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Escritora caleña Paola Guevara, presente en la Filbo con 'Mi padre y otros accidentes'

La novela ‘Mi padre y otros accidentes’ ha tenido una gran recepción y el aval de la crítica. Entrevista.

30 de abril de 2016 Por: Elpais.com.co | Colprensa

La novela ‘Mi padre y otros accidentes’ ha tenido una gran recepción y el aval de la crítica. Entrevista.

[[nid:507665;http://contenidos.elpais.com.co/elpais/sites/default/files/imagecache/563x/2016/02/paola-guevara.jpg;full;{“Esta novela es sobre perdón intrafamiliar, para abrir el sótano de esas heridas, permitir que se expresen y ver si es posible sanar y perdonar”, dice Paola Guevara. Foto: Bernardo Peña | El País}]]

 

Cuando la historia encontró a Paola Guevara, esta periodista radicada en Cali pensó que era sorprendente, única, muy íntima, pero al publicar su primera novela,  ‘Mi padre y otros accidentes’, vino la sorpresa. Lea también: Paola Guevara y el extraordinario encuentro con su padre

No sólo ha tenido una gran recepción y el aval de la crítica, no han parado de llegar mensajes y llamadas de personas que por distintos motivos crecieron con la figura del padre ausente, con ese vacío que solo aquel que lo ha vivido puede dar testimonio. 

Así como lo hace Paola Guevara, que un día, a sus 34 años, casada, con un hijo y radicada en Cali descubre que lleva un largo tiempo viviendo a diez cuadras de aquella persona que sólo ha visto un par de veces en su vida, pero que podría ser su padre.

Ahora, el turno será para esta historia, que va de la realidad a las licencias de la ficción en la novela que el viernes  se presentó en la Feria Internacional del Libro de Bogotá.

¿Cómo ha sido esta experiencia de encuentro con sus lectores?

Ha sido el momento de gozarme la novela, escribirla fue bastante tormentoso,  ahora la disfruto a través de la lectura que hace la gente, porque la cuestionan, preguntan y me hacen ver cosas en las que jamás yo pensé.

Siempre existe, y lo he hablado con otros escritores, la paranoia de querer saber cómo será interpretado lo que acabo de escribir. Todo esto se ha ido suavizando con el paso de los días, la gente ha captado esta historia desde el alma, el corazón y desde el intelecto.

¿Difícil narrar partiendo de una intimidad?

Afortunadamente no lo narré desde ningún género periodístico. Tengo los recursos de la novela y la libertad que da la ficción para plantear otro tipo de reflexiones estéticas y la transformación de los personajes, lo que genera que no sean los reales sino los literarios.

¿Cuándo surge la idea de escribir este libro?

La idea de escribir una novela está en mí desde la primera infancia.  Pero la historia llegó a mis manos, la de una mujer, casada y con un hijo, que se traslada a otra ciudad por trabajo y termina viviendo a diez cuadras de su verdadero padre, de quien no tiene noticias, ni ella de él. Esa historia tan extraordinaria no le ocurrió a alguien de otro oficio, sino a una persona que se dedica a escribir. 

¿Es una historia más usual de lo que pensaba?

En estos meses me he dado cuenta que no conté mi historia, sino la  de miles de personas. Me han escrito que les ha ocurrido lo mismo que a mí, que buscaron a su padre por 23 años pero lo encontraron muerto, y leyeron el libro imaginando que ellas eran yo y que se encontraban con su padre.  A veces me llaman al trabajo y me piden consejos. 

¿Este es un país donde la figura del papá es de actor secundario?

Total. Se cree que el padre es un accesorio. Vivimos sosteniendo una serie de frases que para mí son muy agresivas, que ‘madre solo hay una, padre puede ser cualquiera’, o ‘madre es madre y debes perdonarla’. Estamos con unas madres idealizadas como vírgenes puras a prueba de todo pecado, que no comenten errores y tampoco pueden ser juzgadas. 

En contraposición, padres a los cuales creemos extirpables, amputables de la vida de sus hijos, con hombres que solo sirven para abandonar y agredir. Creo que es necesario un punto medio, con madres que solemos y podemos cometer errores y los padres tienen un rol vital que es mantener el equilibrio psíquico de las personas y el equilibrio de la sociedad entera, porque si seguimos desarrollando una sociedad sin padres, esta será una sociedad de individuos incompletos, con piezas faltantes.

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