El pais
SUSCRÍBETE

Inicio

Cultura

Artículo

En Cali hay un puente del que casi nadie recuerda su nombre

Informe. Pocos caleños saben que el puente que queda en la Calle Octava, a la altura del Instituto de Bellas Artes, fue construido en 1942 con el nombre de Santiago. Fue un proyecto urbanístico ornamental que representa un momento clave del desarrollo de la ciudad. Acaba de ser restaurado, pero urge proteger este patrimonio urbanístico y ambiental.

18 de septiembre de 2013 Por: Ricardo Moncada Esquivel I Periodista de El País

Informe. Pocos caleños saben que el puente que queda en la Calle Octava, a la altura del Instituto de Bellas Artes, fue construido en 1942 con el nombre de Santiago. Fue un proyecto urbanístico ornamental que representa un momento clave del desarrollo de la ciudad. Acaba de ser restaurado, pero urge proteger este patrimonio urbanístico y ambiental.

Mucha agua ha pasado ya por debajo del puente Santiago, uno de los más emblemáticos de Cali. Tanta que ni los mismos caleños recuerdan que existe un puente con ese nombre, a pesar de que millares de ciudadanos pasen a diario sobre él.Para darles una pista, es el que cruza el río Cali a la altura de la Calle Octava entre las Avenidas Colombia y Segunda Norte. Sí, el que algunos llaman Puente de la Cervecería, Puente de Bellas Artes o simplemente puente de la Octava. Pero no. Es el Puente Santiago, construido en 1942 como un proyecto ornamental para la ciudad.Tal vez el ritmo agitado que ha tomado Cali en ese sector no permite apreciar la trascendencia y belleza del que es considerado un valioso testimonio cultural de la primera mitad del siglo XX. Pero como dice la canción ‘La Puerta de Alcalá’, “allí está viendo pasar el tiempo”.Si pasa por este lugar, deténgase un momento para que descubra sus encantos; fíjese en sus enchapes al estilo neoclásico, en las dovelas de sus arcos sobre los que se levanta el puente y en las bases de los estribos, recubiertos con lajas de piedra amarilla con relieves; también en sus barandas cubiertas por marmolina crema como imitación de la piedra o los ladrillos moldurados al estilo mudéjar que recubren las fachadas laterales.Por estas y otras razones el arquitecto restaurador José Luis Giraldo asegura que desde la estructura y la forma es una de las primeras construcciones modernas de Cali. “Su diseño es producto del sincretismo entre las corrientes arquitectónicas ecléctica-neoclásica y premoderna- art decó que marcó un estilo propio en la cultura arquitectónica de la ciudad. Es un patrimonio paisajista y ambiental y también un patrimonio urbano arquitectónico”.Y es que el puente Santiago fue construido en un momento clave para el desarrollo de la ciudad, en momentos en que vivía una pujanza económica y comenzaba a abrirse paso hacia la modernidad.Obra ornamentalHacia la década de 1940 la población caleña no superaba los 30.000 habitantes y era común ver a los pobladores movilizarse en ‘Victorias’, coches tirados por caballos, al lado de unos pocos buses y taxis para el servicio público.La construcción ornamental fue levantada en 1942 para reemplazar el Puente de la Cervecería que había sido construido en 1928 como una donación al Municipio por parte de la cervecería alemana Los Andes, que se estableció en ese sector en la década de 1920. Aquél era una estructura metálica, similar a las que construyeron los Ferrocarriles Nacionales y tenía como propósito solucionar la salida de los productos de la Fábrica cervecera, integrar el sector del Norte de la ciudad que comenzaba a crecer y de paso valorizar los terrenos que la compañía tenía allí para desarrollar proyectos urbanísticos en lo que sería el barrio Centenario.La administración municipal decidió construir el nuevo puente con un carácter ornamental, al cual llamaría ‘Santiago’, en honor al patrono de la ciudad.Los diseños estuvieron a cargo del ingeniero Arturo Yusti quien se había formado en Europa y también se encargó de la construcción del puente España. El proyecto contemplaba una construcción de dos arcos macizos de concreto simple, es decir sin refuerzo metálico. Los paramentos laterales de los arcos, todo el perímetro de la pila central y los estribos fueron enchapados con piedra tallada. Los tímpanos o fachadas laterales fueron cubiertos con ladrillo labrado al estilo morisco, mientras que en las claves de los arcos, de piedra tallada, figura el escudo de Cali.Estas referencias históricas las recopiló el arquitecto Giraldo, quien culminó recientemente la restauración del puente, debido a que una parte de él fue destruido cuando un vehículo chocó contra su estructura.Valor patrimonialPara el restaurador resulta muy novedoso que un arquitecto como Yusti, formado en las corrientes modernas de Europa, propusiera construir un puente de dos arcadas al estilo tradicional, utilizando mampostería en lugar del hierro y el concreto que ya se imponía en la época.Según Giraldo, una de las razones de la decisión eran los altos costos que materiales como el hierro tenían en la época pues debían ser importados. En respuesta, los constructores y artistas del país idearon la forma de suplir esta carencia, recubriendo las fachadas con materiales que tenían a la mano.Otro aspecto que destaca el arquitecto es la propuesta estética del puente en su ornamentación que se caracteriza por ser un exponente del sincretismo artístico, entre el estilo neoclásico historicista y ecléctico, imperante en la arquitectura civil y religiosa de Cali, de las primeras décadas del siglo XX, y del art decó con su estilización geométrica y decorativa, propia del movimiento artístico europeo de los años treinta.La influencia de dichos estilos arquitectónicos quizás fue recibida por el ingeniero de la obra, -Arturo Yusti-, quien realizó sus estudios de ingeniería en Bélgica, y por ende recibió la influencia artística y cultural europea que reflejó en sus trabajos.En este caso, Yusti incorporó sobre los arcos del puente, en sus paredes laterales, elementos de la cultura mudéjar, aplicando filigranas de ladrillo, de seguro influido, pues para entonces se había restaurado la Torre Mudéjar de San Francisco y la Capilla de la Inmaculada.Es muy posible que estos ladrillos moldurados hayan sido elaborados en la ladrillera Santa Mónica, mientras que las lajas de piedra proceden de las minas de Terreros de Soacha. Entretanto, los barandales que debían imitar la piedra fueron hechos con marmolina.Giraldo explica que entonces existía en la ciudad un aire de renovación en el que se retomaban elementos tradicionales pero representados con un sentido de la modernidad. “En este caso Yusti reinterpreta esas tendencias en el diseño del puente. Ahí encontramos esa transición entre el eclecticismo neoclásico que ya iba desapareciendo como tendencia con el art deco, que sería la corriente imperante con su estilo geométrico estilizado. Esos códigos irán apareciendo en las edificaciones de la ciudad marcando así un momento de su historia”.Otro detalle ornamental interesante son los escudos tallados en piedra, que están al centro en ambos lados del puente. “Fueron diseñados en una forma muy natural y recrea el hábitat de los caleños, con la representación de los farallones y del río. Es una forma de interpretar el espíritu de cívico de la ciudad que entraba a la década del progreso y la modernización".La escultura que no fuePero como sucede en las obras públicas que se realizan en la ciudad, hubo un detalle que nunca se logró ejecutar. En este caso faltó la elaboración de la escultura del apóstol Santiago.La imagen sería esculpida en piedra, con un estilo de carácter novedoso de la fachada: moderno estilizado, como lo manifiesta el secretario de obras públicas, en el informe al Gobernador en el año de 1942. Iría sobre la pila central que une los arcos del puente. “Esta imagen recrea un pasaje de la vida de Santiago, según la cual hacia el Siglo Octavo el santo ayudó a un noble a vencer a los moros al aparecerse sobe un caballo y vencerlos. En este caso no lo pusieron sobre un caballo sino que se ve la efigie del Apóstol que se impone sobre un hombre tendido en el suelo”.El puente estaba diseñado para el tráfico vehicular y para el peatonal. Para entonces era el sendero preferido para que los estudiantes pudieran acceder hasta las instalaciones del Conservatorio Antonio María Valencia, que quedaba justo al otro lado del río.Habría que imaginarse el ambiente de aquella ruta enmarcada por las ceibas y el rumor del río que, dado el poco tráfico, podía escucharse aún.La intervención al puente incluyó una limpieza pues la construcción estaba invadida de hongos. En la medida en que comenzaron a limpiar fueron apareciendo los materiales originales con todo su esplendor.¿Más importante que el puente Ortiz?Por todos estos aspectos, José Luis Giraldo considera que el Santiago es el puente más interesante apostado sobre este sector patrimonial de la ciudad, incluso más que el puente Ortiz, que fue construido en 1918 e intervenido posteriormente, cambiando su diseño original. “Cuatro años después de la construcción del puente Santiago, el Ortiz fue nuevamente intervenido y allí lo redecoraron con claras influencias del estilo del puente ubicado en la Calle Octava”, agrega Giraldo.Tal vez ahora que se creó el Bulevar de Río, los caleños se den la oportunidad de admirar este puente al menos desde la margen derecha del cauce sin el agite del tráfico, para poder verlo con el brillo que le ha devuelto la restauración de que fue objeto.Sin embargo, Giraldo mira con preocupación su futuro. El arquitecto encontró la construcción en un lamentable deterioro. Sobre las barandas halló 33 fracturas, los pasamanos habían sido intervenidos al tratarle de colocar unos faroles metálicos y una tubería. Las ceibas que están en las entradas, están invadiendo con sus raíces esa parte del puente.Pero sobre todo, las dos bóvedas que sostienen el puente presentan fisuras, lo que obligaría a la administración a hacer un estudio del estado de la resistencia de la estructura, para definir el peso que puede soportar y no afectar la integridad del puente.Giraldo se lamenta porque hasta hace unas décadas el puente fue un importante lugar de paso para la población estudiantil de la Escuela de Bellas Artes. “Actualmente se convirtió  en un lugar de paso crítico con muchos riesgos para la seguridad de los peatones. El puente, que tenía un propósito ornamental y de paseo, ahora no lo es dado el alto tráfico. La gente no puede pasar a la otra orilla y la obligan a encaramarse sobre un puente peatonal, eso es algo contradictorio”.Estos aspectos son razones de peso para que Giraldo considere que es necesario que se establezca un plan de manejo y protección de esta construcción patrimonial. “Sería maravilloso que algún día se desarrolle un proyecto para hundir la vía en ese sector de la Avenida Segunda y se pueda convertir esa zona en un puente de unión con el centro histórico, integrándolo además con la margen derecha de la Avenida Colombia”.El arquitecto insiste en que se trata de un hito urbano y paisajístico, como quiera que el complejo ambiental del río forma parte del patrimonio del Centro Histórico. “Este es un buen momento para recuperar el nombre de este puente que se ha perdido en la maraña del olvido y llamar la atención sobre la importancia de recuperar su vocación”.Hoy, cuando la ciudad respira nuevos aires e intenta recuperar los espacios públicos, es una buena oportunidad para que se sigan conquistando más espacios. Así que, si pasa por el puente Santiago, no pase de largo, deténgase. Fíjese en cada detalle. Se dará cuenta que en cada uno de ellos está escrita parte de la historia de esta ciudad.

AHORA EN Cultura