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Teatro Esquina Latina busca apoyo

El Teatro Esquina Latina quiere sede propia y comienza la campaña para recaudar los $460 millones que necesita.

25 de agosto de 2015 Por: Claudia Liliana Bedoya / Reportera de El País

El Teatro Esquina Latina quiere sede propia y comienza la campaña para recaudar los $460 millones que necesita.

El Teatro Esquina Latina empieza en firme su campaña para recaudar $460 millones que necesita para adquirir la sede en la que actualmente funciona. 

El director de la compañía, Orlando Cajamarca, habla sobre la situación real por la que atraviesa el grupo: 

¿En qué va el proceso del Teatro 

Esquina Latina con respecto a su sede?

Desde el año pasado sabíamos  que la Universidad del Valle no estaba dispuesta a mantener el comodato con nosotros, que fue el resultado de un proceso de negociación hecho hace 20 años.

Por fortuna,  intervino al Alcaldía y gracias a ella logramos un acuerdo fundamental: que la universidad accediera a vendernos la casa. Ya se hizo un avalúo, se tasó un precio y se abrió la posibilidad de negociar con la universidad. Estamos esperando que se formalice el acuerdo, ya está pactado, hay cruce de cartas en donde hay un precio y las condiciones para la compra. Estamos en firme. 

Entonces, ¿qué más necesita para tener la sede?

Estamos esperando que se haga el documento de compra-venta.  Y damos por sentado que eso ya  es un hecho. 

A esta administración que ha sido gran aliada del teatro le queda poco tiempo. ¿Siente temor al saber que los días corren, no hay plata  y hay fechas límite para la compra?

Sí, claro. Sabemos  que el tiempo apremia por eso ya estamos iniciando la campaña para la recolección de recursos. También sabemos que lo público no nos puede resolver todo. Pero en Esquina Latina tenemos una capacidad instalada,  una actividad comunitaria y social reconocida, a través de la cual podemos apoyar  procesos como los de educación en salud, convivencia ciudadana, tránsito, medio ambiente, estimulación creativa con niños y jóvenes.

Todo eso está al servicio de los demás, incluso de entidades particulares  para que nos contraten. 

¿Ustedes buscan donaciones pero también  que les paguen por su trabajo  y  reunir así los $ 460 millones?

Sí, podemos hacer muchas cosas para empresas, entidades privadas y públicas. Le estamos diciendo a la gente: ‘Aquí estamos’. A  cualquier entidad que nos quiera donar, nosotros le contraprestamos para que tenga el doble beneficio de dar y recibir servicios culturales.  También estamos abiertos al que quiera donar $1, $2  o $100 millones para que lo haga a través de nuestras cuentas. 

¿Cómo podemos ayudar los caleños  en esta colecta pro-sede?

Creo que todo suma: hay que ir al teatro, pero sabemos que el grueso de los recursos tenemos que conseguirlos a través de realización de proyectos públicos y privados. Pero con que la gente vaya y nos pague la boleta es un aporte importante. Eso es clave porque en Cali se ha generado la idea de la gratuidad, a la gente le gusta todo pero no le gusta pagar; de hecho, tenemos gente que solo va cuando le mandamos  invitación y a veces piden una más.

Estamos en plena campaña política, ¿alguno de los candidatos a la Alcaldía de Cali ha tocado a su puerta para conocer la situación de Esquina Latina?  

No. Hasta el momento  no hemos tenido ningún tipo de acercamiento porque infortunadamente, no es un tema grueso de campaña. Y la cultura sí debería ser un tema de campaña aunque es vista como un postre opcional para cuando todo lo demás esté resuelto. Para no ir tan lejos, algunos gobernantes del país le han puesto un gradito de importancia a la cultura en sus regiones, con eso ha sido suficiente. Aspiramos a que quien sea alcalde, asuma que los procesos culturales son capaces de crear entramados o un tejido social vigoroso, pujante y sano.  

¿Y los caleños cómo nos portamos, como público, con Esquina Latina?

Lo he dicho en  varios tonos y pienso que  por efectos de etiquetas como decir que Cali es la ‘Capital mundial del deporte’ o la ‘Capital mundial de la salsa’ muchos  creen que eso es todo y  ahí se quedan. Siento que hemos entrado en un desprecio por lo local. A veces sentimos que la gente aplaza, piensa que eso se puede ver después, que ir a Esquina Latina es algo que se puede “dejar para después”. O como todo es hecho aquí, no interesa o se descalifica. Por  fortuna, tenemos público, aunque no vivimos de la taquilla. Pero sí nos gustaría que mucha gente de Cali que aún no ha ido a Esquina, se diera la pasadita. 

¿Han hecho un perfil del público que llena la sala de Esquina Latina?

Sí, hemos hecho sondeos, pero nada técnicos. Pero hemos logrado consolidar una red de teatro comunitario a través de la cual hemos formado a mucha gente: taxistas, empleados de una empresa privada, profesionales, hemos tenido que ver con muchos caleños. Hemos notado que el grueso de nuestro público viene de los barrios en los que trabajamos: Aguablanca y la Ladera. Pero también tenemos público universitario, adultos profesionales y jubilados.  Es un público variado y que recoge todos los estratos sociales de la ciudad. Y hemos observado que cuando hacemos presentaciones en el Teatro Municipal, lo llenamos, pero rara vez vemos a ese mismo público ir a nuestra sala.   

¿Y qué opina de que algunas  salas de teatro hoy den  regalos a su público para mantener su  fidelidad?

 A esas estrategias también nosotros  hemos recurrido. En nuestro caso, hemos dado  un bono de descuento y hasta regalamos entradas a través de algunos medios. Y en este momento estamos intentando hacer una sinergia con el Teatro del Presagio y La Concha para apoyarnos mutuamente, de modo que los que vayan a Equina Latina  con la colilla de su boleta accedan a descuentos con las otras dos salas y viceversa.   

¿Cómo están  las finanzas del teatro?

Hemos logrado vivir dignamente del oficio. No nos juntamos para hacer una obra que haga reír a la gente. En Esquina somos 22 personas y todos tienen un sueldo fijo y sus prestaciones sociales.  Estamos ‘viviendo al fiado’, como se dice. Nunca habíamos estado tan apretados. Hemos perdido unos 15 empleos en los últimos 5 años. Hemos tratado de mantener  nuestros programas comunitarios, con ciertas reducciones.  Y hemos  restringido el trabajo en los municipios. Hoy solo estamos concentrados en Pradera, Florida, Miranda y Corinto. No recibimos ni un peso de estas alcaldías pero ahí seguimos firmes.     

¿Hacer industria teatral es un verdadero drama?

Claro. Mantener un emprendimiento como el nuestro es muy difícil. Es un drama fuerte, a veces puede tener visos de tragedia.

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