El río de los muertos, de Alberto Guzmán, una obra para reflexionar sobre la guerra y la paz
En el Teatro Municipal Enrique Buenaventura se estrena mañana el oratorio El río de los muertos, con entrada libre para el público.
En el Teatro Municipal Enrique Buenaventura se estrena mañana el oratorio El río de los muertos, con entrada libre para el público.
En su cabeza y sin escribir nada, el maestro Alberto Guzmán Naranjo fue hilando las ideas del oratorio El río de los muertos, una obra musical inédita que llega para hacernos reflexionar sobre la guerra vivida y la esperanza de la paz.
El debut de esta pieza pidida en tres partes (El miedo, La muerte y El regreso y la esperanza) está programado para mañana jueves, a las 7:00 p.m., en el Teatro Municipal Enrique Buenaventura, con entrada libre para el público.
El oratorio integrará a la Orquesta Filarmónica de Cali, el Coro de estudiantes de la Escuela de Música de la Universidad del Valle dirigido por la maestra Carolina Romero y contará con los solistas Karolyn Rosero (soprano) y Marcelo Gómez Gaviria (barítono).
Guzmán, quien llevará la batuta de la Filarmónica, asegura que el arte no puede ser ajeno al momento y las circunstancias en las que vive. No puede vivir en una urna de cristal.
Al ser consciente de que a lo largo de su existencia siempre había escuchado hablar del conflicto, Guzmán empezó a explorar si podría haber esperanza. Encontró que el arte visual había reflexionado en torno al tema pero que desde la música nada se había hecho.
Se preguntaba: ¿Por qué no utilizar la capacidad de simbolización que tiene el arte como transformador de la vida espiritual de los pueblos y que con sus capacidades brinde una voz testimonial de qué es la reconciliación, la justicia, la reparación, a través de una obra que recoja esos hechos?
Con esa inquietud el compositor, director y pedagogo musical un día le comentó su idea a la comunicadora caleña Ana Mercedes Vivas, quien ha venido escribiendo desde hace varios años poemas sobre el conflicto.
Con Alberto somos grandes amigos y siempre lo he admirado como músico. Él además es un hombre sensible a la poesía y un día me propuso convertir parte de mis poemas en un canto continuo y acepté, cuenta Ana Mercedes.
Así empezó un trabajo juicioso de tres años. Durante ese tiempo y por coincidencia Ana Mercedes accedió al diplomado Narrativa desde las víctimas para la construcción de memoria histórica, donde escuchó de primera mano las voces de las víctimas del conflicto que quedaron plasmadas en sus versos.
Con Alberto empezamos a mirar temas como el miedo del desplazamiento y todo lo que eso puede generar; luego nos detuvimos en la muerte, había muchos episodios dolorosos. Pero Alberto me decía que había que hablar de esperanza y para ese momento ni siquiera se vislumbraba un proceso de paz, cuenta Ana Mercedes.
Entonces, para redondear la idea recurrieron a fragmentos de textos de Matilde Ospina (una de las más grandes poetisas de nuestro país en el siglo XX) y Antonio María Flórez (poeta colombo español, ganador del premio de poesía Ciudad de Bogotá), cuyas letras eran esperanzadoras y lo que necesitábamos.
El maestro Guzmán confiesa que el libreto de Ana Mercedes lo atrapó. Para completar el trabajo, el compositor hizo un alto en su labor académica para dedicarse de lleno a la creación de la obra. En agosto de 2014 me encerré en mi casa como un prisionero. Dediqué 10 horas diarias a la obra. Fue una actividad febril que concluyó el 20 de diciembre.
El título fue bastante discutido porque la obra es una metáfora independientemente de la época porque los ríos han sido vehículos de la muerte.
Mañana, la orquesta asumirá el rol del río, el coro es el observador y el narrador es un periodista. Todo esto en un diálogo musical entre la soprano y el barítono. Así El río de los muertos además de ser una memoria sobre el dolor de los N.N de Puerto Berrío, los episodios de Trujillo, El Salado y Vigía del Fuerte; también será un canto a la esperanza.