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Diego Trujillo se 'desnuda' en el Municipal

Hoy viernes en el Teatro Municipal ‘Enrique Buenaventura’, Diego Trujillo y Marcela Gallego presentan la obra ‘Molestia aparte’.

27 de febrero de 2015 Por: Redacción de El País

Hoy viernes en el Teatro Municipal ‘Enrique Buenaventura’, Diego Trujillo y Marcela Gallego presentan la obra ‘Molestia aparte’.

“Esta nueva obra es una desnudada emocional, mental y literal. Hay un semidesnudo mío. Es que ya después de ‘Metástasis’ (serie de televisión) que fue ¡en bola total!, ya las mujeres comprobaron que no solo no tengo pelo, tampoco tengo nalgas”, dice Diego Trujillo, refiriéndose a ‘Molestia aparte’, obra que presenta junto a Marcela Gallego. Hoy viernes a las 8:00 p.m. en el Teatro Municipal, en una hora y 20 minutos el actor hace un diagnóstico tragicómico del desempeño de los médicos.¿Por qué cambió a Alejandra Azcárate por Marcela Gallego?Esta vez tocó cambiar a Alejandra Azcárate, porque no encaja dentro del perfil de enfermera, o bueno, sí, pero otro tipo de enfermera.¿Y cómo se decide por Marcela?Yo la conozco hace años, trabajé con ella en la obra de teatro ‘En carne propia’. En televisión hemos actuado pero en papeles que no se han cruzado. El personaje requiere de una actriz que pueda pasar del drama a la comedia con absoluta credibilidad sin hacer caricatura y Marcela es todo eso y cuando leyó la obra le encantó y fue un “sí” a primera vista.¿Cómo nace esta obra?A raíz de un episodio personal de salud que me ocurrió hace cuatro años. En una consulta por una conjuntivitis me dicen que me haga una ecografía del abdomen y eso desencadena una cirugía y una hospitalización de 15 días. Me abrieron sin ninguna necesidad. ¿Y no demandó?No, porque los médicos están llenos de argumentos para hacerte creer que sí era necesaria la cirugía y uno se da cuenta de que no. Me abrieron y no hicieron nada, aparte de tenerme 15 días con el intestino paralizado y pensando en una obra de teatro que algún día iba a escribir. ¿Cuenta ese caso de negligencia médica y otros de gente cercana a usted?No. De lo que hablo en la obra no es tanto del caso, me sirvo de ese caso para hablar del sistema de salud, de la deshumanización de la medicina, de matrimonio y convivencia, de la vida y la muerte, de lo que significa la juventud hoy, y algo de religión, en tono de comedia y sátira.¿Siempre la pensó como una comedia?No. Yo trato de escribir en serio, pero la gente se ríe. El verdadero drama es una tragicomedia y el humor surge de situaciones dolorosas. Cuando uno ve una persona caerse en la calle, uno se muere de la risa, así esta se parta la cabeza.¿Qué otras cosas le han pasado con médicos y enfermeras, dignas de dramatizar?Lo de las enfermeras no lo voy a mencionar, porque son cosas íntimas, lo que sí hago es que a través de una conversación con una enfermera exploro muy bien a este personaje que termina reemplazando al médico, que es ese pesonaje que se le sienta al lado a uno y le conversa, le charla, lo consiente. Y el paciente que se imagina a esta enfermera con liguero. Hay un momento de la obra, la consulta médica, en donde el médico no se ve, es simplemente invisible.

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