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La revolución de las obras de García Márquez llevadas al cine

Las novelas de García Márquez que han sido adaptadas al cine, sirven para comprobar lo que siempre se ha temido: su obra no es para la gran pantalla. No es cuestión de fidelidad sino de atmósferas y lenguajes.

10 de diciembre de 2012 Por: Claudia Rojas Especial para GACETA

Las novelas de García Márquez que han sido adaptadas al cine, sirven para comprobar lo que siempre se ha temido: su obra no es para la gran pantalla. No es cuestión de fidelidad sino de atmósferas y lenguajes.

La de Gabo y el cine ha sido una amistad probada. Empezó en los días de su infancia gracias a su abuelo Nicolás que lo llevaba al salón Olympia a ver las películas que marcarían su gusto por las imágenes y por el arte de contar. El niño que aprendió a dibujar historietas mucho antes que a leer, se convertiría luego en crítico cinematográfico de El Espectador en donde escribió más de setenta y cinco críticas en dos años. Después esa amistad se consolidó cuando se matriculó en el Centro Experimental de Cinematografía de Roma con el ánimo de convertirse en director. Él siempre lo ha dicho, que cine es lo único que ha estudiado por gusto, otra cosa es que la vida y la pluma lo hayan llevado por otro rumbo. Pero el camino de las letras y las páginas no lo alejó de las imágenes y las secuencias, al contrario: la amistad simplemente mutó. Bien como guionista, como actor de reparto de sus adaptaciones ‘Patsy mi amor’, ‘El año de la peste’, ‘Juego peligroso’ y la más famosa ‘En este pueblo no hay ladrones’ donde apareció junto a Juan Rulfo, Carlos Monsivais y Luis Buñuel o como fundador de la Escuela de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños, en Cuba. Además, es el padre de Rodrigo García, un director grande del cine independiente.Lo extraño es que esta empatía no haya dado buenos frutos en la pantalla en la que no se ha conseguido adaptar aquello llamado realismo mágico con el que Gabo construyó un universo literario en el que se mueve libre entre la ensoñación, lo fantástico, lo místico y lo sublime. Sus obras bien podrían compararse con un acto de magia en el que el mago se vale de la complicidad del espectador. Solo él conoce la manera de develar el truco, cómo hacerlo y conoce el momento adecuado para ejecutarlo.A pesar de esta realidad, muchos directores han sido valientes al intentarlo. Pero lo cierto es que la cosa tiene más que ver con el lenguaje, partiendo desde el principio de que literatura y cine son dos planetas diferentes en los que se habla y se vive de dos distintas maneras. La complejidad de las tramas, los personajes enrevesados y el manejo libre del tiempo, han sido factores ha tener en cuenta cuando se trata de llevar sus creaciones a la pantalla. Algunas cintas lograron concretarse y entre ellas vale la pena recordar ‘Tiempo de morir’ (1966) de Arturo Ripstein, como una de las mejores, aunque otras no hayan corrido la misma suerte. ‘Crónica de una muerte anunciada’ de Francesco Rossi y ‘El amor en los tiempos del cólera’, de M. Newell, apenas lograron su cometido. Otras como ‘Edipo Alcalde’ de Jorge Alí Triana, lo tuvieron como guionista, tal vez como un intento desesperado de lograr así trasmitir la magia de su propia mano al filme. También hay guionistas que han tomado el riesgo de adaptar sus novelas, algunos apostando por alguno de los personajes secundarios o centrándose en una sola de las tramas. Es el caso de la mexicana Paz Alicia Garciadiego, esposa del director Arturo Ripstein, quien alguna vez comentó sobre la adaptación que hizo de ‘El coronel no tiene quien le escriba’, señalando que “el peso del filme reposa en las espaldas de ‘la coronela’ que es el contrapunto activo de la pasividad del viejo militar: una mujer madura, de origen español, con porte mayestático, que combina la feminidad y el carácter práctico. El guión refleja una historia de amor crepuscular y de rencores. El rencor por la muerte del hijo, por la pensión que no llega y el rencor contra quienes se enriquecen a costa de otros”. Tal vez sea el respeto que la figura de un premio nobel lo que paralice a la hora de tomar una de sus obras y manipularla. Mientras tratamos de encontrar la respuesta el nombre de Gabriel García Márquez sigue siendo un mito en el mundo cinematográfico y el reto de llevarlo a la pantalla no se pierde. Al contrario, se habla de una posible adaptación de ‘El otoño del patriarca’, por parte del director Emir Kusturica, y una nueva versión de ‘Tiempo de morir’ a cargo de su hijo Rodrigo García. Para ellos y para los que en el futuro intentarán hacerlo, les vendrían bien aquellas palabras de Gabo: “Trabajando para el cine tomé conciencia de que las posibilidades de la novela son ilimitadas… Mi experiencia en el cine ha ensanchado de una manera insospechada mis perspectivas de novelista… Escribí una novela con soluciones totalmente literarias, una novela que es, si se quiere, las antípodas del cine: Cien años de soledad”. Así las cosas, ¡lo mejor es que nadie lo intente!

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