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Harold López-Nussa, el niño genio del jazz, está en Cali

El pianista cubano y su cuarteto estarán este martes, a las 8:00 p.m., en el Auditorio de Comfandi.

6 de septiembre de 2011 Por: Redacción de El País

El pianista cubano y su cuarteto estarán este martes, a las 8:00 p.m., en el Auditorio de Comfandi.

Hoy, a las 10:00 a.m., en el Auditorio del Centro Cultural Comfandi, será el primer encuentro de Harold López-Nussa, de Cuba, con los asistentes a ‘Ajazzgo’, a través de una clase magistral de piano. Y en la noche será la estrella de este XI Encuentro de Creadores de Jazz Fusión y Experimental. A El País le regaló algunas notas con mucho son y jazz. ¿Cómo ha sido ese camino de ser un autodidacta en el jazz?No sé si esa es la palabra, en Cuba hay una buena escuela de música clásica de la cual venimos todos los jóvenes que estamos surgiendo. Pero toda esta música jazz se aprende de boca, de músico en músico, y de ver a otros grandes músicos tocar. Me da alegría encontrarme a Bobby Carcassés, una de las personas que ha ayudado a jóvenes como yo, en nuestros primeros pasos en el jazz. Si bien no siempre es el más mencionado, es la persona más importante del desarrollo del jazz en Cuba. ¿Qué le aportó Bobby a usted?Muchas cosas, fue uno de los primeros grupos profesionales con los que trabajé. Bobby más que un músico es un gran artista, que pinta, que escribe, que canta, que toca rumba y trompeta y que tiene un gran profesionalismo en la escena. Bobby me enseñó de la vida, de la música, de entenderla, de escucharla especialmente y dejar que hablara por nosotros, que no somos más que el medio de expresión de la música, algo más grande que la persona.Pero su pasión por el jazz también es genética, la trae en la sangre...Sí, vengo de una familia musical. Mi mamá era profesora de piano, mi papá es baterista de jazz, de música cubana; mi tío Ernán López-Nussa es uno de los grandes pianistas de jazz de Cuba... y tengo esa suerte, que me ha ayudado mucho.Fue un llamado de la sangre, entonces...Puede que sí, que sea un llamado de adentro. Yo comencé como estudiante, como músico clásico y cuando empecé en el jazz, me costaba trabajo hacer música que no estaba escrita y que no sabía bien cómo iba a comenzar y a terminar. Fui dando los pasos y por Bobby, mis amigos y compañeros de estudio, que son grandes músicos, comencé a adentrarme en el jazz, que hoy en día es mi mayor pasión.¿Y cómo le suena eso de ser llamado ‘niño talento del jazz’?Ni me considero tan niño ni tan talento, entonces... Esos son términos que, no sé, que alguien pone alguna vez y esto como que se queda. Que a mí no me gusta mucho, pero nada, es así.¿Tampoco le suena lo de ‘prodigio del jazz’, como lo dijo un diario francés?No, no, para nada creo que sea un prodigio o un talento, apenas trato de hacer lo mejor posible y de hacerlo cada día mejor y de dar lo mejor, para que las personas puedan escuchar lo mejor de mí. Prodigio era Mozart, pero estamos lejos de eso.Usted brilla con luz propia, ¿pero qué pasa cuando se da esa comunión con Omara Portuondo en los discos de ella? Fue una tremenda experiencia compartir con Omara, estuve cerca de tres años trabajando con ella, todavía lo hago. Omara es la más grande cubana de los últimos años y es una súper artista. Es una experiencia maravillosa cada vez que puedo compartir el escenario con ella, canta todos los días con una fuerza y hace las canciones siempre diferente. Es una músico de jazz también. Y es muy excitante realmente acompañarla a ella. Estar atento a lo que va a hacer. Nunca lo hace igual, pero siempre lo hace bien. Es una enseñanza de segundo en segundo.¿Qué lecciones de jazz le ha dado ella?Eso mismo, de hacer la melodía de las canciones con libertad, pero con un sentido musical tremendo, como si hubieran estado escritas de esa manera, esa es una de sus grandes virtudes, y es algo impresionante, cómo una misma melodía se puede hacer siempre distinta, mientras estés haciendo las mismas notas, puedes variar la entonación, el ritmo y cambia. Y es una canción nueva cada día. Esa es una de sus mayores enseñanzas, es cómo la música, una misma canción, puede sonar distinto siempre. ¿Hay escuelas de jazz en Cuba en este momento o no le interesa a los jóvenes?Sí, le interesa a las nuevas generaciones, por suerte. No tanto como hace algunos años, pero les sigue interesando. No hay una escuela donde te enseñen jazz y que alguien que sepa un poco más que tú te enseñe lo que sabe, pero seguimos pasándonos los discos unos a otros y enseñándonos unos a otros lo que vamos aprendiendo cada día. Gracias a Dios todavía hay un interés de los jóvenes por el jazz, que espero que no se pierda.¿Pero el jazz podrá estar alguna vez al mismo nivel del son cubano?Por qué no, realmente el jazz que se ha hecho en Cuba desde hace años, desde Chucho Valdés e Irakere, y antes de eso, desde Frank Emilio Flynn y Pedro Jústiz ‘Peruchín’, tiene un nivel súper fuerte. Así que espero que cada día se difunda más en el mundo, esa es la encomienda que tenemos los cubanos, de hacerlo conocer.

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