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Las letras de Andrés Caicedo que serán llevadas al inglés

“Si dejas obra, muere tranquilo”. Eso sentenció Andrés Caicedo en 1977. Hoy, 37 años después de haber escrito ‘¡Que viva la música!’, su novela se abre espacio en las librerías británicas tras haber sido traducida al inglés por la prestigiosa editorial Penguin. Historia de un viaje a las grandes ligas literarias.

27 de julio de 2014 Por: Catalina Villa | Editora de GACETA

“Si dejas obra, muere tranquilo”. Eso sentenció Andrés Caicedo en 1977. Hoy, 37 años después de haber escrito ‘¡Que viva la música!’, su novela se abre espacio en las librerías británicas tras haber sido traducida al inglés por la prestigiosa editorial Penguin. Historia de un viaje a las grandes ligas literarias.

Cuando en 2011, agentes de la prestigiosa editorial Penguin contactaron al traductor Frank Wynne para que llevara al inglés una obra por ellos recién adquirida —una novela corta, valga decir, de un escritor colombiano más bien desconocido, pero que en los últimos años se había convertido en eso que muchos llaman escritor ‘de culto’— este calculó que sería un asunto de seis meses, nada más, para tener listo el manuscrito, que luego sería impreso y distribuido en las principales librerías de las ciudades del Reino Unido. Fue un cálculo equivocado.La traducción no solo tardó dos largos años en llegar a su punto final, sino que sería descrita por el mismo Wynne como la traducción más difícil de su carrera. Ganador de varios premios literarios, y tras haber llevado al inglés obras de autores como Arturo Pérez Reverte, Tomás Eloy Martínez y Michel Houllebecq, el avezado políglota llegó incluso a pensar en desistir del encargo.Es que, ¿cómo traducir esa jerga caleña al inglés? ¿Cómo ser fiel a ese ritmo frenético de María del Carmen Huerta, una pelada rubia, rubísima, capaz de aletear su pelo al son de jala jalas, charangas y guaguancós? ¿Cómo describir esta tierra caliente invadida por yaibíes donde suenan los timbales y un barullo de gente baila mientras hay fuego en el 23? Solo la ayuda de Luis Ospina y Sandro Romero, amigos del autor, Andrés Caicedo—confesaría Wynne—, permitiría que él llevara a buen puerto una de las novelas obligadas de todo adolescente latinoamericano en los últimos años: ‘¡Que viva la música!’, la historia de las andanzas de María del Carmen, una burguesita de Cali que abandona su tediosa rutina para perderse en el mundo de las drogas, la salsa y el rock and roll. El libro, pues, ya tiene nombre en inglés. Se llama ‘Liveforever’, fue presentado el 8 de mayo en Londres como parte de la colección Penguin Modern Classics y hoy se codea en las estanterías de las librerías británicas con obras de Julio Cortázar, André Gidé y Virginia Wolff. La historia de este viaje a las grandes ligas literarias comenzó en 2007 cuando editorial Norma publicó, en formato de libro, unos fragmentos de la vida de Andrés Caicedo, escritos por él mismo, bajo el título ‘El cuento de mi vida’. Este suceso renovó de manera inusitada el interés en la obra del fallecido escritor, que hasta hacía muy poco se leía en fotocopias sucias y ajadas que se pasaban de mano en manos los estudiantes de colegio y universidad. Es que no había en el mercado ediciones disponibles de sus obras. Ni siquiera de ‘¡Que viva la música!’. El empujón hacia la celebridad lo terminaría de dar el chileno Alberto Fuguet quien, al publicar ‘Mi cuerpo es una celda’, puso de moda los textos de este suicida, apasionado por el cine, la salsa y los Rolling Stones. “El chico de moda de los setenta sigue estando de moda, lo que prueba que no es una moda, que lo que escribe trasciende idiomas, ciudades, grupos, tendencias. Lo que parecía tan caleño termina siendo más bien urbano y del mundo”, escribió Fuguet.Rosario Caicedo, una de las herederas de la obra caicediana, admite que tanto la publicación de Fuguet como ‘El cuento de mi vida’ fueron “un campanazo para nosotros, pues empezamos a sentir que Andrés suscitaba una pasión desbordada. Fue entonces cuando, como familia, nos dimos cuenta de que íbamos a necesitar un agente literario que nos ayudara a promover la obra”.Esa agente literaria resultó ser Andrea Montejo, una editora colombiana radicada en Nueva York, casualmente apasionada por la obra del caleño, quien de inmediato decidió apostarle a este escritor ‘underground’ a través de su agencia Indent Literary Agency. Una de las primeras conexiones realizadas por Andrea fue en 2009 en la Feria del libro de Frankfurt, una de las más prestigiosas del mundo. Allí contactó a Adam Freudenheim, antiguo editor de Penguin, a quien ya alguien le había hablado de ese escritor de una lejana ciudad llamada Cali, y que invitaba a los jóvenes a permanecer así, jóvenes, a no crecer, a nunca convertirse en personas respetables. “Nunca permitas que te vuelvan persona mayor. (...) Nunca dejes de ser niño, aunque tengas los ojos en la nuca y se te empiecen a caer los dientes”, decía Caicedo. Fue, una fría mañana, la del 22 de noviembre de 2010, que las negociaciones entre los herederos de la obra de Andrés, Indent Literary Agency y Penguin Books terminaron en un contrato para ceder los derechos de ‘¡Que viva la música!’ al inglés y proceder a realizar la traducción.Esta negociación fue, de lejos, un acontecimiento literario importante para el país, pues no solo se trataba de un autor que se leía en fotocopias sino al que las grandes editoriales españolas habían rechazado. “El mercado español nunca mostró interés pues parece haberlo considerado un escritor de “provincia”, uno que no “arrancaría” en ninguna otra parte sino en Colombia”, cuenta Rosario. Laura Querubín, funcionaria de la Embajada de Colombia en Londres, asegura que la buena noticia se da en un excelente momento para la literatura colombiana en el Reino Unido, con un creciente número de escritores nacionales traducidos a inglés. “En años recientes, editoriales en el Reino Unido han traducido obras de Juan Gabriel Vásquez, Tomás González, Santiago Gamboa y Evelio Rosero. En el caso del libro de ‘¡Que viva la música!’, cabe resaltar que la prestigiosa editorial Penguin solo cuenta con otro autor de origen colombiano, nuestro Nobel Gabriel García Márquez”.Listas las formalidades, Penguin contactó a Frank Wynne, un traductor irlandés con muy buena reputación, acostumbrado a lidiar con obras en francés y español. Lo que no tenía claro Wynne cuando emprendió la tarea, era que esa jerga caleña, ese lenguaje de “Quiay pelada, ¿cuál es tu ‘bisnes’?” sería un reto difícil de asumir. Tanto que lo haría dudar. Cuenta Rosario Caicedo que en uno de los momentos más difíciles Frank pensó que la obra sería intraducible. “En nuestras conversaciones me contó que este era el libro más difícil de su vida. Pero finalmente hizo una labor extraordinaria”. Ospina y Romero, confiesa Wynne en la introducción del libro, fueron su salvación. Como también Bernard Cohen, el traductor de la novela al francés, con quien estuvo en contacto permanente.Frank no solo leyó todos los libros publicados sobre la obra de Andrés, incluidas sus cartas, sino que recurrió a su empleada del servicio, coincidencialmente colombiana, a quien preguntaba sobre canciones de la salsa presentes en el libro.Pero, ¿a qué suena Caicedo en inglés? A juzgar por la crítica, el resultado ha sido bastante afortunado. Es que a tan solo un mes de haber sido presentado en sociedad, ‘Liveforever’ mereció una reseña de una página en el Times Literary Supplement, considerado por muchos como ‘la biblia’ de la literatura en el mundo. En la edición del 11 de junio pasado, el crítico Adam Morris aseguró en su columna, titulada ‘In the times of cumbia’, que si bien la carrera literaria de Caicedo coincidió en unos pocos años con el auge del ‘boom’ latinoamericano, su Colombia no tiene casi ninguna semenjanza con la de García Márquez. Por el contrario, anota, ‘Liveforever’ se deleita con el hedonismo de la contracultura urbana de Colombia de los años setenta.Luego de recordar cómo Caicedo ha sido considerado durante años el James Dean y el Kurt Cobain de las letras colombianas, Morris advierte que si bien esta novela puede satisfacer las desgastadas ‘tropas’ de libros sobre adolescentes desencantados, queda claro que el masoquismo consciente de María del Carmen es mucho más que un simple aburrimiento: “Es la voz de una generación cansada de las fallidas batallas políticas y desencantada por la magia del ‘boom”.Según Penguin, es demasiado apresurado decir cómo van las ventas del libro, pero Cecilia Stein, representante de la editorial, asegura que ‘Liveforever’ “tuvo y sigue teniendo un gran impacto en el panorama literario y cultural de Colombia. Es un clásico de culto. Y por esa sola razón ha sido un proyecto muy interesante para nosotros. Sabemos que ahora será una alternativa importante para el otro autor colombiano que tenemos, Gabriel García Márquez”.

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