de César Mora a Cali con su más afinada pasión: la música

Desde el pasado viernes, el polifacético artista conduce en Telepacífico 'De borondo con César'. Conozca los detalles de este proyecto y de cómo nació esta pasión del artista.

6 de marzo de 2016 Por: Redacción de El País

Desde el pasado viernes, el polifacético artista conduce en Telepacífico 'De borondo con César'. Conozca los detalles de este proyecto y de cómo nació esta pasión del artista.

Eso de la música es cuento viejo. A nadie por eso  le extraña verlo por estos días,  en los pasillos de Telepacífico, con su acento caleñísimo y su mamadera de gallo en estado puro, afinando los detalles de  ‘De borondo con César Mora’, el programa que comenzó a emitir  el canal regional desde la noche del pasado viernes.

El primer capítulo lo grabó con Los Traviesos, grupo de salsa choke que ha puesto bailar a toda Cali. Pero la idea es que el espacio se convierta en cantera de nuevos artistas. “que sea un espacio para descubrir a los nuevos talentos. A eso los invito, a que se pongan en contacto conmigo”, dice.    

Lo  de la música viene en realidad desde mucho antes de su paso por el Teatro Libre de Bogotá, donde se formó durante 14 años como actor. El recuerdo de los orígenes de esa pasión dejan a César Mora en una época dorada: sus años en el Moir, el desaparecido Movimiento Obrero Independiente Revolucionario. 

Para entonces escuchaba a los Beatles con fervor e integraba un grupo de fanáticos de la banda inglesa que lo acercaba a la otra Bogotá. La de los niños bien. Jóvenes como Diego Betancur, hijo del expresidente Belisario; Guillermo Perry, que llegaría a convertirse en Ministro de Hacienda; y Roberto Pombo, actual director del diario El Tiempo. Al grupo intentaba colarse un muchacho flaco que ninguno de ellos sospechaba acabaría convertido en Presidente, Andrés Pastrana. Es que no les caía bien. “A veces hasta nos escondíamos y apagábamos la luz esperando a que se fuera”, relata César.

Pero la fraternidad sí les alcanzaba para llorar juntos a John Lennon cada 8 de diciembre, día del aniversario de su muerte. Por ello, sospecha César, antes que actor, él es “un rockero frustrado”.

Lo de salsa y los ritmos caribeños ya andaba por ahí también. Haciendo guiños. Mucho Benny Moré, mucha Fannia. Algo de Lavoe y  Rubén Blades. César Mora había convencido a doña María Francisca de Jesús Romero, su mamá, para que hiciera rendir el humilde sueldo que recibía en  Bienestar Familiar como empleada que limpiaba oficinas y servía tintos y le costeara sus sueños de actuación. Pero ya desde entonces, el caleño afinaba una pasión sanguínea por la música.

Paralelo a sus primeros papeles en  teatro, donde componía música para obras teatrales, César ‘interpretaba’ a un joven cantante, inquieto, bebedor y bacán, que recorría las noches bohemias bogotanas de espacios  como La Teja Corrida, influenciado por el son cubano y esa sonoridad de trombones y percusión fuertes de la salsa de los 70.   

Días de vida desordenada -escritas con mucho trago y mucha rumba- en los que comenzó a florecer una vocación que no ha desamparado nunca, la de letrista. “Le componía a la vida y a la muerte, al amor, al barrio, a la gente, a la injusticia”, cuenta César. 

Y en esas andaba cuando comenzó a tropezar con algunas bandas. En Changó y El Son del Pueblo, un sexteto. Y la orquesta Camagüey con la que grabaría en 1988 uno de sus primeros trabajos. En ese  álbum quedarían cuatro canciones suyas, ‘Coco y piña’, ‘Escapadita’, ‘Señora muerte’ y ‘Canela’.

“La música ha sido mi polo a tierra, lo que me redimió, lo que le dio un sentido a mi arte. Puedo dejar de ser actor pero no músico”, César Mora, actor y cantante.

César las había grabado todas con su voz, pero mientras se encontraba de vacaciones en Miami, se enteró de que los productores de ese trabajo discográfico habían decidido borrar su voz de tres de ellas. El mensaje que la vida le enviaba -pensó entonces- era bien claro: debía conformar su propio grupo para “hacer lo que me diera la gana, buscar mi propio sonido”. Y lo hizo. Ese grito de independencia se llama Orquesta María Canela y está a punto de cumplir  25 años. 

Ni sus propios amigos se explican cómo lo ha logrado. Eso de cantar, actuar y componer. Todo a la vez. Todo tan bien hecho. Uno de ellos es el periodista y presentador Jorge Alfredo Vargas. “Siempre me pregunto cómo hace para repartir su tiempo entre  hacer una película, tener una banda y participar en proyectos de televisión”. 

Junto a Mora compartió una de las experiencias más gratas de su vida en la televisión, el programa ‘Yo, José Gabriel’, que se mantuvo al aire durante nueve años. Vargas era el productor y César -‘Cesarión’, como lo llamaba José Gabriel Ortiz-, el tipo encargado de convertir una entrevista en el goce de conocer la banda sonora de los personajes que pasaban por el set.

Para esa época, que César Mora tuviera una orquesta era algo conocido sobre todo en Bogotá, donde los capitalinos tropezaban con sus melodías a cada rato. Él lo ha sabido siempre: sus canciones, sus álbumes, no son precisamente los más comerciales, los que la gente llama a pedir en la radio a cada rato.

“El público de mi música no ha sido masivo ni me ha permitido ganar dinero”, confiesa. “Pero sí dedicado. Es gente que sabe que mi música no es un pasatiempo, sino un arte que hago de corazón, con arreglos bien hechos y esmerados. Que saben que no es que a César Mora le dio por cantar y hacer cancioncitas”.

Y esa música suena a salsa, claro. Pero a él le gusta decir, mejor, que su orquesta es como los “Rolling Stones de la salsa”, así en la soledad de su estudio haya compuesto bolero, son cubano y hasta temas en clave de timba. 

Otras veces la inspiración lo ha sorprendido en los lugares menos esperados. Fue así como llegó ‘Canela’, esa canción que una y otra vez, en lo mejor de la rumba de la fría Bogotá de los 90, le pedía su amigo Jaime Garzón. “Me la hacía cantar en ritmo de salsa, de merengue, hasta de vallenato. Le encantaba”, reconoce César.

Los primeros versos de esa canción se quedaron a vivir en su memoria mientras paseaba sus 1,59 metros de estatura por una calle de Quibdó, donde un nutrido grupo de chocoanos despedía a un amigo fallecido “en medio de un carnaval tremendo”. Así es como quisiera morir yo, imaginó el músico caleño. Tranquilo. De manera singular. “Porque  en Colombia lo habitual es morir violentamente”. 

El resto es historia. Aún hoy, y con seis álbumes a cuestas, cuando se habla del César Mora músico el estribillo que  llega es uno solo: ...“Quiero te quiero pregonando un ben ben/ no quiero velas no quiero un sermón, oye bien, / quiero la voz de esa mulata, un trombón / morir en tiempo de son, bendición”...

La pasión la ha compartido en amorosa complicidad con la barranquillera María Fernanda Palacios, su ‘Mafecita’, la esposa que lo acompaña desde hace más de dos décadas. Y con María Margarita, Enka Marina (hijas de una anterior relación), César Jr, el menor de sus hijos, y su nieto Nicolás.  

Con todos los que han pasado en la vida, en realidad. Es lo que dice la actriz Margarita Rosa de Francisco, quien asegura que el corazón musical de su amigo ha sido tan generoso que todas las mujeres que quiso alguna vez “se llevaron su canción. Y que no lo pongan a elegir entre música y actuación. Porque seguro no lo volveríamos a ver en la TV”.

Señor actor

[[nid:514541;http://contenidos.elpais.com.co/elpais/sites/default/files/imagecache/563x/2016/03/el-control.jpg;full;{César Mora en la película El Control.Elpaís.com.co l Colprensa}]]

En la celebrada  telenovela ‘Hasta que la plata nos separe’ le dio vida a don Gastón Parra, papá de La Pajarita.   En 2013  interpretó a Antonio en  El Control, comedia del director Felipe Dhoteé. Es un abuelo que quiere unir a la familia a través del Tv.En la telenovela ‘El zorro’ encarnó a un divertido personaje: el sargento García. El papel llegó a las pantallas en 2007.Una de las novelas  más vistas de 2014 fue ‘El laberinto de Alicia’ donde César le dio vida a Ramón Garmendia, un  psiquiatra condenado por violar niños.?Aroma a canela

[[nid:514544;http://contenidos.elpais.com.co/elpais/sites/default/files/imagecache/270x/2016/03/ep001095230.jpg;left;{Elpaís.com.co l Colprensa}]]Era el quinto capítulo del programa ‘Yo, José Gabriel’. Corría 1999 y el personaje de esa noche era el periodista y humorista bogotano Jaime Garzón. Faltando  cinco minutos para el final, el presentador de este espacio, José Gabriel Ortiz, conminó a su invitado  a que cantara. El hombre se paró del sillón azul y comenzó a tararear:  “quiero morirme de manera singular....”

Aquella era una melodía hospitalaria a los oídos de César Mora. Lo que entonaba Garzón era, ni más ni menos, que el  verso de ‘Canela’, una de las canciones cardinales del músico caleño. Y Jaime la cantó, güiro en mano, con tanto ímpetu, con tanto sabor, como si la música fuera un asunto acabado de inventar.

Días más tarde, en la madrugada del 13 de agosto de 1999, como si aquel canto fuera premonitorio, el cuerpo de Jaime Garzón  terminaría al interior de un Jeep Cherokee con seis balazos. Desde entonces, esa canción, Canela, se convertiría en himno obligado  para evocar el legado del humorista. Y también en la excusa de su compositor para grabarla de nuevo,  al abrigo del productor peruano Kike Purizaga. La canción misma le daría nombre al trabajo discográfico. 

El champú que me di en el programa ‘Yo, José Gabriel’ no se lo ha dado ningún otro artista. Es una época de mi vida que recuerdo con mucha gratitud”, César Mora, actor y músico.

La apuesta acabaría convertida en el que ha sido el álbum más celebrado de César Mora. Eso cree Iván Ricardo Diaz Mendivil, melómano y creador de la emisora digital Nuestra Salsa, quien ha seguido de cerca los pasos musicales del artista caleño.     

Canela, cuenta, fue un tema grabado inicialmente en la voz de César para la orquesta Camagüey, por allá en el año 88. Pero, a última hora, el director del grupo decidió incluirlo, pero interpretado por otro integrante. Muchos años después César confesaría que el episodio le dejó un sinsabor del que le costó reponerse.  

Pero la espontánea interpretación de Garzón puso las cosas en su lugar.  César la grabó en una versión con aliento a timba; en italiano y español.

“Y aún se escucha en la radio bogotana porque acá ‘pegó’ mucho”, cuenta Díaz, quien reconoce en César Mora, más que a un gran vocalista, a un talentoso letrista, “un tipo poético que habla de lo cotidiano, de lo urbano; él es como un contador de historias, tal vez porque una de sus influencias mayores es Rubén Blades (quien también canta y actúa a la vez) y del sonido neoyorquino de los 70”.

César Mora ha grabado varios álbumes con su propia orquesta, María Canela: ‘Cesar Mora, el jibarito’, ‘Labrador’, ‘Canela’, ‘Hacerlo bien’ y ‘Mi bendición’.

Y destaca dentro de sus canciones, composiciones como ‘Loro mojado’, que celebra a esos “hombres mayores que suelen buscar amores de ocasión en mujeres mucho más jóvenes” y boleros “como ‘Inevitable’, en el que es posible advertir su talento para escribir letras que llegan y que la gente termina cantando, así la voz tan nasal de César no convenza del todo. Pero ese ha sido el estilo que quiso para su música”.

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