Sin cuerpo no hay crimen
Estreno. El cuerpo es una película española de suspenso que se centra en la misteriosa desaparición de un cuerpo de la morgue. El suceso despierta la sospechas de los detectives quienes ponen sus ojos en el esposo de la muerta. Pero aquí nada es lo que parece.
Estreno. El cuerpo es una película española de suspenso que se centra en la misteriosa desaparición de un cuerpo de la morgue. El suceso despierta la sospechas de los detectives quienes ponen sus ojos en el esposo de la muerta. Pero aquí nada es lo que parece.
Un inesperado infarto ha puesto fin a la vida de la millonaria Maika Villaverde (Belén Rueda), dejando sumida a su familia y a su marido Alex (Hugo Silva) en una gran tristeza. Pero todo esto es falso. Lo cierto es que a él no le duele para nada su muerte, aunque sabe fingir bastante bien no puede ocultar por mucho su felicidad al ver que su plan ha salido a la perfección.Ha planeado su muerte con detalle y nadie podría señalarlo. Ahora bien puede quedarse con los millones de la muertita y darse la gran vida con su amante joven que lo espera ansiosa. Así va la vida cuando empieza la película española El cuerpo. La muerte, la amante, los millones y la culpabilidad del marido. Con un argumento bastante repetido, no hay duda, ésta película ya la hemos visto antes, contada por gringos, europeos y hasta latinos. Sin embargo en El cuerpo poco ha avanzado la acción cuando se nos muestra el verdadero arranque de la película: una llamada que todo lo cambia. Y a manera de detonante, nos enteramos de que el cadáver de la pobre infeliz ha desaparecido de la morgue. ¡Vaya detonante! La pregunta surge de inmediato en nuestras mentes y nos mete de cabeza en el misterio del cuerpo desaparecido. Conociendo la última corriente del cine español de adentrarse en el terror, hasta podríamos dudar frente a qué nos encontramos. ¿Será una película de misterio? ¿Será acaso de terror? Las dudas crecen a medida que empieza la investigación con la que se busca no solo averiguar el paradero del cuerpo sino la razón de su desaparición. El principal sospechoso, por supuesto, resulta ser el marido, quien de inmediato es llamado a un interrogatorio encabezado por el investigador policiaco Jaime Peña (José Coronado).Hasta ahí lo que diremos de la trama, que por supuesto se complica con el paso del tiempo y las secuencias saturadas de trucos y suspensos que no logran asustar ni crear el efecto deseado. Parte de este problema radica en un diseño sonoro pobre, repleto de golpes dramáticos a destiempo y con conversaciones telefónicas de las que poco o nada logra entenderse. La gran sorpresa actoral nos la llevamos al encontrarnos con el colombiano Juan Pablo Shuk como parte del cuerpo de policía. El ex galán de telenovelas de Telemundo (Pasión de gavilanes, Doña Bárbara, Sin senos no hay paraíso, entre otras) sale al lado del protagonista en su papel de detective e impostando un forzado acento español que por ratos logra sobreponerse a su natural colombiano. En otras ocasiones no tanto, pero digamos que eso es lo de menos. No por eso deja de ser alegre como parte de la nómina de una película que se pone sus apuestas en alto, al inscribirse en un género en el que ya ha empezado a pisar fuerte. Valga la pena mencionar que los productores de El cuerpo son los mismos de El orfanato y Los ojos de Julia películas que son recordadas por provocar más de un susto en la sala.No pasa lo mismo con El cuerpo y no tendría porqué ser de esta manera, después de todo se trata de otro género. Uno que resulta ser casi su primo hermano, el suspenso. De ahí que por ratos, su director Oriol Paulo, quien por cierto debuta con esta cinta, juegue un poco con este tipo de acciones. Tratando de confundir a los espectadores llevándolos entre el realismo del policiaco y lo sobrenatural del más allá. Claro, el intento por ratos sale bastante bien, soltando pistas falsas que a veces no terminan por ser explicadas bajo ninguna lógica. Aquí es obvio el esfuerzo del guionista por demostrar su inteligencia, orquestando una estructura en la que sin duda nada es orgánico ni natural sino muy pensado y medido. Cada detalle, palabra y mirada tiene un significado, pretendiendo exigir del espectador el máximo de su atención. En El cuerpo tanto detalle sumerge a la película en un estado de aletargamiento y entorpece el desarrollo de la acción. De ahí que en su segundo acto todo se demore más de lo esperado y entre interrogatorios y llamadas telefónicas, muchas de las cuales casi ni se oyen, se pretenda confundir más que revelar. Por fortuna esta película ocurre en la actualidad, de lo contrario ¿qué hubiera sido de ella en un mundo sin celulares? Este truco repetido ya empieza a cansarnos en el mitad de la película, donde las idas al pasado de los personajes se convierten en elemento indispensables para explicar lo que a simple vista no es tan obvio. Señuelos y teorías que aletargan la acción de una historia que demuestra ser una buena intención pero que la convierten en una película llena de sorpresas tibias, a media marcha entre el thriller y el misterio, se toma atribuciones de uno y otro género hasta el final donde confluye aquella orquestación manipulada. Como resultado tenemos una película que si bien resulta atractiva y misteriosa, al menos en su planteamiento, se enfría a medida que se adentra en su desarrollo.