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Fernando Vera, el artista de la madera...

El artista y escultor caleño está exhibiendo parte de su obra en El Palomar de San Antonio. Esta es su historia con la madera, un elemento que, dice, lo reconforta.

6 de diciembre de 2013 Por: Redacción de GACETA

El artista y escultor caleño está exhibiendo parte de su obra en El Palomar de San Antonio. Esta es su historia con la madera, un elemento que, dice, lo reconforta.

Usted estudió zoología y fue ganadero y agricultor. ¿En qué momento descubrió que su vocación era el arte?A mediados de los noventa busqué un nuevo rumbo en mi vida; fue un cambio radical, un punto de partida en mi trayecto vital. A través del trabajo con el vitral descubrí que era el arte la puerta a esa nueva vida, algo que me permitía explorar formas, materiales, experimentar cada día una pasión que continúa viva. ¿Exploró alguna otra técnica antes de llegar a lo que hoy hace? Inicié el trabajo artístico con el vitral y exploré esa técnica por espacio de cinco años; posteriormente me orienté hacia la talla en madera, especialmente de flores y hojas del trópico, y trabajé simultáneamente con el diseño de joyas y accesorios en nácar. Luego fusioné ambas al realizar incrustaciones en vidrio y en nácar sobre el trabajo en madera. En los últimos años descubrí una nueva veta y me dediqué a trabajar maderas preciosas recuperadas como el comino crespo, el ébano y el bongo negro. ¿Cómo descubrió esas maderas?Al iniciar mi contacto con la talla exploré distintos tipos de madera, atraído por esa sensualidad que hay en ellas, apreciando su forma, su olor, sus huellas, intuyendo su origen y su trayecto vital. La mayor parte de mi trabajo es manual y en un momento dado llegué a inclinarme por el trabajo con las maderas preciosas, que son un reto por su dureza. Mi intención es realzar su belleza, buscar que la madera preciosa, como joya de la naturaleza, se exprese por sí misma.¿Hay maderas que prefiera sobre otras?Me he enfocado al comino crespo, un árbol que prácticamente está extinto. Uno de los aspectos que más me atrae de él, además de su dureza y permanencia, es su textura, sus nudos, sus grietas y sus bellas imperfecciones.El hecho de hacer muebles se podría catalogar como un trabajo artesanal y no artístico...Definir una obra como artesanía o arte está ligado a las sensaciones que la obra genera en quien las produce y quien las observa. En mi caso no son producciones en serie pues cada obra la abordo desde una perspectiva de pieza única.¿Cómo decide qué esculpir?La pieza misma sugiere el camino a seguir; la sensación que ella me despierta me lleva a transformarla ya sea en hojas, sillas o mariposas, o bien esculturas como un caballo, un torso femenino o una estilizada Josephine Baker.Algunos de sus trabajos incluyen piezas que parecen respetar su forma original. ¿Cuál es la intención?Siento un profundo respeto por la madera; ya lo dijo el gran artista japonés de la madera George Nakashima: “Un árbol es quizás nuestro contacto más íntimo con la naturaleza. Cada árbol, cada parte del árbol posee su propio destino, su propio anhelo individual a la espera de ser realizado”.En esta era del plástico, es alentador y reconfortante ver piezas de arte y objetos de diseño de madera...Así es; parte de mi retribución con este trabajo es devolver a la vida un material en vía de extinción. La materia prima que utilizo son raíces y partes de los árboles talados que han estado por cientos de años bajo tierra. Solo uso madera recuperada.¿Qué encontrarán quienes visiten la exposición en El Palomar?Encontrarán, en convivencia con la belleza del entorno, una muestra representativa de mi trabajo en los últimos años: esculturas pequeñas y otras de gran formato, tanto figurativas como abstractas, así como piezas únicas de mobiliario con orientación escultórica, que involucran además de la madera elementos como el acero y el hierro.

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