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¿Qué tanto leen los caleños?, este es el balance

Hoy, cuando se conmemoran los 400 años de la muerte de Cervantes y Shakespeare, y se celebra el Día del Idioma, les contamos cómo son los hábitos de lectura de los caleños y cuánto nos falta crecer.

23 de abril de 2016 Por: Claudia Liliana Bedoya S. | Reportera de El País

Hoy, cuando se conmemoran los 400 años de la muerte de Cervantes y Shakespeare, y se celebra el Día del Idioma, les contamos cómo son los hábitos de lectura de los caleños y cuánto nos falta crecer.

Convertir  las bibliotecas en centros de encuentro de los ciudadanos, hacer que los niños desde el vientre de la madre sean lectores y promover el hábito del libro y la lectura para conformar nuevos círculos de amigos, son algunas de las estrategias con las cuales se trabaja en Cali para hacer de esta una ciudad de lectores. 

Y es que en la ciudad, el panorama es de contrastes: cada vez más niños y jóvenes participan activamente de programas y clubes de lectura que se despliegan desde las bibliotecas y motivan a sus padres a que les compren libros; pero por otro lado, la ciudad aún no consolida el sueño se tener una  Feria del Libro. 

Para Enrique González, presidente de la Cámara Colombiana del Libro, “Cali está rezagada en lectura. Nos parece  bien que sea conocida por tantas cosas que nos encantan como  sus manifestaciones artísticas y culturales. Pero la lectura hay que involucrarla en el desarrollo de la ciudad. Hay que tener más generaciones de lectores y para eso hay que hacer un trabajo sostenido que no se ha hecho”.

En su opinión, actividades como  la Feria del Libro son “un pretexto para acercar a los lectores a los libros, para  mover  a las autoridades y decirles:  los autores, los escritores, los editores, los libreros, estamos listos con todo, pero  tenemos que llegar a los lectores. Ese pedacito falta”, dice González. 

Una percepción similar  tiene Aura Bustamante, gerente administrativa de la Librería Nacional en  Cali, para ella, los caleños “somos tan malos lectores como todo el país porque no hay un política cultural en torno al libro. Requerimos de campañas más agresivas,  más fuertes para que el libro tenga más fuerza”. 

Curiosamente, desde la otra orilla, la de las bibliotecas, hay quienes consideran que el concepto de lector y lectura no debe limitarse a la relación directa con el libro; y que en Cali se debe tener  una visión más amplia pues esta es una ciudad de lectores.  

“La lectura abarca  otros soportes y  formas de leer: periódicos, material digital, revistas, no podemos basarnos únicamente en la adquisición del libro. Quedarnos en las cifras que arrojan los estudios de hábitos de lectura y consumo de libros deja por fuera  lugares, formas y soportes de lectura”, expresa Claudia Patricia Laverde Mahecha, coordinadora servicios de biblioteca de Comfandi. 

Desde su posición, que incluye el manejo de 19 bibliotecas, ha visto la circulación de personas que sin falta acuden todos los días a leer periódicos. “En ese caso me pregunto ¿cómo reportarían esa estadística por tiempo de lectura, por cantidad del material leído por lo significativo que fue la lectura para esa persona?”.

También le inquieta cómo se contabilizan situaciones como el hecho de que un promotor lea para varios niños. “¿Cómo se cuenta esto 2 o 3 libros que leyó el promotor? Acaso no significaría que cada niños leyó 2 o 3 libros porque cada uno hizo una lectura distinta del texto leído a viva voz”.

Pero al margen de las cifras hay una realidad palpable en Cali: las bibliotecas son  los nuevos puntos de encuentro de las comunidades. 

María Elisa Holguín, directora de Bibliotec, asegura que el uso de estos lugares es variado hoy en día. 

Bibliotecas como la  Álvaro Mutis que “en 2011 tenía 3.500 usuarios, hoy tiene 40.000 al año. Y la Biblioteca San Luis que tenía 50 metros cuadrados y ahora es de 400 metros cuadrados,  pasó de 7.500 a 70.000 usuarios”. 

“Los servicios que más solicitan son consulta y préstamo de libros, talleres de fomento a la lectura y la escritura, acceso a internet, alfabetización informacional, talleres de formación artística y formación comunitaria para el desarrollo social. Con la incorporación de la infraestructura tecnológica y los contenidos digitales, se incrementó la consulta y la demanda de los talleres formación alfabetización especialmente en adultos y adultos mayores”, cuenta María Dolores Martínez, coordinadora de la Red de Bibliotecas Públicas de Cali.

Y aunque la tarea sigue, Juan Camilo Sierra, quien durante 25 años ha sido gestor cultural y fue gerente del Fondo de Cultura Económica en Colombia, asegura que la ciudad debe mejorar en tener actualizado su acervo bibliográfico. 

“Cali no tiene idea de qué están publicando sus universidades, qué se hace desde iniciativas independientes o privadas, no hay un lugar que agrupe lo que sucede a nivel editorial en el Pacífico. Si se logra, eso le permitirá al publico conocer, seleccionar y leer, sin importar el soporte. Se necesitan libros para que haya lectores, sin libro no hay lectores”, concluye Sierra.

¿Por qué no leemos?

Guiomar Acevedo, directora de artes del Ministerio de Cultura, lo explica: “Hay una serie de factores históricos que pesan mucho en el tema de la lectura en el país, y tiene que ver con la pérdida que se dio de los textos escolares en el aula, todavía hoy tenemos escuelas rurales en donde los niños no tienen un solo libro para trabajar en sus clases. El no tener el contacto con la lectura en la escuela es un punto crítico que afecta no solamente a quienes están estudiando sino a quienes ya estudiaron y se formaron dentro de esa carencia. Hay hogares que no tienen cómo comprar un libro y generar en torno a él una actividad familiar. A todos los niños les gusta que les lean antes de ir a dormir y  esa sencilla actividad podría cambiar los hábitos de lectura de toda una generación”.  

¿Qué leemos?

Sandra Patricia Salazar,  encargada  de la Sala Infantil de la Biblioteca Departamental, explica que cada grupo tiene gustos variados: “Los papás que tienen hijos pequeños quieren leer sobre el crecimiento y desarrollo de sus hijos, pautas de crianza alimentos, comportamiento en edad escolar. Los jóvenes optan por las sagas, las novelas, contenidos de fantasía y tecnología, especialmente  de personajes que han creado cosas. Y los adultos prefieren crecimiento personal y lecturas de buenos hábitos de salud”.

 Por su parte Aura Bustamante, de la Librería Nacional, explica que en Cali los hombres busca  literatura  histórica  y las mujeres busca literatura  escrita por mujeres. Y ambos géneros consumen libros de  superación, dietas, la política, la paz y el  posconflicto. Hay mucha ansiedad e interés por los libros relacionados con escándalos”. 

En cuantos a los jóvenes, reconoce que hoy la oferta es amplia para ellos. “Antes solo teníamos libros para niños y  adultos. Hoy los jóvenes  no alcanzan a digerir todo lo que hay en el mercado. Hoy ellos están leyendo sagas. Es un sector que se está moviendo mucho por cuenta las películas y los ‘youtubers’  Muchas veces piden de regalo de cumpleaños un libro”.

Para ser una ciudad lectora

Claudia Patricia Laverde Mahecha, coordinadora servicios de biblioteca de Comfandi considera que para ser una ciudad con mejores lectores de debe trabajar en  “fortalecer más espacios de lectura y conversación,  consolidar comunidades lectoras, tener una mayor oferta editorial en Cali, en que la feria del libro sea una fiesta de la lectura en donde se encuentren lectores, escritores, talleristas, mediadores. 

Asimimo, es vital fortalecer los procesos de formación de los bibliotecarios, promotores de lectura, docentes, para que demos más espacio a la búsqueda individual de las lecturas y que tengamos más herramientas para conversar con el texto y el lector desde el mismo texto y cuando digo texto me refiero a los distintos formatos. Comprender que solo se aprende a leer leyendo y que si queremos fomentar la lectura debemos disponer de espacios agradables y adecuados para leer. Y leer solo por el gusto a leer sin pedir nada a cambio”.

Clubes de lectura

Las bibliotecas -adscritas a la Red de Bibliotecas Públicas de Cali y las manejadas por las Cajas de Compensación  como Comfandi y Comfenalco–  son la cantera de nuevos lectores gracias a actividades diarias de promoción de la lectura, ellas han dado pie a conformar clubes. También hay propuestas alternas como el grupo Riders, cuya filosofía es “no leemos por parecer cultos, diferentes, intelectuales o por moda”. En unos meses  empezará a través de Bibliotec la implementación de  clubes en asocio con  Lit World, para trabajar con niños en condiciones de vulnerabilidad; y un proyecto piloto de  Fundación Natura y Crea de la U. de Barcelona, España,  para crear clubes de lectura, basados en literatura clásica.

De interés 

La Biblioteca Patrimonial  del Centenario, en El Peñón, fue creada en 1910. Y la Biblioteca Departamental Jorge Garcés Borrero, en 1953. En Cali, según la base de datos de la Cámara Colombia del Libro, hay 18 librerías. Ahí figuran la Librería Nacional con sus 8 sedes, El Sembrador con 3 y además Expresión Viva, Vicens Vives, Panamericana,  Legis S.A., San Pablo, Librería Paulinas y la Esotérica Arcángel.La Cámara Colombiana del Libro revela que en Colombia los libros tienen el mismo valor que en el exterior. En el mundo, hay países en donde del total que vende la industria editorial, el estado compra entre 45 % y el 55 %. En Colombia no llega ni al 15 %. Enrique González, de la Cámara Colombiana del Libro, insiste en que de nada sirve promover la lectura en nuevos formatos (digital) si no hay una conexión a internet eficiente.

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