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El aterrador filme británico, ‘Los niños’, en la cartelera nacional

Esta cinta revive el tema de la fascinación por los pequeños malvados.

30 de agosto de 2011 Por: Alberto Posso

Esta cinta revive el tema de la fascinación por los pequeños malvados.

Tom Shankland la tenía muy clara. En el registro de los personajes malvados que despiertan la curiosidad de la gente en todo tipo de representaciones audiovisuales, literarias o teatrales, hay un lugar muy especial para los infantes, justo porque sus rostros inocentes en apariencia no deberían compaginar con trazos de conductas psicóticas.El cineasta británico está de plácemes con el éxito internacional de su película ‘Los niños’ (se estrenó el viernes anterior en Colombia). “Despertar miedos primitivos, tanto en mí como en el público, es lo que debe perseguir un director cuando hace una película de este género. La idea de que nuestros hijos puedan convertirse en monstruos patológicos en lugar de los indefensos ángeles que deberían ser, ha resultado intrigante y cautivadora para millones de personas”, afirma Shankland.‘Los niños’ es la historia de dos familias que pasan vacaciones de Navidad y Año Nuevo en una cabaña de un frío y desolado bosque al parecer embrujado, que convierte a los pequeños en potenciales asesinos de sus padres, quienes se ven abocados a tomar una aterradora determinación: asesinarlos o morir en el intento, en las propias manos de los supuestos inofensivos pequeños. Pero… ¿quién podría llegar al extremo de asesinar a un niño y peor, a su propio hijo? Pues la premisa, aunque descabellada, no es desconocida para el Séptimo Arte.Justamente, uno de los símbolos más graciosos de la legendaria serie televisiva ‘Los Simpsons’ (y esencia de su versión para pantalla grande), es la ira que desatan en Homero las fuertes travesuras de su hijo Bart (mucho más ‘actuales’ que las de ‘Daniel, el travieso’), a quien aún no sabemos cómo no ha conseguido estrangularlo mientras le grita: “¡Pequeño demonio!”.Y el clásico español ‘¿Quién puede matar a un niño?’ (1976), de Narciso Ibañez Serrador, nos cuenta la historia de una pareja de turistas estadounidenses que llegan a la región de Benavis, antes de partir a una isla cercana a la costa hispana. Pronto descubren que los adultos han desaparecido a manos de sus propios hijos, quienes se han convertido en verdugos de sus padres, y éstos no alcanzaron a defenderse adecuadamente. La película está basada en un el bestseller ‘El juego de los niños’ de Juan José Plans.Al margen de la relación de maldad específica entre padres e hijos, el cine ha tenido diversos momentos de clímax con respecto a los pequeños transformados en peligros reales para la sociedad circundante.Otro clásico es ‘La hora de los niños’ (1961) del brillante estadounidense William Wyler. Una traviesa niña es castigada por dos estrictas profesoras, interpretadas por Audrey Hepburn y Shirley Mclaine. La pequeña arma un montaje para acusarlas de reprobable conducta, lo cual trae para ellas consecuencias trágicas y devastadoras.El mayor impacto de la película es que no se aleja para nada de la realidad. Las historias de inteligentes confabulaciones infantiles al servicio de la destrucción particular de los adultos elegidos, al interior de elegantes y clasistas internados escolares, ha tenido sonados casos sociales e incluso policíacos, en diversos lugares del mundo.Capítulo aparte en este tema merece el rol de los niños receptores de espíritus que aprovechan sus cuerpecitos para venir a causar destrozos en el mundo terrenal.Clásico de clásicos, y considerado el mayor testimonio fílmico del fenómeno de la posesión, ‘El exorcista’ (1973), mostró la estrambótica transformación de Linda Blair, de inocente colegiala a asesina de sacerdotes y un monstruo absoluto, debido a un poderoso demonio que se apodera de su cuerpo y sentidos, llamado por ella misma a través de una vieja tabla ouija.En la misma línea, la poderosa energía satánica del pequeño Damien (el propio hijo del Diablo engendrado con una mortal), fue narrada con destreza por el neyorquino Richard Donner en la memorable ‘La profecía’ (1976), otro título clave de este género.Lo más escalofriante es que el propio niño actor, el inglés Harvey Stephens, después de hacerle la vida imposible en la película a sus padres biológicos (Gregory Peck y Lee Remick), pareció caer en una maldición con respecto a su trabajo, y jamás volvió a figurar en el Séptimo Arte.Además de ‘Los niños’ de Shankland, el cine contemporáneo no deja de lado la temática de niños poseídos o utilizados por entidades oscuras, e incluso cuya maldad se origina desde una dimensión diferente a la terrena.En la reciente cinta española ‘El orfanato’ (2007) de Juan Antonio Bayona, nominada a 61 premios internacionales, Laura (Belén Rueda), empieza a soportar extraños comportamientos agresivos de su hijo Tomás (Óscar Casas), a quien parece mucho influir un amigo “imaginario”, que en realidad es un espíritu atormentado.La película fue considerada una soberbia extensión de otro clásico español que tantea el tema de los mundos físicos y terrenos, con sutiles trampas al espectador y pequeños involucrados en el discurrir de la maldad que viene del más allá: ‘Los otros’ (2001), de Alejandro Amenábar.Amén de infinidad de títulos del cine asiático, varios reproducidos por Hollywood, donde niños fantasmas salen de televisores o chimeneas, trepan por las paredes y nos amenazan con chillidos alucinantes. ‘El aro’, entre muchos.Definitivamente, estos “pequeños demonios” capturan nuestra atención y alborotan nuestros miedos primarios. Al menos el cine nos da la oportunidad de conservarlo en el plano de la ficción y la fantasía, aunque no son pocas las ocasiones en que llegaremos a casa luego de ver una película de éstas, para dedicarnos a observar detenidamente las reacciones de los niños. ¿A qué hora podrían convertirse en seres desalmados, agresivos y hasta asesinos?

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