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"Un pueblo atemorizado es fácil de manejar": Isabel Allende

La escritora chilena Isabel Allende, célebre desde su primera novela, ‘La casa de los espíritus’ y cuya obra ha sido traducida a 35 idiomas, nos habla sobre su más reciente creación literaria: ‘El amante japonés’.

28 de junio de 2015 Por: Paola Guevara | Editora de Vé

La escritora chilena Isabel Allende, célebre desde su primera novela, ‘La casa de los espíritus’ y cuya obra ha sido traducida a 35 idiomas, nos habla sobre su más reciente creación literaria: ‘El amante japonés’.

A los veintidós años, sospechando que tenían el tiempo contado, Ichimei y Alma se atragantaron de amor para consumirlo entero, pero mientras más intentaban agotarlo, más imprudente era el deseo, y quien diga que todo fuego se apaga solo tarde o temprano, se equivoca”. 

Así describe Isabel Allende en su más reciente novela, ‘El amante japonés’, la pasión entre un jardinero japonés y una joven judía, separados por la Segunda Guerra Mundial, cuando los japoneses estadounidenses fueron llevados a campos de concentración en suelo americano.   

A sus 73 años,  Allende es considerada la escritora viva de lengua española más leída del mundo (65 millones de ejemplares de sus obras se han publicado), pese a las críticas de escritores como  su compatriota Roberto Bolaño.  

Hija del diplomático chileno Tomás Allende  (primo hermano del presidente  Salvador Allende), ella y su familia fueron empujados al exilio   tras el golpe de Estado y el advenimiento de la dictadura de Pinochet.  

Se refugió en Venezuela, donde fue periodista de El Nacional de Caracas, y en sus dos primeras novelas (llevadas al cine) aborda el tema de la dictadura:   ‘La casa de los espíritus’, en 1982 y ‘De amor y de sombra’, de 1984. 

 La mujer que esta semana, sin pelos en la lengua, llamó “tonto solemne” al magnate Donald Trump por sus comentarios racistas contra los mexicanos, habla con El País  sobre su nueva novela, sobre el amor, los episodios de la historia que se pretenden minimizar y el drama actual de los campos de regufiados. Esto nos dijo:  

La guerra como adversaria del amor ha sido abordada en  todos los géneros. ¿Qué luces arroja su nueva novela sobre la eterna tragedia de la separación de los amantes?

Siempre que me lanzo en la aventura de una novela, empiezo por estudiar el lugar y el tiempo en que la historia transcurre, porque la investigación me da mucho material. A los protagonistas del Amante Japonés les tocó vivir la Segunda Guerra Mundial, Alma desde la perspectiva de los judíos en Polonia y la tragedia de que toda su familia fue exterminada en Treblinka, e Ichimei desde la realidad de los japoneses que fueron internados en campos de concentración en la costa oeste de los Estados Unidos, después del bombardeo de Pearl Harbor. La guerra los separó, pero también los separaban tremendas diferencias sociales, raciales y culturales, que en aquella época eran casi insuperables, sin embargo el amor que compartían logró sobrevivir a pesar de los obstáculos.

Ese oficio de Ichimei, el hecho de que sea jardinero y no otra cosa, es muy poético y a la vez intrigante...

No tuve ninguna intención particular al darle a Ichimei el oficio de jardinero. La verdad es que la inspiración vino de algo que me contó una amiga: su madre tuvo un amigo por más de 40 años, que era un jardinero japonés.  Mi amiga no creía que hubieran sido amantes, me dijo que tuvieron una relación platónica. Eso fue todo. No supe los detalles, pero pude imaginarlos y así  desarrollé el personaje, que tal vez no se parece en nada a la persona que lo inspiró.  Es cierto que al ser jardinero y vivir en contacto con la naturaleza el personaje adquirió una dimensión más poética y espiritual que si hubiera sido, por ejemplo, mecánico, pero eso yo no lo sabía al comenzar el libro. Ichimei fue revelándose en el transcurso de la escritura.

Cuéntenos aspectos sobre el proceso de escritura del libro, ¿cómo era su rutina, cómo eran las pausas que requirió para que se decantaran las ideas, qué emociones, dudas y reflexiones le suscitó el proceso de escritura de esta obra en particular?

Como siempre hago, empecé el libro un 8 de enero. Tenía una idea vaga sobre el gran amor de los protagonistas, pero todavía sabía muy poco de ellos y de los otros personajes de la historia. Ya había decidido que la historia sucedería en San Francisco, en 2014, que  Alma sería judía y que Ichimei sería americano-japonés; había investigado lo que sucedió en el mundo durante sus vidas y cómo eso los afectaría.

 Llevaba un par de semanas tratando de dar con el tono para contar el libro, cuando se me ocurrió que Alma podría ser una anciana que recordaba el pasado. Me fui a visitar una casa de reposo, o residencia de ancianos, que queda relativamente cerca de mi casa y que es muy famosa, porque los residentes son viejos muy activos en lo social y político, siempre están manifestando en contra de algo (generalmente la guerra), se mantienen al día con las noticias, mandan cartas al Congreso y al Presidente,  es decir, siguen participando de la vida, aunque el promedio de edad en ese lugar es de 85 años. 

No tuve que inventar. A Lark House, que figura en mi novela, la copié casi exactamente de la realidad.  Los temas de esta novela: el amor, la vejez, la memoria, las separaciones, la imaginación, la amistad y la familia, están presentes en mi propia vida.  Escribir sobre ellos requiere reflexión, porque me obliga a escudriñar mis propios sentimientos al respecto. Para mí,  una condición necesaria para abordar una novela es que el tema me importe mucho, que se relacione con mi propia existencia. En la escritura busco comprender la realidad y despejar la confusión.

 ¿Qué sabe ahora sobre el amor que no supiera al momento de comenzar a escribir ‘El amante japonés’?

 Escribí esta novela cuando mi matrimonio de 27 años  terminaba. Habíamos intentado por más de cinco años salvar nuestra relación, pero finalmente tuvimos que separarnos. Fue muy doloroso para ambos y para mí sigue siéndolo.

No creo que la novela me enseñara algo nuevo, al contrario, creo que puse en la novela lo que ya sabía: que el amor es una planta delicada que debe ser alimentada con ternura e imaginación. Alma e Ichimei desean seguir amándose para siempre. Así me enamoro yo, porque soy apasionada y romántica: quisiera amar para siempre. Los amores me duran mucho y les pongo una carga enorme de ternura e imaginación, pero sólo pueden sobrevivir al paso del tiempo y a los dramas cotidianos si ambas partes aportan.

¿Cómo analiza ese episodio negro de la historia en que los japoneses estadounidenses fueron llevados a campos de concentración? ¿Cómo esta historia resuena con los conflictos actuales?

En los Estados Unidos se habla muy poco de sus campos de concentración. De hecho, se los llamaba campos de detención o de internamiento hasta que la tercera generación de descendientes de japoneses exigieron que se les diera el nombre adecuado, de acuerdo a la definición del diccionario. Por supuesto, no se pueden comparar a los campos de concentración de los nazis, donde existía esclavitud, trabajo forzado, hambre, tortura y muerte, y mucho menos con los campos de exterminio y las cámaras de gases. Pero más de cien mil personas, dos tercios de las cuales habían nacido en los Estados Unidos y eran ciudadanos americanos, pasaron los años de la guerra encerrados, perdieron todo lo que poseían y muchos de ellos nunca se recuperaron del trauma y la humillación.  Se consideraban patriotas y ser acusados de posible traición era un terrible deshonor. Miles de jóvenes de descendencia japonesa fueron a la guerra a pelear contra el Japón y por el país que tenía a sus familias en campos de concentración; un regimiento compuesto exclusivamente de estos jóvenes fue el más condecorado por actos de valor en la historia militar de los Estados Unidos. 

¿Cómo pudo suceder esto? 

Por una campaña sistemática del miedo. Una población atemorizada es fácil de manipular, como se ha visto repetidamente en la historia mundial.  Hoy vivimos una crisis internacional de refugiados, hay millones de personas que sobreviven en campamentos miserables o en campos de concentración. Ningún país quiere hacerse cargo de ellos, la ayuda internacional no alcanza para cubrir sus necesidades mínimas, son rechazados en todos lados por una campaña de temor: “Nos van a invadir, van a cambiar la raza, van a imponer sus costumbres o su religión”.  

Más sobre Allende

Chilena de nacionalidad  pero nacida en  Perú,  en 1942.  

Entre 1945 y 1975 vivió en Chile, luego en Venezuela hasta 1988 y más recientemente en California, EE.UU.

Se inició  en el periodismo en Chile y Venezuela, y en 1982 publicó ‘La casa de los espíritus’. Desde entonces, todas sus obras han sido éxitos internacionales. 

En 2010  fue galardonada en Chile con el Premio Nacional de Literatura.

En 2012,  en Dinamarca, recibió el Premio Hans Christian Andersen por su trilogía ‘Memorias del Águila y del Jaguar’.

 ‘Evaluna’,  ‘Paula’, ‘La suma de los días’ son algunas de sus obras famosas.

 

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