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El concierto de 'Cusi'

Un reportero de Q’hubo invitó a dos jóvenes del barrio El Vergel a un concierto de jazz en la apertura de Ajazzgo 2013. La experiencia fue una montaña rusa de emociones. Al final esta música los ‘tramó’.

6 de septiembre de 2013 Por: Yesid Toro I Reportero de Q’hubo

Un reportero de Q’hubo invitó a dos jóvenes del barrio El Vergel a un concierto de jazz en la apertura de Ajazzgo 2013. La experiencia fue una montaña rusa de emociones. Al final esta música los ‘tramó’.

Estábamos en la entrada del Centro Cultural de Comfandi, en el centro de Cali, listos a ingresar al concierto de la española Lucía Martínez, con el cual se abriría el XIII Encuentro de Creadores de Jazz Fusión en Cali, Ajazzgo, cuando le hice la primera pregunta de la noche a mis invitados. -¿Ustedes saben qué es jazz?-Sé que es una música clásica. Pero antes de venir para acá, le dije a un ‘pana’ del barrio que iba a ver jazz y me dijo que yo estaba muy viejo para jugar con esas fichitas y con la pelotica- respondió José Luis Esterlin, en medio de una risa medio burlona. -Y vos, ‘Cusi’. ¿Qué sabes del jazz? -Nada mi líder, yo de eso no se es nada. Yo sé es de Daddy Yankeeeeeee-Ambos, José Luis Esterlin y José Edwin Quintero, a quien cariñosamente le llaman ‘Cusi’, fueron mis invitados al concierto de jazz que se realizó el pasado miércoles en la noche, y que dio apertura al Ajazzgo 2013 en Cali.Ambos viven en El Vergel, uno de los barrios más conflictivos del oriente de Cali. Ese barrio donde las pandillas le han arrebatado la tranquilidad a sus habitantes, donde cada día matan y roban, donde las cifras dicen que es uno de los diez barrios más violentos. Allá los oídos escuchan balas. Y reguetón. Y rap. Yo respeto a los reguetoneros, pero, ¿por qué no invitar a dos muchachos de este barrio a escuchar jazz? Ellos no sabían, pero como para información general, el Ajazzgo ofrece conciertos gratis. Y cualquiera, así viva en El Vergel, puede asistir. La antesalaEn la recepción, antes de ingresar al auditorio, estaban repartiendo café. ‘Cusi’ y José Luis se apresuraron a pedir un ‘tintico’. -Es que, en serio ‘pana’, yo creo que esa es música para dormir- dijo ‘Cusi’.Debo ser sincero: yo no pensé hallar tanta resistencia de estos muchachos para entrar al evento por varias razones: ‘Cusi’, a pesar de ser un expandillero, ahora es un líder de la Comuna 14, ha sido invitado a muchos eventos y programas de liderazgo y está terminando su bachillerato. Además, los dos aceptaron sin reparos mi invitación. Ya sentados en el auditorio, dicen ellos, “en una ‘chimba’ de sillas”, comenzaron a hablarme de sus dificultades: las riñas de los últimos días, lo difícil que es cambiar la forma de pensar de los jóvenes de su barrio, las balaceras, los asesinatos, las lágrimas. Y al fin se apagaron las luces. En el escenario apareció Lucía Martínez, una joven percusionista de Galicia, en España, que ahora está radicada en Berlín, Alemania. Ella explicó mejor en la presentación sus orígenes, amena y llena de un buen humor. Nos ubicamos en la segunda fila, a mano izquierda, y yo quedé en medio de mis invitados y de una chica de falda negra, muy corta, que de inmediato captó la atención de ambos. -Uyy mi ‘pana’, que buena que está- anotó uno de ellos. Le pedí que guardara silencio.Arrancó el concierto. El primer golpe fue tenaz. Lucía abrió con su batería, haciendo movimientos como de ritual, golpeando los platillos y sacándoles efectos, sonidos lejanos y hechiceros. Bueno, yo lo digo así, porque eso se me ocurre decir en medio de lo poco que sé de jazz. Pero, ¡‘Cusi’! Él de una se echó a reir: “ayy mi ‘pana’”. Vino el primer aplauso. La voz gallega de Lucía explicando cómo sus canciones salen de sus experiencias y anécdotas, y mis invitados, en cambio, cuchicheando. La tercera pieza se llama ‘Hospital de objetos rotos’. Lucía, acompañada de un bajista, Jorge Herrera, y del pianista Holman Álvarez, explicó que la canción la compuso luego de hallar un sitio en Berlín donde había muchas antigüedades. A mitad de canción ya ‘Cusi’ no se aguantó y me soltó una perla: “’pana’, si mi mujer y mi hija me vieran escuchando esto, seguro me dirían que estoy loco”. José Luis, en cambio, se mostraba un poco más compasivo. “A mí sí me parece chévere. A mí me gusta todo esto”, dijo, como con pena ajena. Y pena ajena tenía yo: estos muchachos no se callaban. Pero de pronto se hizo el milagro. Lucía va con su cuarto tema y es uno que tituló ‘Agua’. Y para sorpresa de todos, invitó al marimbero Héctor Javier Tascón. ¡Y cuando sonó esa marimba de chonta! Ahí sí les digo: esos muchachos se animaron. Sin embargo, seguían mirando a la piernona que estaba a mi lado.Estar en medio de esos dos mundos, Europa y el Pacífico colombiano, que se unían por una marimba, fue conmovedor. Lucía, arriba con su fusión, abajo, ¡Cusi’ y su amigo con sus palmas sonando ¡Qué parche!-Ahora sí le cogí el ritmo mi líder- dijo ‘Cusi’ con un ánimo marcado. Creo que en ese momento ellos entendieron lo que yo quería que entendieran. Que cualquiera puede experimentar cosas nuevas, no con las drogas, no con el sexo desenfrenado, no con el crimen: el jazz ofrece un abanico de nuevas sensaciones. Y es gratis. Cali hace esos eventos, como Ajazzgo, y cualquiera puede ir. “Yo lo quiero repetir”, dijo ‘Cusi’. “La señora Lucía toca muy bien”, anotó José Luis, cuando el concierto terminó.

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