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Datos curiosos de la saga de Harry Potter

7 de agosto de 2016 Por: Redacción de El País.

Para Alberto Rodríguez, director académico de la Fundación Casa de la Lectura: “El realismo mágico es muy fuerte en la saga, eso ha sido el atractivo no solo entre lectores jóvenes sino también de adultos. Además es una historia contada por personajes en los que los jóvenes se ven reflejados en los comportamientos y actitudes”.

A eso le suma que “es una novela, pero narrada a velocidad de cuento. En cada párrafo hay una acción. Y a pesar de que son libros de 300 páginas, mantienen enganchado al lector. La autora supo promover su obra literaria como una saga y no le complica la vida a quien lee  utilizando palabras raras o difíciles de entender para los jóvenes, y al haber inmerso  que hoy están más inmersos en la cultura audiovisual”.

Aquí, algunos datos curiosos: 

El primer libro, ‘Harry Potter y la Piedra Filosofal’ fue rechazado muchísimas veces por diferentes agencias literarias. Una empleada de Bloomsbury vio el texto en la pila de manuscritos  abandonados, lo leyó y se lo mostró a su jefe a quien le encantó. 

J.K. vendió el libro de Harry Potter por solo 3,000 libras.  Y recibía  ayuda del gobierno británico antes de venderlo. Las ganancias del libro son a perpetuidad, esto significa que hasta después de muerta seguirá ganando dinero por los libros, películas y mercancía.

Pero antes  Rowling era tan pobre, que al intentar vender su primer libro, escribió a máquina dos copias enteras del manuscrito, por que no tenia dinero para fotocopiar el original.

La autora tiene dos mansiones en Escocia y una en Londres. Ha pasado vacaciones en las islas Galápagos, en África y en The Hamptons, zona exclusiva para millonarios en Estados Unidos. 

Se inspiró en hacer los libros de Harry Potter en una Librería de Portugal llamada Lelo en Oporto.

 La idea de Harry Potter se le ocurrió en 1990 cuando estaba esperando en un tren que se había averiado en el trayecto de Manchester a la estación de King´s Cross en Inglaterra.  Pero  tuvo que esperar hasta que puso  por escrito sus ideas, porque no tenía  bolígrafo.

Sus editores pusieron sus iniciales, “J.K.” en la portada de sus libros porque pensaron que los niños nunca comprarían un libro escrito por una mujer.

La autora casi abandona la escritura del cuarto libro cuando estaba escribiendo el noveno capítulo, ‘La Marca Tenebrosa’, por miedo.

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