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El Cliente: entre la justicia y la venganza

‘El cliente’, del director Asghar Farhadi, es una película estremecedora. Cuenta la historia de una feliz pareja iraní que se ve obligada a mudarse. La vida se les vuelve un suplicio cuando emergen los secretos de la antigua inquilina del apartamento.

22 de enero de 2017 Por: Claudia Rojas Arbeláez / Docente Universidad Autónoma de Occidente @kayarojas

Esta es la sociedad de hombres dominantes que rodea al director Asghar Farhadi.  Siendo parte de ella creció y no debería sorprenderle que las situaciones se desarrollen de la manera en que lo hacen. Pero él ha sabido distanciarse de lo que muchos en su entorno consideran normal, y construir películas sobre su cotidianidad. 

Por cuenta de esto, nos encontraos con ‘Una separación’, ganadora del Óscar a mejor película extranjera en el 2012 y que narra las peripecias de una mujer que quiere obtener la separación de su marido.  El proceso, retratado con paciencia por el director iraní, evidencia la frágil postura de las mujeres en una sociedad en la que se impone el machismo, ignorando la voz femenina.  

Un tema que ronda en la cabeza de Farhadi y ahora con ‘El cliente’ explota un poco más.  Conocemos la historia de una pareja de actores de teatro, Rana y Emad, que se ven obligados a abandonar  el edificio donde viven porque está a punto de colapsar.   El inesperado evento los lleva a mudarse al lugar de un amigo mutuo:   un apartamento ubicado en la azotea de un edificio, que ha acaba de ser desocupado (a medias) por su anterior inquilina.

Mientras todo esto ocurre, la feliz pareja dedica su tiempo a ensayos 

y presentaciones de una obra de teatro y él, por su parte, también trabaja como profesor de literatura de un colegio de hombres.   Los dos sueñan con tener una familia y aunque saben que aquel apartamento es de paso, ella lo arregla con pasión.  Solo hay un problema, en el lugar todavía están las viejas cosas de aquella antigua inquilina que aún se niega a sacarlas.

Este es solo uno de los secretos que envuelven a esta misteriosa mujer que, aún ausente, les causa problemas.  De repente Rana es atacada en el interior de su apartamento de manera misteriosa.  La situación se torna más compleja cuando Rana se niega a ir con la policía por vergüenza, no quiere admitir que por descuido suyo abrió la puerta a su atacante creyendo que era su marido, que fue atacada mientras se bañaba y que sus vecinos la encontraron desnuda e inconsciente. 

El marido respeta su decisión pero en su afán de ayudarla a superar la crisis en la que ha quedado inmersa desde el evento, emprende su propia  investigación. Poco a poco empieza a encontrar pistas que en lugar de resolver sus dudas lo inquietan más.  

La antigua inquilina era una prostituta que recibía hombres en el apartamento que ahora habitan.   Entonces crece la duda, el miedo, la angustia: fue encontrada desnuda y golpeada en la ducha. ¿Qué sucedió en realidad? Tal vez,  lo que le sucedió a su esposa iba dirigido a aquella mujer.  Se trataba de un antiguo cliente suyo, de ahí el nombre de la película.

Así avanza la trama de esta película de mínima en producción pero grandiosa en actuaciones, poderosa en dramaturgia.  Una vez más Farhadi demuestra que se basta con una historia para construir una gran película. Aquí el detonante solo es eso, una excusa para dejar expuesta la humanidad, el orgullo y el deseo de tomar la justicia por cuenta propia.  La férrea voluntad del marido que no conoce límites, está convencido que solo  borrará la afrenta y recuperará la paz cuando encuentre al culpable.  

Así la tensión a la que nos somete el director en toda su narración solo se compara con el infierno que en viven los personajes, que ya ni siquiera pueden mirarse  a los ojos.  Ya no se reconocen, son otros y solo se unen en escena.   Esta propuesta de alternar estos relatos nos permite mirar otra faceta de la sociedad que habitan.  Sobre las tablas, por ciertos momentos, huyen de su verdad y se permiten vivir otra vida.

Este es solo un ingrediente más del universo creado por el director iraní que encuentra en la cotidianidad, en el vecindario y en la intimidad del hogar, los resortes dramáticos necesarios para acercarnos más a sus personajes.   Personajes precisos que nos permiten explorar todas las facetas del conflicto, develándonos cada vez más el juego dramático.

Ganadora de varios premios internacionales incluidos tres en el pasado Festival de Cine de Cannes,  ‘El cliente’ es una película íntima que nos deja ver de qué estamos hechos los seres humanos.  Por eso resulta imposible no comprometerse con la trama y mantenerse atento, tenso, expectante hasta el último momento e incluso un poco más.  

Como también resulta difícil no traer a la memoria las tramas de Hitchcock, no por lo sórdida de la historia sino por los límites humanos a los que llegamos cuando nos ciega la pasión, llámese amor, odio, rabia o venganza.  Pero en realidad Farhadi no pretende contarnos algo oscuro ni abyecto, esta no es una historia de un marido investigador, ni de una venganza anunciada, pues aunque tiene algo de esto es ante todo una trama que nos cuestiona la ética y la moralidad.   Una película estremecedora.  

 

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