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Habla la guitarra del gran Ariel Rot

A su paso por Colombia, GACETA habló con el cantante hispanoargentino para sacarle algunos acordes. Cómo no, si es uno de los mejores guitarristas del rock latino.

14 de enero de 2014 Por: Juan Andrés Valencia / Periodista de GACETA

A su paso por Colombia, GACETA habló con el cantante hispanoargentino para sacarle algunos acordes. Cómo no, si es uno de los mejores guitarristas del rock latino.

Ariel Rot es muy conocido afuera. Sobretodo en Argentina y España. En el primero nació y en el segundo vive desde hace ya varios años. Ahí, en Madrid, hizo parte de dos recordadas agrupaciones: Tequila y Los Rodríguez. En ambas fue guitarrista y compositor hasta que luego, muchos años después, decidió dar el salto en solitario.Por esa razón su nombre no es muy conocido aquí en Colombia. O al menos no lo era hasta hace poco, pues acaba de lanzar un nuevo y sorprendente álbum y recién, hace cuatro días, se presentó por primera vez en el país con su show ‘Solo Rot’. Estas son las palabras que dejó tras su paso por Bogotá.¿Cómo describiría ‘La huesuda’, su nuevo álbum?Es un disco bastante atípico dentro de mi discografía, y eso tiene una explicación: lo compuse durante una gira en solitario que incluyó a Colombia, y esa gira hizo que entrara en otra atmósfera. El viaje, las pruebas de sonido y estar en el hotel sin toda la banda hizo que salieran las canciones de un álbum más reflexivo e íntimo. Incluso a nivel sonoro diría que tiene un sonido más cuidadoso, no tan cargado de instrumentos, un sonido más minimalista donde las canciones ya se sostenían solas cuando las cantaba en los escenarios sin necesidad de adornarlas demasiado.‘La huesuda’ tiene rock, blues, country y swing. Evidentemente hay una influencia anglosajona por los géneros que abarca...Hoy en día uno recibe influencias de todos lados. Excepto que mi escuela siempre ha sido el rock, tanto el anglo como el argentino, porque yo empecé a escuchar rock a finales de los 60 y estaba muy inquieto y conectado con lo que ocurría con ellos. Y yo creo que siempre, en mis composiciones y mis discos, han convivido ambos mundos. Luego, a partir de los años 90, empezamos a sentir cierto desgaste en el rock y comenzamos a buscar en nuestras raíces naturales y no naturales nuevas fuentes de inspiración donde está presente el mundo latino. En este disco, por ejemplo, toco tango, milonga, ranchera, siempre desde el lugar del neófito, con todo el respeto que me merecen los verdaderos tangueros y a los que realmente tocan swing, ranchera y los demás géneros que yo, a veces, de una manera muy osada, meto en mi repertorio.¿Es acertado pensar que ‘La huesuda’ es un gran homenaje a la guitarra por todas las posibilidades interpretativas que uno escucha en sus canciones?Es una mirada bastante personal porque yo creo que el trabajo de la guitarra en ‘La huesuda’ es un trabajo sutil, no es como el cliché del disco de un guitarrista, creo que la guitarra está al servicio de la canción todo el tiempo, y finalmente las canciones son el alma de ‘La huesuda’, pero sí es cierto que la guitarra es mi instrumento de cuna, con el que nací y evidentemente cuando la guitarra tiene que decir algo, a estas alturas de mi vida ya lo hago con autoridad.¿Cómo se hace un ‘remake’ de una canción que, como ‘Debajo del puente’, es tan emblemática en su carrera artística? En realidad fue un juego. Cuando ya tenía todo el disco grabado los músicos y yo todavía teníamos algo de tiempo antes de irnos de Madrid y le dedicamos un día a hacer experimentos y entre ellos salió esta versión. Yo a veces pienso por qué es la primera canción del disco y probablemente sea porque es el juguete nuevo, toda la otra parte de la grabación estaba planeada y ya me sonaba en cierto modo en mi cabeza y también porque creo que tiene un texto totalmente actual. Lo que yo en algún momento compuse, que hablaba de un mundo marginal, hoy en día ese mundo ya está en la superficie.¿Es decir que lo que había debajo del puente en los años 80, que fue cuando compuso esa canción, sigue vigente en el siglo XXI?En ese entonces hablé sobre un mundo escondido, un mundo oculto, que era oscuro al lado de toda la alegría que se estaba viviendo en los 80 en España y el optimismo y la fiesta de la movida y la libertad, pero hoy en día, lamentablemente, es como si todo eso hubiera surgido hacia la superficie y hoy debajo del puente puede ser una oficina, un despacho o una empresa. Y esos personajes, que eran como zombis moviéndose debajo del puente, hoy en día pueden ser abogados, políticos, ejecutivos…¿La canción ‘La huesuda’ es un guiño al Día de los Muertos de México? Porque podría funcionar como himno...Para mí sería un honor que eso ocurriese porque creo que los mexicanos son expertos en hablar de la muerte en un tono satírico. En hablar y dibujarla y hacer artesanías y hacer todo un culto alrededor de ella, pero quitándole dramatismo. La canción, si te fijas, es en realidad una canción satírica, tal vez la más alegre del disco. Siempre funcionó como un corrido, desde el momento en que la compuse nunca me planteé –cosa que a veces hago con otras canciones– buscarle otro tono, otro ritmo, investigar más, no; así fue como salió y así quedó.¿Y usted qué opina realmente de la muerte? ¿La ve así, de una forma desparpajada?(Risas). Ojalá sea así… Yo espero que la mía al menos sea así. Yo creo que es un tema del que hay que pensar lo menos posible. Nos cuesta poder quitárnosla de la cabeza pero creo que pensar en ella es realmente un error. Es mejor darle forma de canción en todo caso.¿’Las rubias de New York’ existen en realidad o es un homenaje a las mujeres neoyorquinas?Esa canción es de Gardel: no es muy conocida y forma parte de una película que él hizo en Estados Unidos y con todos mis respetos a él, me dio por hacer una versión guitarrística, porque la versión original es orquestada, entonces me pareció divertido llevarla a ese aire de ‘swing’ que a mí me gusta tanto y que siempre da lugar para lograr momentos potentes de guitarra. ¿Y en un país como el suyo, donde hay tanto purista del tango, no pueden ver esta versión con malos ojos?Pienso que en ese sentido ya los tangueros ortodoxos se han llevado bastantes sorpresas en los últimos años, desde Gotan Project hasta Daniel Melingo, con lo cual yo creo que tanto en la música como en todo, no hay que escuchar mucho a los ortodoxos. ‘Los últimos 100 metros’ y ‘Nunca es tarde para el rock and roll’ son canciones alegres y con mucho humor. ¿Que sean así es el resultado de lo que pasa cuando un ritmo alegre permea una canción hasta el punto de afectar su letra? Fíjate que son dos canciones que partieron de un texto hecho. Es otra manera en la que a veces trabajo. Unas veces lo hago con músicas imaginarias, siendo consciente que no va a ser la música definitiva, pero a veces pasa lo contrario: tenía un montón de texto y simplemente era cuestión de ir probando el tono que les quería dar, pero es cierto, eso sucede en ‘Los últimos 100 metros’, con otro tipo de música, sería un tema dramático, porque habla un poco de las paradojas de la vida y el destino, pero al darle ese tono alegre en la música realmente lo convierte en algo ingenioso y tal vez irónico.¿Se le da más fácil hacer la música primero y luego trabajar la letra o viceversa?Hay una frase muy importante que le dijo Bob Dylan a Jimi Hendrix: “Cuida la letra, que la música se cuida sola”. Viendo su carrera en retrospectiva, ¿para qué cree que sirvió su paso por Tequila y Los Rodríguez? ¡Para todo! Sin ellos nada hubiese sido igual. Tequila fue el comienzo de todo. Cuando yo miro atrás veo momentos muy fugaces porque son dos bandas que no duraron más de cuatro o cinco años en una carrera de más de 30 años que llevo. Fueron fugaces pero muy poderosos y evidentemente a nivel de popularidad tal vez fueron los momentos más álgidos en mi carrera. Por otro lado yo me siento muy afortunado de haber empezado esta carrera en solitario hace relativamente poco; yo empecé casi con 40 años a tomarme en serio que quería ser un cantante, un compositor y dejar de estar a un lado tocando la guitarra, aunque en Tequila y en Los Rodríguez yo componía pero no llevaba realmente esa carga. Entonces fui relativamente joven en esta profesión, lo cual me hace sentir que la cúspide todavía está lejos. Es una buena sensación, sobretodo teniendo en cuenta los años que tengo.¿Y qué tanto ha cambiado la manera de hacer música desde ese tiempo hasta el día de hoy?En el fondo sigue siendo lo mismo. Cambian los elementos, cambia la manera de difundirla, pero hacer música siempre es lo mismo, siempre es una melodía y un texto, y ahí, en eso, es donde está la esencia. Claro, ahora con las nuevas tecnologías la gente piensa que cualquiera puede hacer música pero siempre existió el papel y el lápiz y no por eso todos somos poetas. Entonces yo creo que esa es realmente la esencia. Que puedas divertirte una tarde, también, con una especie de experimento sonoro, vale; pero la canción siempre fue igual: un tipo que en algún momento sintió que sentía que se había encendido una luz y dijo “voy a agarrar esa luz y le voy a dar forma”, y ahí salió la canción.¿Y usted cree que eso que menciona, que la manera actual de difundir la música, ha acercado al artista a su público? No porque sea fácil encontrar una canción y descargarla, sino porque como cambió el modelo de la industria musical, ahora a ustedes los artistas tienden a realizar más giras y más conciertos que, finalmente, es lo que más los acerca al público. Cuando antes era impensado que un artista diera una gira mundial que incluyera todos los países y eran muy selectos para escoger sus destinos, ahora casi que los visitan todos porque eso, también implica más ganancias…Tampoco es tan fácil llenar los recintos, hay mucha confusión con eso. Por lo menos ahora en España, con la situación económica que hay, con el IVA que está muy alto y demás hay muy poco margen y es arriesgado salir a tocar. Yo disfruto mucho de Internet y de estas nuevas formas de poder ver y escuchar cosas que te interesan y a las que antes no se tenía acceso. Claro, yo lo vivo así, pero siento que corremos el riesgo de que se devalúe la música. Al tener tan fácil acceso, al ocupar un lugar tan inmediato donde hay mucho usuario compulsivo en Internet que necesita recibir, recibir y recibir, la música no es así, la música no es un ‘kleenex’ que lo usas y lo tiras, la música es un pañuelo bordado por tu bisabuelo, que tienes que cuidar y mimarlo, y entonces que la música ocupe el mismo lugar que una foto de tu perrito hace que mucha gente esté casi más pendiente de lo siguiente que va a haber, y creo que corremos ese riesgo con la gente joven, que los discos y la música no ocupen el lugar que ocuparon para nosotros.¿Qué opina del panorama actual de la música en Latinoamérica? Yo lo que veo es que en Latinoamérica hay mucha pasión por la música, hay mucha pasión por el rock, me da la sensación de que no es una moda, no es una cosa superficial, sino que hay unas raíces profundas allí, y lo noto en las entrevistas, en la manera de interesarse, en la manera de preguntar, en la manera de investigar antes de hacer una pregunta, así que estoy viviendo esta especie de desembarco que estoy haciendo por primera vez en algunos países latinoamericanos. Es casi como una segunda juventud. Estoy muy ilusionado, nunca había tocado en Colombia y tengo muchas ganas de seguir recorriendo el continente.¿Y qué expectativas le quedaron ahora que tocó por primera vez en Colombia? No tengo expectativas comerciales. Sé cuál es el lugar que ocupa mi música en el planeta, no es algo masivo, evidentemente, ni lo espero. Es al revés: disfruto mucho de estos conciertos en recintos como el de Bogotá, para 400 personas, y estoy feliz de que por fin hayan editado un disco mío en Colombia, que la gente conozca quién soy, que conozca mi trabajo, y que si hay suerte, que este país empiece a ser parte de mi ruta de conciertos.

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