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El escritor Mario Mendoza habla de su reciente libro ‘Colombia paranormal’

¿Cómo sería la realidad si pudiéramos percibir todo? ¿Y si lográramos hablar con los muertos, viajar en el tiempo? El autor bogotano sorprende con su nueva obra.

7 de diciembre de 2014 Por: Gerardo Quintero Tello | Jefe de Cierre de El País

¿Cómo sería la realidad si pudiéramos percibir todo? ¿Y si lográramos hablar con los muertos, viajar en el tiempo? El autor bogotano sorprende con su nueva obra.

Sucedió en una casa de La Calera, en Bogotá. Justo en el centro del diseño de la construcción, fue dejada una gran piedra que sería una especie de símbolo y de respeto hacia la naturaleza que antes dominaba el lugar. Una amiga del escritor Mario Mendoza la alquiló y casi que de inmediato unos sueños recurrentes comenzaron a atormentarla. Eran sueños violentos, sangrientos, en los que había muchas muertes. Una médium visitó la casa y después de entrar en trance y llegar a un estado de aflicción total, cayó en coma. Días después ella confesó, con el miedo aún en su rostro, que la piedra en realidad era un antiguo santuario, en el que se llevaban a cabo rituales indígenas de sacrificios humanos. Lo más sobrecogedor era que la piedra aún reclamaba sangre. Semanas después, un grupo de apartamenteros fue perseguido hasta la antigua casa y cinco de los ladrones fueron abatidos por la Policía. Curiosamente, los cuerpos quedaron casi que de manera milimétrica alrededor de la piedra. La amiga de Mendoza nunca volvió, pero el escritor bogotano decidió enfrentar la piedra, sentir su energía, confrontar su fortaleza, medir sus propios temores. Allí, en esa casa, en esa piedra, encontró la clave para terminar ‘La travesía del vidente’, con el que luego ganaría un premio nacional de cuento. Una noche, cuando estaba en las páginas finales, Mario se acercó a la piedra y les pidió a esas fuerzas invisibles que le señalaran el camino para terminar su relato. “Y, allí, sentado, metido en una bolsa de dormir y con una linterna encendida, garabateando en un cuaderno escolar, entendí que ese vidente de mi relato fantástico se tenía que salvar para que iniciara una nueva descendencia distinta de la de Noé y sus hijos: el pueblo de los visionarios, los místicos, los chamanes y los artistas, los que ven lo invisible, los que están en contacto con lo impalpalbe, los que saben que la realidad es un laberinto sinuoso y complejo”.Y es allá, a ese terreno, a donde nos lleva ahora Mario, con su nuevo libro ‘Paranormal Colombia’, una obra que como él mismo la define, se encuentra al filo de lo real. Es un libro si se quiere extraño, en el que su autor desborda lo mágico, donde lo natural es sobrenatural, donde el artista se parece al mago, donde los protagonistas hablan con los muertos, sienten la presencia de lo invisible, donde las interdimensiones cruzan los senderos de lo que siempre hemos considerado racional.Y allí está Mario Mendoza, poniéndose a prueba con esta literatura fantástica, volviendo a sus orígenes, tal vez, y poniéndonos a sus lectores a prueba. Por qué no, pensando en que no todo lo que vemos es cierto. Y hallándonos, no pocas veces, incómodos con una realidad que a veces es más absurda que la propia fantasía.¿Cómo surge la idea de este libro tan distinto y que se mueve, como usted dice, en el filo de lo real?La verdad es que se suele olvidar que mi primer libro escrito y el segundo publicado fue ‘La travesía del vidente’, un libro con el que gané un premio de literatura en 1995. Ese libro es de literatura fantástica, de viajes y aventuras. Aunque yo esté trabajando hiperrealismo, literatura urbana, siempre ha habido una conexión con esos orígenes. Nunca perdí esa conexión en ninguno de los textos, más adelante aparecieron ‘La locura de nuestro tiempo’, ‘La importancia de morir a tiempo’ y empecé una saga juvenil, hace tres años, de la cual ya llevo cinco volúmenes. De hecho, acaba de salir ‘El hijo del carpintero’. Son unos ocho libros donde hay otra perspectiva de enfrentar la escritura. Tarde o temprano tenía que venir un libro en esta línea, de una manera clara y contundente.El realismo ha sido nuestra impronta más característica. ¿Cree que ha llegado el momento de encender esa linterna para echar un vistazo en la oscuridad más allá de esa realidad apabullante que nos genera Colombia?A lo largo de los últimos años he sido jurado de premios o becas que dan las alcaldías y veo que los nuevos talentos traen una frescura y una libertad que me parece envidiable. Nosotros estuvimos condenados, de alguna manera, a la historia inmediata que habíamos vivido, pero quizás por eso dejamos de lado la ciencia ficción, por ejemplo. En el cine o en el documental nos pasa lo mismo. Es como si fuéramos incapaces de pensar otras realidades. Me parece que es injusto porque creo que siempre las hemos practicado, pensado y hemos estado coqueteando con ellas. Lo que sucede es que el eje central en las editoriales y el Ministerio de Cultura se han concentrado fundamentalmente en una reflexión sobre nuestra historia particular, porque estábamos en la obligación de hacer una catarsis, de purificar de alguna manera nuestros propios horrores, pero creo que podemos hacia adelante empezar a liberarnos. Cuando uno aborda ‘Paranormal Colombia’ se percibe una marcada influencia de Edgar Allan Poe y del mismo Horacio Quiroga, con sus ‘Cuentos de la Selva’... Claro que sí, ‘El entierro prematuro’, ‘Metzengerstein’ (primer relato que escribió Poe de corte gótico) y la única novela que escribió, ‘La Narración de Arthur Gordon Pym’ están presentes. Y mira qué curioso: ahora estoy hablando para un medio que de alguna manera tiene que ver con una corriente de la literatura colombiana que también se fue quedando como rezagada y es toda la obra de Andrés Caicedo. Fíjate que Caicedo estuvo muy cerca de Poe; él escribe y logra acercar al cine el relato neogótico del Siglo XIX: vampiros, el terror síquico, alucinaciones, pesadillas, toda una contracultura de los años 70 ligada a las drogas y a la exploración de la conciencia, fusionada de alguna manera con el romanticismo gótico. Eso fue maravilloso. ¿Quién vino detrás de esa línea? Nadie. ¿Quien heredó esa corriente? Nadie. Lo que vino después es que nos tocó enfrentar un periodo difícil, una guerra, bombas, atrocidades, secuestros, AUC, guerrilla, narcotráfico, sicarios, guerras entre los carteles y eso de alguna manera marcó nuestras manifestaciones culturales. Hay que regresar a esa fantasía y libertad y creo que los jóvenes las tienen. Deben llegar nuevas manifestaciones literarias y los años que vienen serán una manera de desmarcarnos de lo que ha sido la guerra. Espero que ‘Paranormal Colombia’ se recuerde como precursora en ese sentido.Ese proceso de creación lo llevó a buscar historias de impacto, como la entrevista que le hace al psíquico Armando Martí, quien era consultado por fiscales y que, gracias a sus desdoblamientos, localizó el punto exacto en el que se accidentó el ministro Juan Luis Londoño...Yo quise buscar a Martí, pedirle la entrevista y que él volviera a contar de propia voz, ya desde adentro, lo que había sucedido esa noche y esa mañana siguiente. Yo espero que las nuevas generaciones se sorprendan, y se den cuenta de que en todos esos sucesos existe la posibilidad de explotarlos. Desde el cortometraje, la danza o la música es posible hacer relatos, cuentos y novelas a partir de esas perspectivas que me parecen muy renovadoras. Nos hace falta respirar nuevos aires, no sé los demás, pero yo tengo una sensación de asfixia, de un cansancio infinito y no creo que sea el único. Buena parte de los colombianos estamos un poco en ese agotamiento.Ahora, cuando uno aborda su libro lo tiene que hacer libre de prejuicios, muy dispuesto a sorprenderse con narraciones que superan lo racional...Totalmente de acuerdo. Lo que hay que tener claro es que es un libro que está escrito en un formato de crónica y la crónica se relaciona con el periodismo. Pero hay un costado de ella que no pertenece al periodismo sino a la literatura. La crónica es un género mixto, que tiene un pie en el periodismo y otro en la literatura y en esa mixtura está la fascinación. Es un libro que está con entrevistas, formatos de crónica y reportaje, pero con la visión de escritor y no de periodista. En los procesos creativos de cada autor intervienen factores de su entorno o personales definitivos al momento de su producción literaria. ¿Qué tipo de experiencias lo marcaron para llegar a consolidar ‘Colombia Paranormal’?Lo que ha sido para mí una gran puerta para percibir otras realidades ha sido la escritura de la saga juvenil. Llevo tres años viajando por el continente, tres años entrevistándome con chamanes, en Cuzco, en el Amazonas profundo, y ha sido como el redescubrimiento de América. Hay que dejar ese complejo de inferioridad de que viajar a Estados Unidos o Europa es ir a un lugar extraordinario en contraposición con el sitio en donde me tocó nacer. América Latina es uno de los lugares más fantásticos del planeta.Es curiosa esa relación entre el poder y los universos paralelos. Chamanes en Colombia y Bolivia, López Rega con Perón, Rasputín y los zares, Erick Hannusen y Hitler... Hay un prejuicio cientificista, racional, en donde se considera que lo que esté unido a esa modernidad racional es correcto y lo que regrese al pensamiento mágico es un poco vergonzante. Es la doble moral. La verdad es que es parte constitutiva de la humanidad, por eso un pueblo tan inteligente como el griego iba al oráculo y lo consultaban y ¿qué era? Una mujer en estados alterados de conciencia, respirando plantas alucinógenas y hablando sobre el futuro en clave.Y usted Mario, ¿qué tanto tiene de paranormal, de ‘outsider’? ¿Ya cruzó esos umbrales y descifró ese otro lado de la realidad?Yo creo que uno con el tiempo, en un oficio como este, se va quedando por fuera sin darse cuenta, porque regresar a un principio de realidad a estas alturas a mí ya me queda imposible. Ya no sé donde está lo real, ya no tengo claridad con respecto a eso. Vivo más metido en mis libros, en mis personajes que con la gente de carne y hueso de afuera. Tengo una soledad que está plagada de fantasmas y son mis personajes. Nunca estoy solo, siempre estoy con alguien y esos personajes rondan mi casa, hablan conmigo, me acompañan, viajan a donde yo voy, entonces, en general, es una pregunta cada día más difícil de responder.Y no teme que le suceda lo del escritor francés Guy de Maupassant cuando confiesa: ‘Tengo miedo de mí mismo, tengo miedo del miedo, pero, ante todo, tengo miedo de la espantosa confusión de mi espíritu’ y quien, además, en sus estremecedores cuentos ‘¿Quién Sabe?’ y ‘El Horla’ ya parece encontrarse perdido entre la nebulosa de lo real y lo fantástico...Sí, a veces da un poco de miedo, pero da más miedo quedarse en una realidad plana, chata, sosa, pagando facturas en los bancos, pendiente del seguro médico, de las obligaciones y los ahorros, eso me da más miedo. Preferiría lo otro, enloquecerme como Maupassant…

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