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Las letras sanadoras del médico Jesús García

El médico Jesús Alejandro García acaba de lanzar un libro como una forma de catarsis: ‘Cuando te gustaban las cosas’. Se trata de un testimonio sobre el dolor más terrible que un ser humano pueda llegar a padecer, el suicidio de un hijo. ¿Puede la escritura ayudar a sanar?

19 de julio de 2015 Por: Redacción de GACETA

El médico Jesús Alejandro García acaba de lanzar un libro como una forma de catarsis: ‘Cuando te gustaban las cosas’. Se trata de un testimonio sobre el dolor más terrible que un ser humano pueda llegar a padecer, el suicidio de un hijo. ¿Puede la escritura ayudar a sanar?

No es escritor ni poeta y nunca antes se imaginó a sí mismo contando a otros la historia de su vida. Pero como él mismo lo dice, la vida cambia, “no todos los días son iguales, ni somos iguales”.

El suicidio de su hija, el dolor más terrible que puede ocurrirle a un padre, lo llevó a compartir su experiencia en un libro que acaba de publicar, quizá con el ánimo de ayudarse a sí mismo a sobrellevar esa pena.

También, claro, es un homenaje a su hija. Un homenaje a María.

¿Cuál es su ambición, por llamarlo de alguna manera, con ‘Cuando te gustaban las cosas’?

No he tenido en realidad ambiciones y ahora solo vivo el día a día. El libro es un homenaje a mi hija y a los padres que pasan por la misma situación. El día que decidí imprimirlo recordé una de las frases de la carta que dejó mi hija: “realicen sus sueños”. Creo que ese es un motivo, un buen motivo, para haberme decidido a escribir y a publicar.

¿Qué cambió en su vida después de haber decidido contar su experiencia sobre un episodio que nadie quisiera padecer? ¿Puede la escritura ayudar a sanar?

Escribir es decirle al otro sin interrupciones lo que se quiere. Y sí, en ocasiones sentí algún alivio. Pero no sé si se sana completamente. Entre más profunda sea la herida, más grande la cicatriz. Con el libro en todo caso logré abrirme sin temor, sin miedo y sin prejuicios a los demás. Juzgar se me volvió una palabra difícil. En cambio aumentó el respeto por las decisiones de los demás.

Pero no podría decirle mucho del oficio de escribir. No es el mío propiamente (soy un médico que decidió escribir), pero sí creo que el oficio es poderoso como influencia en nuestras vidas. Los verdaderos escritores te mueven la vida. Los que para cada uno de nosotros son buenos escritores, en cierta manera sanan.

El libro también lo deja claro: no pretende ser un tratado ni nada por el estilo. Pero usted, ¿qué le aconsejaría a un padre precoz, a alguien que acaba de tener su primer hijo?

Es una pregunta durísima y me pone en muchos aprietos, sobre todo a un padre que se le suicida la hija… pero respondiendo la pregunta le diría que a los hijos hay que amarlos, darles apoyo, que ordenen sus ideas y sus conceptos a través del conocimiento que logremos ofrecerles. No creo en moldear, lo que se ama no se moldea. Creo, como Sartre, que la libertad es tan importante como el amor.

¿Qué se aprende de la vida después de un hecho como aquel? Usted dio una pista hace unos días: pese a su oficio de médico, no volvió a trasnochar. ¿Por qué?

Uno no sabe cuánto va aprendiendo, porque es algo que aparece, no es premeditado, cada uno hace lo que cree y quiere con su vida después de esto, estoy muy de acuerdo con la doctora Cohen: honrar hasta donde se pueda la memoria de nuestro hijo. Nos levantamos con dolor pero sin miedo, perder el miedo es una sensación nueva e interesante.

No trabajar en las noches fue una suerte de ocasión en la entidad donde laboro, donde se me respetó este espacio. Por mi estabilidad emocional son más fáciles los insomnios en mi casa, cuando los tengo. No sé cuándo la necesidad haga que esto cambie, la vida va y viene.

Hablemos del título de la obra. Se trata de una frase muy poderosa. ¿Cómo surgió?

En el libro hay dos párrafos que nunca cambié. Uno de ellos es el primero del epílogo, que además me es difícil leer. Es como una carta a mi hija, donde le cuento todo lo que estoy haciendo por buscarla: en los libros, en el cine, en la vida, en los sueños, y al final está la frase: cuando te gustaban las cosas. Fue cuando Luz Adriana (mi sobrina correctora) me dice: “ tío ahí está”. Yo lo escribí, pero ella lo halló.

¿Seguirá escribiendo Jesús Alejandro García?

No sé. Todos los días no son iguales y no somos iguales.

Esta experiencia lo convirtió a usted en un gran lector. A propósito, ¿qué libros le recomendaría leer a los padres que son lectores de 'Gaceta'?

Para compartir con sus hijos ‘Ética para amador’ de Savater; el ‘Quijote’; los libros de ética de la doctora Diana Cohen (‘Ni bestias ni dioses’ , ‘Que piensan los que no piensan como yo’), artículos sobre educación de Claudio Naranjo y Andrés Oppenheimer, ‘El Principito’ , ‘La oración de la rana’ de Anthony de Mello.

Para gusto propio también sugiero ‘La caída’ de Camus , ‘El hambre’ de Martín Caparrós, los ensayos en ‘El espejo y la moneda’ de Julio César Londoño, ‘El laberinto de la soledad’ de Octavio Paz, ‘El ultimo cuaderno’ de José Saramago y.. me estoy empezando a emocionar.

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