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Vida sexual del santo Abraham, ahora en novela

Las pasiones, celos e intimidades de dos personajes bíblicos, Abraham y Sara, inspiran al celebrado escritor nicaragüense Sergio Ramírez su más reciente novela.

28 de abril de 2015 Por: Paola Guevara | Editora de Vé El País

Las pasiones, celos e intimidades de dos personajes bíblicos, Abraham y Sara, inspiran al celebrado escritor nicaragüense Sergio Ramírez su más reciente novela.

Cuando se habla de Abraham, se piensa en el gran patriarca, en el “padre de la fe”, en el héroe bíblico que instauró el monoteísmo en un desierto poblado por dioses paganos. Pero también es el padre que intentó sacrificar a su hijo Isaac, hasta que un ángel  impidió la tragedia. 

La esposa de Abraham, Sara, es aquella que se rió con incredulidad cuando los ángeles enviados de Dios le anunciaron que concebiría a un hijo a edad avanzada. Y quien, una vez embarazada, envió a morir al desierto a su esclava Agar y a su hijo Isamel, primogénito de su marido. 

Si despojamos a esta historia de los ingredientes religiosos, se trata de un “triángulo amoroso del desierto”, como lo describe el celebrado escritor nicaragüense Sergio Ramírez, quien también reflexiona sobre la sociedad patriarcal, el rol de la mujer y el poder subversivo de la risa.

 Vemos a un Abraham humanizado, que come ajos machacados  antes de hacer el  amor. Y  a una Sara que, como tantas mujeres, lucha con los recursos que tiene a mano para salirse con la suya en una sociedad patriarcal que se le impone.       

Entre tantos personajes apasionantes de la Biblia, ¿por qué  Sara?

Porque  representa la soledad de la sociedad patriarcal  que le tocó vivir. 

Son pocos los detalles que entrega la Biblia sobre Sara y Abraham, ¿esto le dificultó las cosas?

Si uno lee la Biblia, descubre que es muy breve lo que se dice sobre ellos, y eso permite leer entre líneas. Los signos del conflicto están presentes: Sara es una mujer sin hijos, que no va a dejar descendientes y concede que Agar se meta en la cama de su marido. El conflicto se forma por esa decisión.

La esclava resulta preñada y se adueña de la casa. Se habla de la paciencia de Sara o de la santidad de Abraham, pero no hay tal, cuando él decide sacrificar a su hijo yo propongo que no es un ángel sino la misma Sara quien lo detiene. 

Tiene todo el sentido…

¡Tiene todo el sentido del mundo! Una madre no se quedaría sentada sabiendo que su marido piensa asesinar a su único hijo.  

En su novela dice que Abraham entregó a Sara como concubina. De eso nunca nos hablaron en las clases de catequesis…

(Risas) Eso está en la Biblia. Dos veces. Lo de Abraham es un acto deliberado, él obtiene ganancia de este hecho porque al entregar a Sara se hace rico. Nos dicen que esas eran las costumbres, que era lo usual, pero no. Él lo hizo porque quiso. 

Pero usted muestra que Sara, entrada en gastos, disfruta como concubina del sultán...

Sí, es posible que haya disfrutado, estaba en todo su derecho además. 

Mientras que Abraham representa la fe ciega Sara es la risa, la duda.

Ella es muy astuta. Lo único que le queda para defenderse del Dios monoteísta de su marido es la astucia. Ese Dios  no se ríe, no tiene sentido del humor, se enoja con ella cuando se burla; no le gustan las mujeres, solo se dirige a ella a través de su marido. ¿Qué le queda? La risa. 

¿Qué relación hay entre el monoteísmo y el desierto?

Hay un libro muy interesante sobre el tema: ‘Dios, una biografía’, donde se explica cómo se constituye la idea de Dios. El Dios de Abraham (y por ende el judío y el cristiano) es un Dios del desierto. El budismo es más alegre,  pero las religiones del desierto son patriarcales, austeras, exigentes, duras como el desierto mismo. 

¿Sara logrará reconciliarse con el Dios de Abraham?

Hay una reconciliación en el momento de su muerte, pero la tensión entre ellos siempre sigue existiendo. Sara nunca acepta al pie de la letra lo que le dicen. El que acepta los cánones, por lo general, no tiene sentido del humor. 

Libro: ‘Sara’Género: novelaSergio RamírezAlfaguara La historia de Sara y Abraham es la de un peregrinaje por reinos hostiles y tierras inhóspitas, cumpliendo con las arbitrarias indicaciones que le son transmitidas a Abraham por el Mago, un ser multiforme al que no parece gustarle la risa.  Pese a que generación tras generación se creyó que ésta era una historia protagonizada por hombres, es Sara la que realmente la dota de autenticidad.  Sergio Ramírez construye en esta novela un brillante divertimento a partir de una figura de la Biblia pero vestida con el ropaje de la sensibilidad femenina más actual.

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