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Informe exclusivo: ¿por qué Cali sigue a la vanguardia del cine colombiano?

Tras la Cámara de Oro lograda en Cannes por ‘La tierra y la sombra’, el cine caleño vive el mejor momento de su historia. El trabajo de la escuela de comunicación social de Univalle y la tradición cinematográfica de la ciudad, las pistas para entender el presente.

14 de junio de 2015 Por: Redacción de El País

Tras la Cámara de Oro lograda en Cannes por ‘La tierra y la sombra’, el cine caleño vive el mejor momento de su historia. El trabajo de la escuela de comunicación social de Univalle y la tradición cinematográfica de la ciudad, las pistas para entender el presente.

Tal vez los medios, tal vez Colombia entera, aún no ha dimensionado la Cámara de Oro que obtuvo en Cannes 'La tierra y la sombra', la película del director caleño César Acevedo. Lo dice Antonio Dorado, otro director  exitoso (‘El rey’, ‘Apaporis’, ‘Amores peligrosos’). “Lo que ganó César Acevedo y todo el equipo que realizó ‘La tierra y la sombra’ es tan importante como un premio Óscar”. Lea también: Cámara de Oro para ‘La tierra y la sombra’, recompensa al talento y la persistencia

Es decir: tal vez no seamos conscientes de ello, pero el cine de Cali y el cine colombiano en general vive el mejor momento de su historia. 

“Antes ni siquiera hacíamos parte de los grandes festivales internacionales. Después pasamos a estar seleccionados. Y ahora los ganamos. Todo ha sido un proceso. De gatear pasamos a caminar y ahora ya corremos. La Ley de Cine, las empresas cinematográficas que se han consolidado, el haber logrado financiación internacional, la academia y el entusiasmo de sus egresados por contar historias en la pantalla,  ha permitido que el cine caleño y en general el colombiano viva el gran momento que está disfrutando. No es un golpe de suerte.    Es un momento buscado, una consecuencia de un trabajo previo”, dice a propósito el director  Jhonny Hendrix Hinestroza, de la productora caleña Antorcha Films. Pero, ¿qué explica el gran presente del cine local?

 El director, documentalista y docente Óscar Campo (‘Yo soy otro’), quien de hecho fue el director de tesis de César Acevedo (‘La tierra y la sombra’ fue su proyecto de grado en la Universidad del Valle, tesis laureada por cierto) considera que justamente el trabajo realizado por la Universidad y especialmente por la escuela de comunicación social explica en parte el buen momento del cine hecho en Cali.

“El cine que se está haciendo en la ciudad es en su mayoría hecho por egresados y estudiantes de comunicación social de la Universidad del Valle. Nosotros tenemos un tiempo de trabajo acumulado muy importante. Desde la época del programa televisivo de documentales Rostros y Rastros (1988) venimos haciendo un trabajo permanente, lo que es muy difícil en Colombia. Esa experiencia sostenida en el tiempo ha sido posible gracias a la Universidad, porque la institución garantiza la estabilidad de los procesos. Durante los años 90, entonces, hicimos más de 300 documentales, más de 100 cortometrajes y siempre estamos muy atentos a la relación que pueda establecerse entre la Universidad y lo que ofrece el Estado para la producción cinematográfica. La Ley de Cine también ha sido aprovechada por los directores de Cali, lo que ha sido fundamental para financiar los proyectos. Entonces ha habido un proceso en el que interviene la Universidad del Valle, las ayudas del Estado para hacer cine y también el trabajo de productores de la ciudad que han logrado posibilidades de financiación internacional. Todo   ello ha llevado a que el cine caleño se consolide, lo que a su vez ha generado un clima de producción importantísimo”.

 La apuesta por la formación en lo audiovisual en el Universidad del Valle, comenta por su parte Antonio Dorado, viene desde los años 70 cuando el filósofo español Jesús Martín Barbero fundó la escuela de comunicación social que este año cumple 35 años. “Jesús Martín fue el pionero. El primer profesor en quien pensó fue Andrés Caicedo. También Luis Ospina. Fue un primer gran momento del cine de la ciudad”.

 El segundo momento - por llamarlo de alguna manera - ya lo mencionó Óscar Campo y fue el programa Rostros y Rastros en el que se emitían los documentales realizados por los estudiantes de Univalle. “Rostros y Rastros fue mi gran escuela”,  dice el director y realizador Carlos Moreno (‘Perro come perro’). También lo fue para otros directores como Jorge Navas (‘La sangre y la lluvia’) y quizá eso explique por qué en el cine local el género documental atraviesa a la mayoría de producciones. 

 Y un tercer momento fue la película ‘El rey’ (2004) que logró convocar a los espectadores a las salas de cine, junto con las películas que vinieron después como ‘El vuelco del cangrejo’ de Óscar Ruiz Navia, ‘La sirga’ de William Vega, además de las que están por llegar como ‘Siembra’ de Ángela Osorio y Santiago Lozano.

 “Hay que tener en cuenta que durante los años de Rostros y Rastros la producción cinematográfica de Cali tenía una mirada mucho más local. Luego viene una mirada mucho más universal, con historias que aunque siguen siendo locales, tienen una repercusión global”, comenta Antonio Dorado, para quien  el verdadero ‘Caliwood’ apenas comienza.

 “Yo creo que ‘Caliwood’ está  empezando. Aunque eso depende de lo que uno entienda por ‘Caliwood’. Se cree que ‘Caliwood’ era el momento de los años 80 cuando se hicieron seis, siete películas, pero  creo que en realidad ‘Caliwood’ se empieza a cuajar ahora, cuando hay una producción importante. En mi concepto el buen momento del cine en la ciudad no es la culminación de un proceso. Por el contrario, en Cali las mejores historias están por contarse. Lo que está pasando, tantos premios internacionales, tantos reconocimientos, activan nuevos proyectos e indican que el camino que se está recorriendo es el correcto”.

El director del Festival de Cine de Cali, Luis Ospina, agrega además que, aunque él no sabe muy bien por qué, la ciudad  históricamente ha estado a la vanguardia del cine colombiano y eso también explica el presente, los premios, los reconocimientos. 

Fue en Cali donde, por ejemplo, se hizo la primera película del cine mudo (María, 1921); en Cali también se hizo la primer película antiimperialista (‘Garras de oro’, 1926) y la primer película sonora (Flores del Valle, de Máximo Calvo, en 1941); también se hizo la primera película a color (La gran obsesión, 1954); después vinieron películas hechas por Pascual Guerrero, Gregorio González, y en los 70 el cine de Carlos Mayolo y el propio Ospina, 

 Es decir: en Cali nunca se ha dejado de hacer cine. Contar historias en la pantalla grande hace parte del ADN de la ciudad. ¿Por qué?

 “Eso es algo que yo nunca me lo he podido explicar. Pero tal vez se deba a la mirada. El caleño, el vallecaucano, es muy contemplativo, quizá por los paisajes de esta tierra. Pero esa es apenas una especulación  mía”, dice Luis Ospina, quien considera que el movimiento de los 60 y 70 llamado ‘Caliwood’,  que él integró de alguna manera, también educó al espectador caleño a ver buen cine y a los directores, a realizarlo.

 Sin embargo, justamente  el gran reto que tiene ahora el cine caleño es  conquistar al público de la ciudad y del país. El director Carlos Moreno cree de hecho que formar un público es una de las deudas históricas del cine local.  Óscar Campo recuerda sin embargo que el hecho de que los espectadores no vayan a las salas a ver cine de su propia nación  no es un fenómeno exclusivo de Colombia, sino mundial. “Cuando  aparece el neorrealismo italiano a la gente tampoco le gustaban sus  películas. No se veían en Italia. Se veían fuera del país, en Portugal por ejemplo. Eran películas que mostraban la realidad del país y eran realidades duras, la Italia de la posguerra, y tal vez la gente que va a cine quiere escapar de su propia realidad por un momento, quiere divertirse”. 

 En todo caso, cree Antonio Dorado, conquistar ese público local es necesario,  el gran desafío. “Paradójicamente muchas de las películas de la ciudad se aprecian más en el exterior que aquí. Entonces, para conquistar a ese público local,  considero que los distribuidores tienen que cambiar su mirada frente al cine nacional. Debe haber un tratamiento especial e incentivos reales para que las películas se puedan ver. Además, los medios deben ser una caja de resonancia mayor. Lo que ganó César Acevedo, insisto, es tan importante como un premio Óscar”.

[[nid:424123;http://contenidos.elpais.com.co/elpais/sites/default/files/imagecache/563x/2015/05/veb1may23n1-15photo01.jpg;full;{Antes de ‘La tierra y la sombra’, César Acevedo realizó cortometrajes como ‘La campana’ y ‘Los pasos del agua’, aún por estrenar. Foto: Especial para El País}]]

 Hablando  de Cali en el cineCali fue pionera en la creación de empresas cinematográficas: la Colombian Film Company creada por los hermanos italianos Di Doménico y el valluno Hernando Domínguez, a quienes les dio el embeleco de producir películas; ese fue el origen, la semilla que fomentó y generó la necesidad de descubrir talentos en todas las profesiones de este maravilloso arte. Es un fenómeno que ha evolucionado con el tiempo, hemos ido creando industria, pero ante todo Cali  ha contado con el apoyo de la Universidad del Valle, que ha formado generaciones de cineastas, todos muy influenciados y motivados por las propuestas cinematográficas de reconocidos directores, productores, fotógrafos, técnicos, actores y demás profesionales del medio quienes hicieron parte  del Caliwood. Cali es una ciudad de imágenes en movimiento”. Clara María Ochoa, presidente y productora creativa de CMO producciones (‘Soñar no cuesta nada’, ‘Bolívar soy yo’, ‘Esto huele mal’, ‘Como el gato y el ratón’, entre otras) Para mí esta película (‘El Rey’, de Antonio Dorado) vuelve a despertar esa fiebre, no por el cine caleño, sino por los autores caleños. Por esa gente que quiere hacer cine, contar historias y nacen unos directores nuevos como Carlos Moreno. Se habla de un Cali diferente, no del Cristo Rey, ni de las Tres Cruces, sino de una historia que puede ocurrir en cualquier ciudad. Huele a chontaduro, pero es diferente. No tiene esa iconografía tradicional. Es una ciudad caliente, amarilla, en el centro, la gente fatalista. Navas (Jorge) es otro director interesante. Cali ha sido una meca de artistas, de actores, de directores”. Fernando Solórzano, actor y coprotagonista de El Rey. Cali siempre ha sido un semillero de cineastas, gente talentosa e inquieta por el cine. Desde Pascual Guerrero, Mayolo y toda la gente que se destaca hoy en día como directores jóvenes que se están acogiendo a este tema...  Creo que en Cali hay mucha gente que ha heredado esa cultura cinematográfica y esa tradición de lectura, formación, interés y de esa búsqueda de la expresión de la ficción. El Valle del Cauca siempre ha estado ahí liderando”. Víctor Mallarino, actor, director y productor de cine y televisión. Hay en cierto sentido un gran desfase de formación audiovisual en Colombia; Hollywood predetermina mucho el gusto de las personas, con historias contadas en tres actos y finales cerrados, cuando nuestro cine juega con reglas distintas porque nuestras realidades son distintas y las preocupaciones de los realizadores son distintas; por eso nuestras historias no son tan efectistas como ‘Rápidos y Furiosos’ ni nuestros protagonistas son tan bellos como Brad Pitt. Pero tienen otra lógica que es la de mostrar en el espejo quiénes somos. Entonces cuando hay un efecto rechazo pareciera que es un efecto de negación de nuestro pueblo a sentirse representado por las imágenes que lo cuestionan y lo representan”. Juan Carlos Romero, crítico de cine y director del Programa de Cine y Comunicación Digital de la Universidad Autónoma de Occidente.
Entre ayer y hoy Recuerdo de cinco películas inolvidables hechas en casa. De la escuela de Mayolo a la irrupción de un ‘cangrejo’. El Rey. Director: Antonio Dorado

Año 2004. Es la película que rompe la ‘época del silencio’ en la que había coincidido la industria cinematográfica en Colombia. Cuenta la historia de Pedro Rey y los inicios del narcotráfico. Su aparición, en ese momento, con esa factura, hace girar de nuevo los ojos del cine hacia Cali.

El vuelco del cangrejo. Director: Óscar Ruiz

Desde que era estudiante de Comunicación en la Univalle, ya estaba obsesionado con la historia. Trabajó cuatro años en ella. Su opera prima ganó el galardón Otto de Greiff de Colciencias, el ‘Fipresci’ del Festival de Cine de Berlín y otros cuatro premios internacionales.

 Petecuy.Director: Óscar Hincapié

?Es un sueño que duró ocho años en realizarse. Primero  fue de ‘El Gafo’, como todo el mundo conoce al director. Luego del barrio, Petecuy.  Película de gran contenido social, que se convirtió en un ejemplo de cómo el cine puede ser el el salvavidas de zonas vulnerables.

Oiga vea. Director: Carlos Mayolo y Luis OspinaDocumental de 27 minutos rodado en Cali en 1971. Primera producción hecha entre Mayolo y Ospina que se transformó en un clásico al confrontar el efecto que tuvo la realización de los Juegos Panamericanos en Cali, abordando la óptica de quienes no pudieron asistir al evento.

 

La gran obsesión. Director: Guillermo RibónDirector bogotano, pero filmada en Cali en en película Kodak Chrome de 16 mm. Un dato que no es menor  teniendo en cuenta que este fue el primer filme a color de la historia en el país y en Suramérica.E igualmente fue la primera película que, hecha en 16 mm, pasó al de 35 mm para su exhibición en los teatros. 

 

 

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