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‘Dogging’, sexo fuera de casa

Tener relaciones sexuales en el parque, el bar o el restaurante tiene nombre: ‘Dogging’, ‘Cancaneo’ o ‘Cruising’. Sitios que resultan una tentación.

1 de julio de 2012 Por: Redacción de El País

Tener relaciones sexuales en el parque, el bar o el restaurante tiene nombre: ‘Dogging’, ‘Cancaneo’ o ‘Cruising’. Sitios que resultan una tentación.

Parece ser la palabra de moda: ‘Dogging’. No es un deporte extremo, un objeto de lujo para perros, un plato gourmet o un baile, aunque separando las sílabas de esta palabra podría significar ‘perreando’, término usado para describir los acercamientos cuerpo a cuerpo del reggaetón. Sin embargo, el ‘dogging’ se refiere a la práctica de relaciones sexuales en lugares públicos, una tendencia entre los colombianos que quedó en evidencia por algunos videos pornográficos que circulan en la red, donde los escenarios son el Castillo de San Felipe en Cartagena, el cerro de Monserrate en Bogotá y el Estadio Olímpico Pascual Guerrero en Cali.Aunque el ‘dogging’ pasó del anonimato al desprestigio en Colombia, no es un término nuevo. Surgió en Gran Bretaña desde los años 70 para referirse a quienes, al salir a pasear a su perro, disfrutaban espiar a las parejas teniendo sexo. En España se le llamó ‘cancaneo’, mientras que la comunidad Lgbt lo llama ‘cruising’ y alude a tener relaciones de tipo homosexual con un desconocido en un lugar público.El acto sexual en público, aunque censurado, tiene sus reglas y más cuando se practica en un carro, uno de los ‘101 lugares donde practicar sexo antes de morir’, según Marsha Normandy y Joseph St. James. En algunos portales como http://spanishqueens.tk explican que cuando una pareja está en un vehículo y las luces están encendidas, eso es una señal de que quieren que los vean. Si a eso se suma que la ventanilla está abajo, la invitación es a mirar y tocar; y si la puerta está abierta, hay licencia para todo. Y aclaran que independientemente del nombre que se le dé a la práctica entre homosexuales o heterosexuales, “es exhibicionismo puro”. En Colombia daría hasta para una advertencia policial, por considerar el acto como un atentado contra la moral y ser protagonista de algo que comúnmente se conoce como “escándalo en la vía pública” y ganar a cambio una sanción ejemplarizante. De hecho en el Capítulo 8, Artículo 123, numeral 3 del Código Nacional de Policía de Colombia se considera como una contravención que afecta la moralidad, “Realizar, en sitios públicos o abiertos al público (...) actos sexuales, obscenos, exhibicionistas o insultantes que puedan ofender la dignidad de las personas. Se impondrá asistencia a un programa educativo de convivencia por término máximo de dos (2) días”.En países como España es común ver, en las comunidades virtuales, clasificados como: “Me gustaría ir a una sesión de dogging solo para conocerlo. Me atengo a las consecuencias”. Incluso hay portales como http://www.ladoturbio.com/zonas-de-dogging en donde la gente puede consultar lugares en diferentes provincias del país muy conocidos para llevar a cabo estas prácticas. Y a través de las redes sociales se citan reuniones de ‘doggers’ o practicantes del ‘dogging’ en donde hay parejas que tienen sexo, mientras otros observan.En el Reino Unido, donde nació este término, no se quedan atrás, en la red se encuentran sugerentes ofertas como: “Disfrute de los espacios al aire libre y haga sus fantasías realidad”, al lado de chicas de distintos perfiles dispuestas a cumplir una promesa: “Ser el parque y el paseo de su vida”.¿‘Swinger’ o exhibicionismo?Para algunos el ‘dogging’ o tener sexo en lugares públicos es exhibicionismo, conducta propia de individuos que tienden a ser “tímidos, inhibidos y poco asertivos”, como se expresa en el libro ‘Desviaciones sexuales’. Esta tendencia empieza en la adolescencia y despunta después de los 20 años, siendo los hombres los más dispuestos y arriesgados a exhibirse, comparados con las mujeres. Y aunque algunos estudios señalan que los hombres exhibicionistas pueden llegar a generar ataques sexuales, se considera que tanto el exhibicionista como el voyeurista (aquel que le encanta mirar) pueden ser personas inofensivas. Por otra parte, cuando se habla de ‘swinger’ se alude a fiestas, generalmente privadas, en donde se dan intercambios de parejas o hay sexo colectivo. Y en el ‘dogging’ también hay actos colectivos y reglas propias del mundo ‘swinger’ como ‘Un no es un no’ o ‘Se vale solo mirar’, también aplican al universo del ‘dogging’. De ahí que muchos consideren que entre ‘swinger’, exhibicionismo y ‘dogging’ la línea es delgada. Para Esther Balac, autora del libro ‘El club del buen sexo’, “Las hormonas en su punto no entienden de restricciones sociales, ni de códigos de Policía ni de vecinos chismosos. Promueven las ganas cuando toca y en lugares que, muchas veces, lo último que tienen cerca es la cama”. Para la sexóloga Alessandra Rampolla, autora del libro ‘La diosa erótica’, muchas veces intentar hacer realidad la fantasía de tener sexo en un lugar público puede convertirse en la peor idea. “En la vida real, tener sexo en un lugar público puede generar ansiedad y, como consecuencia, un mal funcionamiento sexual; la exposición a un posible arresto, por ejemplo, puede torcer la fantasía en pesadilla”.Sin embargo, ella no desconoce que hacer el amor al aire libre resulta ser una opción bastante seductora para las parejas. “La posibilidad de ser descubiertos es muy excitante, y el contacto con la naturaleza, sumamente sensual”.Sitios más ‘hot’Plataforma flotante. Estrategia para no ser visto: Mientras uno de los dos se agarra a la escalerilla y saluda a los amigos, el otro puede dedicarse a entretenimientos submarinos.Capó del coche. Se sugiere buena música y un lugar de carretera, un ‘parking’ o la playa. Peligro de abolladuras o de motor recalentado.Baño del avión. Espere que sus compañeros de viaje se duerman y guíñale el ojo al pasajero envidioso, para que no lo ponga en evidencia.Probador. Incluir en el vestier a su pareja es la manera de hacer que encuentre excitante ir de compras. Teleférico. Luego de sobornar al operador, disfrute del sexo de altura.Bote inflable. Practiquen primero en una cama de agua y no olviden el chaleco salvavidas. Otra opción es un Kayak, diseñado para soportar mucho balanceo antes de volcarse. Ascensor. Además del excitante riesgo de que las puertas se abran ante escandalizados espectadores, la mayoría están equipados con cámaras ocultas y altavoz para emergencias.Lavadora. Mejor que una cama vibradora y más higiénica. No olvide activar el botón de encendido. Escaleras. Se requiere de práctica para no fracturarse en el intento. Que no sea en su unidad o será tema de la asamblea de copropietarios.Limusina. Baje el separador visual y dé propina al conductor. Hagan turnos para ponerse de pie y salir por el techo corredizo. Laberinto de los espejos. Es como una orgía, pero sólo con dos personas. Para cuando el encargado encuentre a sus verdaderos ‘yos’, ya habrán huído.Cine. El de acción es perfecto, el estruendo cubrirá los jadeos. Gimnasio. El vestier o la ducha en las horas de poco público son ideales para bajar kilos con un movimiento sexy.Campo de golf. Sexo a las finas hierbas. Busque zonas que los jugadores eviten: lagos o trampas de arena. Jueguen a cuántos hoyos pueden llegar en un día.Palco de la ópera. Allí, lejos de las miradas curiosas podrán darse el do de pecho. Se requiere traje largo.

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