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La historia detrás del hombre que más libros vende en Colombia

Este es el hombre que más libros vende en Colombia: se llama Felipe Ossa, es gerente de la Librería Nacional, tiene sangre vallecaucana y no le teme al cacareado apocalipsis que predice el fin de la lectura en papel. Páginas de una vida bien contada.

15 de marzo de 2013 Por: Lucy Lorena Libreros | Periodista de El País

Este es el hombre que más libros vende en Colombia: se llama Felipe Ossa, es gerente de la Librería Nacional, tiene sangre vallecaucana y no le teme al cacareado apocalipsis que predice el fin de la lectura en papel. Páginas de una vida bien contada.

No cree, mejor, no teme la desaparición del libro de papel. Acaso porqué habría de hacerlo: Felipe Ossa Domínguez no solo lleva medio siglo como librero sino que es el hombre detrás de la Librería Nacional, la tienda de libros más grande de Colombia. Hay 34 regadas por todo el país.Y esa tienda, en una nación que carga la fama triste de leer menos de dos libros cada año, logra vender —vaya usted a saber cómo— un promedio de 800 mil unidades en ese lapso de tiempo.Entonces, otra fe que no predica don Felipe es esa que reza justamente que Colombia no lee. Si eso fuera así, reflexiona, a esas librerías no llegarían los casi 3 millones de visitantes que recibe cada año.Lo que sucede es distinto: Colombia lee poco, muy poco. Y no los géneros que don Felipe anhelaría, digamos historia o literatura. Él daría cualquier cosa por cambiarle a ese comprador que lleva a casa un libro exprés sobre el capo de moda por uno de Proust o de Balzac. Ni modo.Quizá resignarse a que no puede cambiar los gustos de un lector también lo aprendió de su padre, Luis Ernesto, dueño en los años 40 de una famosa librería en la Plaza de Bolívar, frente a la Casa de Nariño, en Bogotá. Él es el culpable del fervor que profesa este hombre por los libros y elculpable también de que haya terminado viviendo tras ellos y de ellos toda la vida.Pero dejemos que él mismo lo cuente. Es que es una delicia escucharlo: cuando don Felipe habla te hace pensar que por sus manos han pasado todos los libros de este mundo.¿Cómo acabó convertido en el hombre detrás de la librería más grande del país?Más que gerente, yo soy en realidad el empleado más antiguo de la Librería Nacional. Comencé con 18 años recién cumplidos y en el puesto más humilde, en la bodega, pero con el tiempo ascendí y me hice vendedor. Luego me encargaron abrir las tiendas de Bogotá y Medellín; y hace 20 años me dedico a las tiendas de la librería en Bogotá.¿Qué recuerdos le quedaron de esos primeros años de la Librería en Cali, donde esta nació?La sede más antigua de la Libería Nacional siempre ha quedado en la Plaza de Cayzedo, pero no en la sede que se conoce hoy sino en una cercana al desaparecido Banco de Londres. Desde sus inicios fue el gran tertuliadero de Cali y por ella pasaban personajes de la vida local como José Pardo Llada, periodistas de El País y de Occidente y profesores de la Universidad Santiago de Cali, que tuvo su sede inicial en el centro. La Nacional transformó el concepto que se tenía de las librerías: fue la primera en innovar con el tema del autoservicio y de abrir servicio de cafetería. Antes de eso, la imagen que se tenía de las librerías era la de un librero escondido tras un mostrador y una estantería.Felipe Ossa acaba convertido en librero gracias a su padre, otro gran librero, don Luis Ernesto Ossa...Él no fue solo un gran librero, sino un bibliófilo, un hombre que ama los libros, que los atesora y colecciona. Él era bugueño, pero yo nací en Bogotá porque a él lo habían traslado a esa ciudad; su librería alcanzó el esplendor en los años 40, pero en 1948, debido al Bogotazo, tuvo que huir de la violencia y se radicó de nuevo en Cali, donde yo pasé mi infancia y juventud. Por eso me considero un caleño más.Es fácil encontrárselo a usted, aún hoy, en la Nacional de Unicentro en Bogotá, aconsejando a la gente sobre qué libro llevar. Uno imagina que su papá debió dejarle muchas enseñanzas sobre su oficio...Muchas. El amor por el libro como objeto y la pasión por la lectura; me enseñó que no se trata de leer por leer, sino de asumir que cuando lees a Tolstói no vuelves a ser el mismo. También ese deseo permanente de trasmitir conocimiento a través del libro y la pasión por coleccionarlos, lamagia de tener una biblioteca personal que te sirva de refugio espiritual.Y usted, seguro, fue un alumno aplicado. ¿Cómo es su biblioteca?Tengo una colección de 8 mil títulos en casa, que hoy en día comparto con mi esposa y mis tres hijos.Usted ya lleva 50 años en este oficio y conoce qué leemos los colombianos. ¿Qué tan cierto es que lo hacemos muy poco?Las estadísticas no mienten: el colombiano no lee más de dos libros por año. Sí es cierto que el libro está amenazado, pero no creo que vaya a desaparecer pues es uno de esos inventos tan perfectos en su creación que es insustituíble, como la rueda. En su simplicidad, es un objetoperfecto.Pero la amenaza es latente...Mire, yo conservo libros que me regaló mi padre cuando yo tenía 9 años. Ya llevan 60 años conmigo y aún pueden disfrutarse. Quisiera saber cuál de tantos aparatos digitales dura tanto tiempo. El libro será compañero del ser humano por mucho tiempo.¿Parte de esa amenaza tiene que ver con que Colombia venda los libros más caros del continente?Eso es un mito. Pregunto ¿los libros son caros con relación a qué? Nadie se queja por el precio del whisky en una discoteca, que no baja de $80 mil. O porque paga medio millón por una cena para cuatro personas. Los libros en Colombia se venden en promedio a $38 mil, un precio razonable, yhay ediciones de bolsillo que se consiguen en $15 mil. Las librerías están hechas para llegar a una inmensa minoría que entiende el real valor del libro: no el comercial, sino el cultural.Traduzcamos eso en cifras...Al año ofrecemos unos 75 mil títulos y se venden unas 800 mil unidades.También afecta al mercado que la mayoría de los libros en Colombia sean importados...Claro, a diferencia de Argentina, que cuenta con una industria que los produce, aquí la mayoría son importados, principalmente de España en el caso de títulos de lengua hispana. Hagamos cuentas: tenemos que comprarlos en euros para venderlos en pesos.¿Y qué es lo que más leemos?Infortunadamente —lo digo desde el punto de vista cultural— libros sobre escándalos sexuales y de corrupción. Y de capos y tetas de moda. Y lo lamento: esos no son justamente libros que aporten conocimiento.Imagino que también los títulos de las estanterías de superación personal se agotan con facilidad...Se venden muchos libros de superación personal y espiritualidad. Pero no se sorprenda si le digo que no me desagrada. Si un libro a usted le ayuda a despejar dudas o a tener tranquilidad es un libro que le está transformando la vida. Y esa es su verdadera función.¿Cuáles desearía que fueran los más vendidos?No voy a caer en la soberbia de pensar que todo el mundo tiene que leer a Proust o a Joyce. Pero creo que si se leyera más historia y biografías de los hombres que han cambiado el mundo, entenderíamos de qué estamos hechos y qué errores del pasado no podemos repetir.

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