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Los retratos que prestó el Nacional al Museo Rayo están en exposición

La colección del Museo Nacional de Colombia incluye obras de los siglos XVII, XIX y XX. Cuatro exposiciones diferentes tiene en estos momentos el Museo Rayo.

20 de mayo de 2013 Por: Redacción de El País

La colección del Museo Nacional de Colombia incluye obras de los siglos XVII, XIX y XX. Cuatro exposiciones diferentes tiene en estos momentos el Museo Rayo.

El retrato es uno de los objetos pictóricos que más fascina a los humanos y alrededor del cual se aglomeran más los visitantes de los museos. Para la muestra, la ‘Mona Lisa’ de Da Vinci, que atrae el 80 % de las personas que entran al Louvre.Al fin y al cabo, el retrato es un instante del pasado convertido en eterno presente, con la mirada atrapada de un ser que mira desde los años o desde los siglos. Más aun cuando el pintor logra plasmar la esencia del modelo, antes que la fidelidad de sus facciones.Ante un retrato se vive un cúmulo de sensaciones, como podrán atestiguarlo quienes vean en el Museo Rayo de Roldanillo parte de la colección del Museo Nacional de Bogotá, que se puede ver desde el pasado sábado en el primer museo del Valle, que trae a la región obras de los artistas más destacados y reconocidos.“Es la primera exposición de este género, tan diciente de las culturas y épocas que lo produjeron en el mundo entero, que ofrece el Museo Rayo”, cuenta su directora, Águeda Pizarro. Es una ruptura sorprendente, por cuanto esta institución ha privilegiado el grabado, el intaglio y, sobre todo, la pintura más vanguardista.Pero ni la esposa de Ómar Rayo pudo escapar al extraño magnetismo que ejerce el retrato: “Estas pinturas y dibujos ejecutados en diferentes medios, tan misteriosos como reveladores, nos llevan a buscar en ellos la esencia de nuestra humanidad”, dice. Y añade: “Igualmente podemos apreciar cómo cada artista se embarca en la aventura de representar tanto el aspecto físico como el alma de su modelo, demostrando al mismo tiempo su actitud hacia las tendencias y corrientes artísticas de su época”. El crítico de arte Miguel González, curador de la exposición, se aventura a explicar la fascinación que tiene este tipo de pintura: “El retrato es una modalidad artística que está relacionada con el culto a la personalidad”, dice. Cuenta que distintas civilizaciones lo practicaron desde tiempos antiguos, pero que el gran esplendor se vivió durante el Renacimiento, cuando los pintores tomaron los ejemplos grecorromanos con el fin de exaltar al retratado. “Para producir imágenes más fidedignas, cautelosas y eficientes los pintores del Renacimiento y luego los del Barroco no solo perfeccionaron la técnica, refinaron los usos de la luz y dominaron los volúmenes, sino que se preocuparon de la sicología de los personajes para no revelar solamente la fisonomía, sino el temperamento y la personalidad”, dice González.La colección del Museo Nacional de Colombia incluye obras de los siglos XVII, XIX y XX. Las más antiguas corresponden a dos autores no identificados, cuyos retratos se remontan a 1650 y 1840, más la obra de Francesco G. Podesti de 1850, “referenciando las preocupaciones que luego tendrían los artistas colombianos relacionados con la academia, el costumbrismo, el postimpresionismo y las ideas modernistas”, explica el curador.Y como para que el neófito capte el sentido profundo de la muestra, el experto dice que el retratista por excelencia de la academia, “un poco neoclásico y romántico a la vez” fue Epifanio Garay, cuya obra de 1902 “da cuenta de sus logros”. Y la compara con “la propuesta muy osada para el arte nacional” en manos de Andrés de Santamaría cuya pintura de alrededor de 1910 es post-impresionista.Francisco Antonio Cano está presente con tres obras de 1917, 1925 y 1929, respectivamente, en las cuales “revela” su apego a lo académico. “Esta voluntad que gira en torno a opiniones vinculadas al realismo y representar posturas, compromisos y soluciones naturalistas es la tendencia dominante en la muestra”.Tres siglos de pinceladasEllo se ha corroborado desde la obra fechada en 1894 por Ricardo Moros Urbina hasta el grupo de cuadros de Eugenio Zerda, con la niña fechada en 1915; Roberto Pisano, con la dama de 1921; Coriolano Leudo con tres pinturas de 1920, 1924 y 1930; Delio Ramírez con el retrato de su madre; Miguel Díaz Vargas y José Domingo Moreno Otero, con obras de 1930. Además del retrato de Ricardo Gómez Campuzano de 1957.Miguel González también advierte que “la monumentalidad de la dama ofrecida de cuerpo entero y reclinado de Ignacio Gómez Jaramillo, ilustra espléndidamente las ideas modernas en cuanto a simplificación de la forma, pesantez escultórica y escenario metafísico”. Es un cuadro de 1937 que “evidencia muchas de las preocupaciones que asaltaban los proyectos de modernidad vinculados a los mismos”. También aparecen los rostros de los artistas Antonio Valencia y Lucy Tejada pintados por el ecuatoriano Oswaldo Guayasamín en 1956 en España.A otro grupo pertenecen las obras de Adriano Moreno y Enrique Grau, fechados en 1949, a los cuales se agregaron otra obra de este último, de 1973, y piezas de Hernando Tejada, con tres cuadros de 1948, 1966 y 1967, respectivamente, y Juan Antonio Roda, de 1974. Las obras de Guayasamín, Grau y Roda fueron prestadas por coleccionistas particulares.“El retrato fue una modalidad que en la modernidad exploró muchos terrenos ajustándose a pedidos de arbitrariedad y rompimientos que las vanguardias exigieron. Los artistas que nos son más contemporáneos no han renunciado al género, aunque han hecho de él un campo para la exploración de formas, significados y recursos técnicos que han ayudado a volver esta modalidad un sistema abierto donde las posibilidades parecen ser insospechadas”, concluye el curador de la muestra.Junto con estas series de retratos, en el Museo Rayo se puede ver también la exposición del maestro guatemalteco Rodolfo Abularach, así como ‘Vía Sur’ y ‘Sombra y volumen’, de Rayo.Son exhibidas de lunes a domingo, de 9:00 a.m. a 6.00 p.m. y estarán abiertas hasta mediados de julio.

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