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Fernell Franco conquista a París

La Fundación Cartier de París presenta la primera gran retrospectiva del fotógrafo Fernell Franco en Europa. Se trata de 150 fotografías tomadas entre 1970 y 1996 y que reflejan a esa Cali ‘claroscura’ que le tocó vivir. Hoy compartimos cinco claves que ayudana entender qué sedujo a los franceses de su obra.

31 de enero de 2016 Por: Por Catalina Villa | Editora de GACETA

La Fundación Cartier de París presenta la primera gran retrospectiva del fotógrafo Fernell Franco en Europa. Se trata de 150 fotografías tomadas entre 1970 y 1996 y que reflejan a esa Cali ‘claroscura’ que le tocó vivir. Hoy compartimos cinco claves que ayudana entender qué sedujo a los franceses de su obra.

En el número 261 del Boulevard Raspail, en pleno centro de París, un imponente edificio de vidrio rodeado de jardines acoge aires caleños. Tras sus enormes ventanales, un total de 150 fotografías de mediano formato están listas para mostrar trozos de una Cali 'claroscura'. Ahí están los billares de la calle 10, las escaleras infinitas de una casa centenaria talvez de  Granada, el patio interior de alguna mansión olvidada, unos jóvenes de los años 70 apostados en un andén. Al fondo, desde algún pasillo, se desprenden sonidos de salsa. 

 

Se trata de la exposición ‘Cali Clair - Obscur’, la primera gran retrospectiva que se hace del fotógrafo vallecaucano Fernell Franco fuera del país. Una aventura auspiciada nada menos que por la Fundación Cartier,  institución cultural creada en 1984 para el impulso del arte contemporáneo con un especial interés en descubrir nuevos talentos.  

La idea de llevar la obra de Fernell Franco a una de las mecas del arte en el mundo surgió cuando el curador francés Alexis Fabry, especializado en arte contemporáneo latinoamericano, descubrió las potentes imágenes del fotógrafo caleño fallecido en 2006,  reconocido en la escena local más como un foto reportero o fotógrafo publicitario que como el artista que en realidad fue. 

“Su obra me sedujo de inmediato por lo experimental y por su singularidad absoluta. Al ver sus imágenes se nota una búsqueda, un proceso que no termina y eso me atrapó. Lo interesante de su caso es que, a diferencia de otros artistas que experimentan, él lo hace con mucho éxito”, cuenta Fabry desde París. 

Llegar allí no ha sido gratuito. En realidad, es el fruto de un largo y minucioso trabajo de investigación sobre su obra, así como de catalogación y clasificación de la misma, lo  que al final propició su internacionalización. El primer reconocimiento en el exterior se dio en 2009, tres años después de su muerte, cuando la serie ‘Amarrados’ fue expuesta en la American Society de Nueva York. Esto fue fruto de la investigación de la historiadora de arte María Iovino quien dedicó tres años --a comienzos del nuevo siglo-- a conversar con Fernell Franco sobre su obra pues intuía el enorme valor que estas escondían. De allí surgió el la investogación ‘Otro documento’ que sirvió además como catálogo de una exposición itinerante en 2004. Infortunadamente Fernell falleció en enero de 2006 sin saber que esa investigación y el ‘descubrimiento’ de su obra lo llevarían lejos. 

“Quizá el punto de quiebre más importante fue haber expuesto unas fotos suyas en PhotoEspaña en 2011. Estas fotos, bajo el título de ‘Cámara ardiente’ causaron una suerte de ‘revolución’ pues se descubría un fotógrafo con unas características muy particulares. Esto llevó a su vez a que el Museo Reina Sofía de España comprara nueve de sus obras, todo un hito en para el arte contemporáneo en Colombia”, dice María Wills, su curadora. 

¿Por qué Colombia tardó tanto  en reconocerlo?  “Es una lástima. Sus fotos experimentales, hoy  aplaudidas en París no tuvieron mayor repercusión cuando las mostró en Colombia. De hecho, salvo las fotos compradas por  La Tertulia, sus obras brillaban por su ausencia en las colecciones institucionales de arte del país”, agrega Wills. “La fotografía no era considerada arte”. 

A manera de justo reconocimiento, en enero de 2011 el Museo Nacional presentó en Bogotá una completa retrospectiva de la obra del artista con las mismas obras que hoy ven los parisinos.   Son los billares, las prostitutas, los interiores de casas inmensas que hoy  engalanan ese bellísimo edificio de cristal ubicado en el barrio Montparnasse de París. 

Se trata, pues, de una exposición que representa un hito importante en la internacionalización de Franco. De eso está convencida Katia González, curadora e investigadora de arte, quien asegura que "esta muestra antológica es el reconocimiento de un artista que hizo una inmersión en Cali, una ciudad que como muchas otras creció atropelladamente, y que Franco supo ver en la destrucción y el deterioro que impuso la modernización urbana desde finales de los años sesenta. Demoliciones, más que un retrato de ciudad, es un retrato de la indolencia del ser humano.

Los oficios que desempeñó para subsistir le dieron una experiencia excepcional y una sensibilidad para moverse y adentrarse en la ciudad. Su idea sobre el clima de Cali, en especial de la última hora de la tarde, es una de las grandes máximas de su fotografía. Esta luz se traslada al laboratorio de fotografía y se vuelve todo un experimento: una forma de pintar con luz. La obras de la exposición son una mirilla a una realidad que no cambia. Su obra vista en el contexto internacional es una forma de reconocer que esa mirada fotográfica que asumimos tan local, habla también de muchas ciudades en el mundo".

Lo que sedujo a la Fundación Cartier

1. Su mirada cinematográfica

Una de las características que sedujo al curador Alexis Fabry de la obra de Fernell es el carácter cinematográfico de sus obras. “Juega con las repeticiones, con las fragmentaciones de las fotos, con el tiempo. Sus fotos no se deben leer aisladas sino como parte de un relato. Al conocer más de cerca sus orígenes, uno entiende que esto tiene una fuerte relación con sus inicios y la efervescencia del cine que surgía en Cali con Ciudad Solar y luego con el grupo de Cali”.

2. Su complicidad con el sujeto Tanto María Wills como Fabry coinciden en que Fernell logró con sus personajes fotografiados una gran complicidad que da como resultado no un retrato sino una obra de arte. “Para mí el perfecto ejemplo de esto se ve en la serie ‘Prostitutas’ en donde  logró la  justa distancia con las mujeres retratadas, al punto que hay un sutil guiño de alegría en medio de un contexto miserable”, explica Fabry. 3. Su manejo de la luz y la oscuridad

 

 

 

Si hay algo evidente en las imágenes realizadas por Fernell es su afán por jugar con la luz y la oscuridad, afirma María Wills. Según explica la curadora, “en sus trabajos sobre una ciudad en decadencia o descomposición  realiza imágenes corroídas muy potentes, y eso se potencia con el manejo de la oscuridad, de los contrastes de luz”.

4. Su relación oblicua con la violencia. 

El curador  Alexis Fraby resalta que, aunque buena parte de su obra fue realizada en los años 70 cuando existía una fuerte presión por la denuncia, “Franco prefirió abordar la violencia de maneras oblicuas, sin registrar los acontecimientos directamente sino mostrar la violencia de manera más sutil, aunque no menos contundente. Incluso una de esas formas era a través del acercamiento onírico”.

5. Su singularidad

“La obra de Fernell Franco no se parece fácilmente a otra. Es de una singularidad que atrapa. Solo ahora que estamos montando la exposición, encontramos que  podría encontrarse alguna relación con otro fotógrafo japonés que exponemos en la Fundación Cartier actualmente que es Daido Moriyama, por sus interiores, su vida urbana, su humedad. Pero diría que el trabajo de Fernell es excepcionalmente único”.

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