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La magia tras el lente de Sebastiao Salgado

En su documental ‘La sal de la tierra’, el director alemán Win Wenders pone al fotógrafo brasilero Sebastiao Salgado en el centro de su narración. Acompañados por su voz y sus fotografías viajamos por la historia y el mundo que ha cruzado frente a sus ojos y lo ha convertido en ese hombre tiene mucho por decir.

4 de octubre de 2015 Por: Claudia Rojas Arbeláez* | Especial para GACETA

En su documental ‘La sal de la tierra’, el director alemán Win Wenders pone al fotógrafo brasilero Sebastiao Salgado en el centro de su narración. Acompañados por su voz y sus fotografías viajamos por la historia y el mundo que ha cruzado frente a sus ojos y lo ha convertido en ese hombre tiene mucho por decir.

Sebastiao Salgado pensó en ser economista. Le interesaba como una ciencia social, no como la carrera de moda que hoy es vista por algunos como una ruta posible de hacer dinero. Nada que ver. Este hombre de vieja guardia, fiel a su instinto, perseveró en su amor hasta llegar a una maestría. Estaba seguro que a través de esa profesión encararía al mundo, pero de repente todo cambió. Una cámara fotográfica se le cruzó en el camino y su vida fue otra cosa.

El regalo que llegó a sus manos por cuenta de su esposa, tuvo la facultad de enseñarle a ver la vida de otra manera y como las cosas buenas, se ganó su corazón de a poquito, con respeto y paciencia.

Y así, casi sin darse cuenta cómo lo que empezó siendo un pasatiempo de fines de semana, desplazó los estudios, las cifras y las proyecciones, para convertirse en su segundo amor. El primer lugar siempre ha pertenecido a su esposa, con quien lleva más de la mitad de su vida y ha sido su cómplice, su estratega y su editora… pero esa es otra historia.

Desde entonces Sebastiao Salgado ha mirado al mundo a través de sus cámaras, mostrando, componiendo y denunciando aquello que le toca el corazón y lo conmueve, esa realidad que lo rodea y que todos deberían conocer. Pero las suyas no son simples fotografías, son historias que han estado esperando que su lente las descubra, mundos latentes, dramas invisibles, dolorosos y ajenos para quienes los miran a la distancia.

De esta manera lo conoció Win Wenders. Este director alemán que ha trabajado por igual la ficción (‘Paris, Texas’, ‘Tan lejos tan cerca’ e ‘Historia de Lisboa’, entre otras) que el documental

(‘Buena Vista social club’, ‘Pina’, ‘Lumière y compañía’ y ‘Tokio-Ga’, por mencionar algunos) tenía en una pared de su estudio la imagen de una mujer que había sido captada por Salgado.

Los ojos de aquella mujer que lo miraban desde la pared le decían que debía conocer a ese brasilero y ¿por qué no? hacer una película sobre él, al igual que había hecho con la coreógrafa y bailarina Pina Bausch o con los músicos cubanos de Buena vista. Pero, para ese momento ya había otro director tras las huellas del fotógrafo. Era su propio hijo Juliano Ribeiro Salgado, quien ya lo estaba siguiendo en su propósito de hacer una película sobre su padre. Así había pasado algunos meses siguiéndolo en sus viajes y expediciones sin tener muy claro qué uso le daría a todo aquel material.

Fue entonces cuando se encontró con Wenders… Y así nació este documental llamado ‘La sal de la tierra’, presente en la cartelera y de cita obligada incluso para aquellos que piensan que el cine es un espacio reservado solo para la ficción.

La frase que da su origen a la película y que tiene su génesis en un evangelio, adquiere un sentido pleno en la boca de Salgado quien expresa que son las personas quienes le han dado a su obra un sentido completo. Ellas han sido, en muchas ocasiones, el centro de su mirada y su máxima expresión.

Al igual que aquella fotografía en casa de Wenders, los protagonistas del trabajo de Salgado han sido capturados en diferentes momentos, condiciones y lugares a los que llegó bien como acompañante de los médicos sin fronteras o bien por su cuenta propia, lo importante a fin de cuentas era estar ahí.

Así la economía, aquella ciencia social que un día estudió y que le permitió conocer las dinámicas del mundo capitalista dotó su mirada de atributos solo suyos y lo convirtió desde ese momento en uno de los más grandes fotógrafos de “dramas sociales”. Aquellos trabajos que terminaron siendo publicados en libros como ‘Éxodos’, ‘La mina de oro de Serra Pelada’ (1999), ‘La mano del hombre’, ‘Trabajadores’, nos han permitido mirar el mundo de otra manera. De la misma forma íntima como podemos conocer a su autor a través de este documental que nos lo muestra aislado, sincero y cercano rememorando los momentos en que tomó algunas de sus fotografías. Paso a paso vemos la evolución de un estilo y los resultados de una búsqueda que no reconoce límites ni géneros, que va de la denuncia a la belleza, de la muerte a la vida, de la oscuridad a la luz. Y es en esa intimidad de su relato donde podemos descubrir el motor creador del genio, tal como años atrás lo hicimos con Pina Bausch mientras concebía sus coreografías, pero también al hombre que ha vivido y que ofrece sus fotografías familiares como la más pura de sus confesiones.

De esta forma ‘La sal de la tierra’ nos ofrece una mirada completa, generosa y plena de la obra de este brasilero, inquieto y consciente, denunciante y gestor, artista y acusador. Una película imperdible.

*@kayarojas / Docente Universidad Autónoma de Occidente

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