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Diana Uribe está en Cali para hablar sobre los derechos de las mujeres

La historiadora colombiana y analista ofrecerá una charla este miércoles a las 7:30 p.m., en el Salón Ritz del Hotel Dann Carlton, en el marco del evento ‘Generando reflexión’, de Coomeva.

2 de marzo de 2016 Por: Isabel Peláez | El País.

La historiadora colombiana y analista ofrecerá una charla este miércoles a las 7:30 p.m., en el Salón Ritz del Hotel Dann Carlton, en el marco del evento ‘Generando reflexión’, de Coomeva.

La posibilidad de que el matrimonio no sea el único destino de una mujer, el derecho de escoger su pareja en el tiempo de su vida que lo desee, su libre decisión de tener o no hijos,  y en qué momento tenerlos, forman parte de la revolución cultural que han librado las mujeres. 

Así lo expone Diana Uribe,  historiadora colombiana y analista internacional, quien ofrecerá una charla hoy a las 7:30 p.m., en el Salón Ritz del Hotel Dann Carlton, en el marco del evento ‘Generando reflexión’, de Coomeva.

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“Para 1969 las mujeres habían marchado por los derechos civiles,  contra la guerra del Vietnam, por una educación diferente, pero  no estaban incluidas en las decisiones políticas de las organizaciones de las que formaban parte, a pesar de que  las habían ‘cascado’ lo mismo que a los hombres”, explica Uribe. “Entonces, se preguntan: ¿Por qué sí estamos para que nos casquen, nos arresten y nos lleven a la cárcel,  pero no para estar en igualdad de condiciones que ellos y tomar decisiones?”, agrega.  

A partir de allí, dice la historiadora,  empieza el debate  por los derechos laborales de las mujeres basado en “trabajo igual, salario igual”, y el debate   de rol, es decir,  qué significa que a una mujer le determinen por su sexo  qué puede hacer y  qué no. Se cuestionan por qué han sido marginadas del conocimiento y de las condiciones laborales, comienzan los congresos feministas, las escuelas de género”.   

Ese contexto histórico en el que surgen las preguntas sobre la mujer y los avances que  se logran a partir de estas, es lo que tratará  Uribe en su charla. “El movimiento feminista logra cambiar, en poco más de una década, dos mil años  de la historia de la mujer en Occidente”, concluye.

1. Los movimientos de las mujeres en la contracultura son una ampliación del concepto de libertad del otro. Comienzan  por las comunidades negras, las más golpeadas y segregadas.  Con actos como el de Rosa Louise McCauley quien  se negó a entregar el  puesto a un blanco en un autobús en el sur de EE. UU., el 1 de diciembre de 1955. Ella, ‘La primera dama de los derechos civiles’, fue encarcelada, pero sentó un precedente.  Luego las mujeres participaron    en  los movimientos estudiantiles, que buscaban una forma  democrática de abordar la educación; en el hippismo, que encontró  alternativas a los modos de familia y sociedad; pidieron el cese de la Guerra en  Vietnam, estuvieron  en la Primavera de Praga y  el Mayo Francés, entre otros.   2.  Para 1969 ya las mujeres habían participado en marchas  como la de Washington, por la posibilidad de decidir sobre la sexualidad en las aulas y  el derecho a los dormitorios mixtos. Se habían hecho presentes en muchas movilizaciones en las cuales las habían golpeado, subido a la fuerza a las patrullas, metido a la cárcel.  Y se preguntaron: “¿Por qué si corremos los mismos riesgos de los hombres, no tenemos los mismos derechos? ¿Por qué no podemos decidir, como ellos, al interior de las  organizaciones? 3. Desde comienzos de siglo se dan los movimientos sufragistas, mujeres  que lucharon en Estados Unidos, Inglaterra y Nueva Zelanda por el derecho al voto. Es por  su intervención  como enfermeras  en la Primera Guerra Mundial y la solidaridad con la gran contienda,  que  logran poder votar, pero luego de pasar por  muchísimos enfrentamientos y conflictos. 4. Una mujer pionera buscará todo el tiempo que sus congéneres tengan control  sobre  la natalidad. Es  Margaret Sanger, enfermera   estadounidense, activista,  fundadora en 1921 de la Liga Americana para el Control de la Natalidad, a quien arrestan, vetan e incluso  le toca armar clínicas clandestinas para hablar de la anticoncepción, en una época en la que no  había aún educación sexual. En ese punto las mujeres se preguntan: ¿Si no podemos escoger el número de hijos que tendremos, si no controlamos los ciclos de fertilidad, cómo tendremos posibilidad alguna de tener libertad sobre nuestra vida? En la década del  60 surge la píldora anticonceptiva, condición a través de la cual se habla de la libre opción de la mujer con su cuerpo y con su existencia. 5. Durante   la Segunda Guerra Mundial  las mujeres ocuparon la vida productiva en Estados Unidos y, en Inglaterra, tomaron las fábricas, hicieron los aviones, ensamblaron las bombas, porque los hombres se fueron al  frente. Entonces así  empezaron a tener autonomía, a usar los pantalones de sus maridos. Pero cuando ellos volvieron, las mujeres salieron de  las fábricas y las regresaron a sus casas, las llenaron de electrodomésticos para acabar de una vez por todas con “las manchas rebeldes”.  Hacia los años 60 sale el libro ‘The Femenine Mystique’, de Betty Friedan. Allí se consigna que “las mujeres están confinadas a un campo de concentración confortable donde no les falta nada, salvoel poder de decidir sobre  sus vidas”.  Rodeadas de tantas comodidades, ellas  se plantean la pelea política y la  de rol. Para ese momento a la mujer le pagan la mitad del sueldo que al hombre, no tiene dónde dejar a sus hijos, le quitan el derecho a la tierra y a la propiedad. En las movilizaciones del Mayo del 68  las mujeres aún  necesitaban de un acudiente masculino para reclamar un giro bancario y así pagar sus estudios.       6. La mujer busca  sus derechos políticos en términos  de trabajo, de oportunidades, de educación.  Y se cuestiona su rol dentro de la cultura y la sociedad. Se creía en ese tiempo que para qué darle estudio a una mujer si se embarazaba o no terminaba su carrera. Surge el debate  por el derecho a  la interrupción del embarazo, a la libre opción de la maternidad, pero esas  leyes apenas se vinieron a aprobar  a  finales de la década de los 70 y casi en el filo de  los 80 porque, por ejemplo, en Estados Unidos, era necesaria la aprobación  en 38 de los 50 estados para considerarse un derecho constitucional.     7. Las mujeres se preguntaron qué había venido pasando con ellas en Occidente, por qué no aparecían en la literatura, en la pintura, en la historia universal.   En Inglaterra se vivió la era victoriana, que desarrolló valores que inhibieron toda expresión de la sexualidad y del placer   en la mujer  y lo incentivaron en  el hombre, a manera de presión, y en Estados Unidos el Macartismo ejerció durante los años 50 unarepresión moral y política. Fue Simone de Beauvoir quien habló de una sutil dominación, un machismo que perjudicó tanto a los hombres como a las mujeres. A ellos les costó  la mutilación de  toda afectividad. A ellos se les inhibe desde niños de mostrarse entristecidos, de expresar ternura,  porque atenta contra su virilidad. Están obligados a tener un rol dominante o, de lo contrario, son cuestionados socialmente.           8. A las mujeres se les inhibe la toma de decisiones, deben ser discretas, silenciosas, sutiles y no tomar   un rol protagónico. Su desconocimiento y falta de contacto con su propio cuerpo las convierte en “virtuosas”.  En la era victoriana “una mujer decente” no podía expresar sensualidad ni deseo porque  era llamada de “dudosa reputación”. Pero llega la Revolución Sexual en Inglaterra, luego surge la minifalda y  el cuerpo femenino ya no es un misterio. Se cuestiona  el rol de la mujer  en la sexualidad. Se plantean como derechos los que  antes eran considerados tabúes: el derecho de la mujer a la sexualidad, al orgasmo, a ser   sexualmente activa. Después de la censura de la sexualidad femenina en el cine, tras el código Hays, en los años 60,  aparece con todo su esplendor.      9. ¿Qué hemos podido decidir como mujeres?, se preguntaron ellas, pero se dieron cuenta  de que  en las partes esenciales no tenían ningún papel relevante, porque sus maridos las representaban  legal, económica y socialmente. Esa pregunta  entró en sincronía con los movimientos de los años 68 y 69 a escala mundial.   Las mujeres se toman el mundo laboral, tienen acceso al fin a altos salarios, controlan sus ingresos y eso les da capacidad de decisión.  Empiezan las marchas alrededor del Día de la Mujer, que se institucionalizó  por la huelga de las textileras un 8 de marzo  cuando  el dueño cerró la fábrica y la quemó, pese a que había  mujeres  al interior del sitio.  10. Las mujeres   debieron preguntarse  por qué  una  violación es el único delito en el que la víctima tiene que probar que no  indujo o propició  la ocasión; por qué el acoso sexual  en el ámbito laboral se considera  más psicosis y  por qué los derechos y privilegios  de las mujeres son  legitimados por hombres. La nueva masculinidad y la resistencia“Hay una nueva tendencia,  una  nueva masculinidad, hay un grupo de hombres  que está intentando pensar su rol alrededor de todos los cambios que se han dado en las mujeres, que fueron rapidísimos. En poco más de una década se transforma todo esto.Asimilar esto en la sociedad  no es nada fácil, porque la revolución de la mujer es lo que se llama  una micro-revolución o revolución en la vida cotidiana, afecta el hogar, el ámbito laboral y muchos otros aspectos.Uno  de los conceptos  que se dio en los años 60 es que  las revoluciones si  transformaban los medios económicos estaban muy bien, pero si no transformaban  la vida cotidiana y la mentalidad de la gente,  seguían siendo incompletas. Es así como los movimientos feministas  y los movimientos gay están ligados y van a hacer las micro-revoluciones, es decir,  van a revolucionar la vida cotidiana. En esa medida hay hombres  que están comenzando a pensarse desde una nueva masculinidad. Sin embargo, es un movimiento incipiente,  que apenas está surgiendo, 30 años después de los debates,  pero que se está dando. ResistenciaPor el  otro lado,   ha habido también una resistencia muy grande, que se  expresa en los chistes machistas, en la ridiculización  de las reivindicaciones, en el desconocimiento de la validez de esa lucha histórica y en los feminicidios.  Precisamente estos últimos son la cosa más extrema   de la resistencia frente al cambio del rol de la  mujer en la sociedad”, comenta Diana Uribe.

 

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