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Santiago Cañón, un genio a la conquista de Sudáfrica

El prodigioso violonchelista realiza una gira por Sudáfrica. Charla con el ‘Niño genio de la música sinfónica’.

11 de junio de 2013 Por: Ricardo Moncada Esquivel?Periodista de Gaceta

El prodigioso violonchelista realiza una gira por Sudáfrica. Charla con el ‘Niño genio de la música sinfónica’.

Acaba de cumplir 18 años, pero la carrera del violonchelista bogotano Santiago Cañón es la de una figura de trayectoria internacional. Basta recordar que con tan solo 6 años debutó como solista acompañado por la Orquesta Filarmónica de Bogotá, que en el 2010 fue segundo en el Beijing International Music Cello Competition, en el 2011 ganó el primer puesto en el Gisborne International Music Competition, en Nueva Zelanda, y que en el 2007 fue el único colombiano que pudo recibir los sabios concejos de Yo Yo Ma, esa leyenda mundial del violonchelo.Apoyado por la beca 'Mayra y Edmundo Esquenazi', Santiago se graduó el año pasado como Bachelor of Music con énfasis en ‘Solista’ en la Universidad de Waikato, Hamilton, Nueva Zelanda. No es gratuito entonces que sea llamado el ‘Niño genio de la melodía sinfónica en Colombia’. Su talento se ha expuesto ya en escenarios de América, Asia y Oceanía.Mientras usted lee estas líneas, por ejemplo, Santiago se encuentra en Ciudad del Cabo, preparándose para los conciertos que dará el 11 y 13 de junio en esta metrópoli sudafricana. Con ellos cerrará con broche de oro la gira que inició el 29 de mayo por este país, sumando así un nuevo continente a su ambicioso camino en la música.Desde allí el músico le contó a GACETA que una de sus metas es llegar a ser un artista con reconocimiento internacional, de ahí la importancia de esta gira. “Representa abrir más puertas, mostrar un poco de la música suramericana, ya que estoy tocando obras del argentino Alberto Ginastera". También me permite conocer nuevos escenarios, nuevas culturas y audiencias; poder llegarle a la gente con la música que interpreto, dejar la mejor de las impresiones, que mi nombre y mi forma de tocar quede en sus mentes y corazones y dejar muy en alto el nombre de mi país”.¿Cuál será el momento musical más interesante de esta gira?Todos son importantes porque son experiencias únicas y en distintas ciudades. Los recitales que daré de Schumann y el Gulda son de diferente estilo y época, por eso, cada presentación es interesante.¿Ha sido fácil adaptarse a estar lejos del país, a viajar tanto?Empecé a salir del país a los 12 años, en el 2007. Claro que es difícil ausentarse, especialmente cuando somos una familia muy unida. Tuve la fortuna de poder salir con mi mamá en los primeros años y sigo yendo a las giras con ella. Pero por otro lado, siempre estoy en comunicación con ellos y con mi país. La rutina de los viajes y giras me encanta, es la vida que he elegido, es muy emocionante ir a otras partes del mundo para llegar a la cima que quiero alcanzar. ¿Qué le aportó su experiencia con la Filarmónica de Bogotá?Fue la orquesta que me dio la oportunidad de tocar por primera vez como solista cuando todavía no había cumplido los 7 años. La quiero mucho, mi papá trabaja allí y siempre me han respaldado. Con ellos toqué por primera vez el Vivaldi en La menor, el Haydn en Re, el Dvorak y el Shostakovich. Me aportó experiencia y confianza. Con ellos es como estar en casa. En julio próximo volverá a presentarse con esta orquesta...Sí, estrenaré el concierto para chelo e instrumentos de viento, con batería, guitarra acústica y contrabajo, de Friedrich Gulda. Es un concierto interesante y llamativo, que ya estrené en Nueva Zelanda y que tocaré con la Cape Philharmonic el 13 de junio en el City Hall de Cape Town. ¿Qué consejo que le dio Yo Yo Ma? Una de las cosas que él me dijo fue que tratara de imaginarme que yo era el compositor de cada obra que tocaba y de esta manera, poder encontrar el sentido a la música de cada compositor. Y claro que lo he puesto en práctica, siempre investigo sobre el momento histórico y de la vida de ese compositor y para entender el por qué de cada composición. Imagino lo que el compositor quisiera oír en su obra y pongo mi aporte personal también, ya que quiero ser un músico que no se limite a tocar lo que está escrito. A la música, hay que darle vida y eso es lo que siempre trato de hacer, no me gusta copiar lo que otros hacen, me gusta tener mi propia interpretación, mi sonido, respetando el estilo y demás factores que tiene cada obra.¿Qué importancia ha tenido para usted el Festival de Internacional de Música de Cartagena?Es el evento que ha cambiado mi vida y ha hecho posible que mis sueños se vayan haciendo realidad. Gracias a la beca ‘Edmundo y Mayra Esquenazi’, que me consiguió Julia Salvi, pude terminar mis estudios en Nueva Zelanda, visitar a mi familia, ir a concursos. También me permitió conocer a grandes músicos y compartir escenario con ellos. De no ser por el Festival y porque Julia Salvi se interesó en mi talento y consiguió la beca, seguro que no tendría las mismas oportunidades que tengo ahora.¿Ha tenido momentos de crisis, de querer hacer otra cosa?No. Estoy feliz con lo que hago. Mis padres siempre me preguntaron si estaba seguro de querer seguir con esta carrera y siempre dije que sí. Es lo que quiero hacer y lo afronto. De niño no tenía el tiempo libre que mis amigos tenían, pero la verdad es que a mí no me importaba porque siempre tenía algo que hacer, un compromiso que cumplir, aunque al final también había tiempo para la diversión con ellos. Ahora, esos compromisos son mayores y me gusta. El estrés para mí es no tener un recital o concierto por tocar. Siempre he estado rodeado de música por mi familia, mi papá es clarinetista de la Orquesta Filarmónica de Bogotá, mi mamá solía tocar el chelo. De hecho, ella fue mi primera profesora; y mi hermana estudia violín en la Universidad de Louisiana. Entonces para mí fue muy normal ser músico. Me gusta también la pintura, la fotografía y tocar guitarra, tengo cinco.Háblenos de su instrumento y lo que representan en su vida.Por mis manos han pasado cinco violonchelos, dos de ellos pequeños. Y desde el 2005 tengo mi chelo que fue escogido por mi primer profesor Henryk Zarzycki y que es el que toco con más frecuencia. Tengo el chelo que me regaló Andrés Díaz en el 2001; es un excelente instrumento y con sonido muy potente. La verdad es que no me veo sin mi chelo al lado mío. Es el instrumento que me ha dado muchas satisfacciones y triunfos, es como mi aliado, mi compañero en todo momento. ¿Recuerda alguna anécdota vivida con su instrumento?En marzo del 2012, en la final del concurso Nacional de Concierto en Christchurch, cuando estaba tocando el ‘III movimiento del concierto No.1 de Shostakovich’ con la orquesta Sinfónica de Christchurch, la cuerda de mi chelo se rompió, el director no se dio cuenta de lo que había pasado y yo me tuve que parar para tomar un chelo de uno de los integrantes de la orquesta y poder seguir tocando. A pesar de este accidente, me gané el primer premio y pude tocar con el instrumento que no era el mío. El público y los músicos de la orquesta se sorprendieron mucho al ver que continué como si nada estuviera pasando. Acaba de cumplir 18 años, ya es mayor de edad. ¿En qué momento de su desarrollo musical está?Pienso que llevo un buen camino recorrido, he tenido muchas oportunidades, hasta ahora me ha ido bien, tengo bastantes logros, pero también sé que para llegar donde yo quiero me falta todavía mucho camino por recorrer.¿Cuáles son los pasos a seguir en su vida y en su carrera?Mis sueños han sido bastante claros desde que era pequeño. Tengo que seguirme preparando, estudiar, quiero ser un artista integral, no solo ser un buen violonchelista. Quiero difundir un repertorio poco tocado, poder grabar más discos, tener experiencia de tocar con muchas orquestas, conocer más gente, directores, repertorio, hacer viajes por el mundo. En pocas palabras, hacer lo que hacen los grandes artistas que ya han logrado tener un nombre reconocido a nivel mundial.

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