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Un café con Angélica Castro

Ganadora de una de las becas Bloc con su obra ‘Movimiento periódico’, la artista habla de su reflexión sobre la prensa escrita que suele estar llena de eventos repetitivos que naufragan en olvido.

3 de abril de 2016 Por: Especial para GACETA

Ganadora de una de las becas Bloc con su obra ‘Movimiento periódico’, la artista habla de su reflexión sobre la prensa escrita que suele estar llena de eventos repetitivos que naufragan en olvido.

¿De dónde surge esta obra? ¿Cuál fue el detonante?

Todo empieza con unos  dibujos que encontré sobre las tipologías de indios en Colombia. Yo estaba revisando el Papel Ilustrado que fue uno de los primeros periódicos que utilizó las ilustraciones en sus páginas, y me encontré con estos dibujos de Alberto Urdaneta. Allí  me doy cuenta de que en ese tiempo ya el periódico tenía una orientación muy fuerte hacia eso de crear cultura o de crear un pensamiento como sociedad.

Fue entonces  cuando empecé a concebir la idea de crear una obra en la que se mostrara  la inserción de una idea de cultura y de una ideología en una sociedad, sin importar si hay un choque cultural como sucedió en la colonización, por ejemplo. Toda la idea sobre la cual gira esta obra es la de cómo se  inserta una ideología por medio de una estructura. Y esa estructura, en este caso, entendida como un periódico. 

Su obra empieza justamente con esos dibujos de los que habla....

Cuando llego a la imagen del indio jaulero (que construía jaulas), que es una imagen de estos oficios que se hacían en la Bogotá de la época,  pensé entonces en cómo esa jaula representa esa inserción de una estructura dentro de un sistema o un territorio. Así que aparte de los dibujos arranqué por construir una de esas jaulas como representación de esa estructura de la que hablo. 

Intenté llevar a lo plástico una  estructura que respira y vive y se alimenta todos los días, al igual que lo hace un periódico, que  produce todos los días imágenes y noticias.

De ahí el  movimiento de la jaula..

Exacto. Porque es como un mecanismo que respira y produce efectos. Ahora, lo otro bello de la jaula es la metáfora de la pérdida de libertad, de pensar cómo desde la época de la Colonia hay una obligación por soportar ideas políticas, por  acondicionarse a ese modo de vivir. Es así como la jaula, cuando  se ilumina, proyecta esa sombra en la pared que es un gran dibujo en movimiento, y al verlo en esas dimensiones tan grandes se transforma en una cárcel. Y de cierto modo es también lo que hacen los periódicos, magnificar los hechos.

Otra pieza que hace parte de la obra es ‘Periódico de ayer’...

Esta idea surge de un archivo que yo venía revisando hace años sobre la masacre de Caloto del 91. Encontré  que tres niños habían sido masacrados, algo que quizá pasó  sin mayor reflexión, porque el periódico se consume a diario y se desecha. A mí me parecía importante esa reflexión. ¿Pero cómo? ¿qué puede pasar si se trata de archivos que están guardados, como sucede en las bibliotecas, y son pocos los que  van a verlos? Son como una materia muerta. Imposible no pensar en la canción de Héctor Lavoe, ‘Periódico  de ayer’ 

Lo que hago entonces  son tres cajas donde comprimo papel periódico recortado de 1 cm por 1 cm. Es una forma de comprimir el  tiempo y la información.  La pieza habla de un  fluir de una masa muerta y del olvido. Parece un río, pero de olvido. Algo que es tan frecuente en la sociedad colombiana. 

Luego hay un dibujo azul...

Esta es quizá la imagen más directa sobre la violencia. Tomo la imagen de uno de los niños que me marcó muchísimo. Hago un calco de  con carboncillo azul que luego descubrí en Argentina que se llamaba película sensible de carbón. Me gustó ese nombre por aquello de cómo sensibilizar frente a  la violencia.

Empecé entonces a hacer una reproducción grande de ella. Es un paisaje azul donde se muestra a los cuerpos tendidos sobre la hierba y hay un círculo de personajes que observan. Allí quiero introducir al observador para que sea él quien cierre ese círculo de contemplación de esa masacre con hechos tan dolorosos.

¿Cómo ve el arte en el posconflicto? Yo me pregunto, sin ánimo de ser pesimista, qué tan real va  a ser si la misma historia nos muestra las repeticiones. Sin embargo, creo que el arte está llamado a invitar a reflexionar a cada individuo sobre la sociedad que queremos. Usted realizó una residencia en Argentina. ¿Qué le dejó la experiencia? Tuve el privilegio de trabajar con un colectivo que se llama El Levante del que hace parte una señora que se llama Graciela Carnevale. Ella a su vez hizo parte en los años 60 de un colectivo en Rosario, Argentina en el que abordaron la problemática de los trabajadores de la caña de azúcar en Córdoba. Fue justamente allí donde empecé a trabajar ‘Movimiento periódico’.

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