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Cuatro profesiones al servicio de crear un espacio para tocar marimba en Cali

Un maestro, un ingeniero de sistemas y un biólogo y carpintero buscan crear un espacio en esta, la capital del Pacífico, para aprender a tocar marimba. Ya crearon una aplicación para aprender jugando: ‘A marimbiar’.

22 de agosto de 2016 Por: Redacción de El País

Un maestro, un ingeniero de sistemas y un biólogo y carpintero buscan crear un espacio en esta, la capital del Pacífico, para aprender a tocar marimba. Ya crearon una aplicación para aprender jugando: ‘A marimbiar’.

En días de Pokemon Go, un ingeniero de sistemas, un profesor del Conservatorio Antonio María Valencia de Cali y un biólogo y carpintero decidieron unirse para hacer de la marimba —patrimonio inmaterial de la humanidad desde 2010— algo ojalá tan masivo como el juego de Nintendo. Literalmente esa es su idea: que aprender a tocar marimba, un instrumento que a simple vista pareciera  destinado para genios, tantas tablas, 18, a veces 20,  sea en realidad un sencillísimo juego disponible sin costo en nuestros celulares y tabletas.  **Sucedió que en 2010, explica el profesor Héctor Tascón, cuando la Unesco declaró a la marimba y a los cantos tradicionales del Pacífico como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, se generó una gran expectativa en las comunidades. Se esperaba, entre otras cosas, dinero. Como eso  no sucedió,  como los recursos que suponían no llegaron, algunos se decepcionaron. Sintieron que tal vez lo que hacían, tocar, cantar, no valía la pena. O que como era patrimonio de la humanidad, solo lo debían hacer a cambio de dinero. No como era  tradicionalmente, que cantar y tocar en sus pueblos  era tan natural... Ser patrimonio trae sus dificultades. Sin embargo, por otro lado, gracias a músicos como Hugo Candelario, grupos como Herencia de Timbiquí o ChocQuibTown, el Festival de Música del Pacífico Petronio Álvarez, cada vez son más los desprevenidos en las ciudades que sienten curiosidad por la marimba.  El problema es que como no tienen la más remota idea de hacerla sonar como se debe,  se decepcionan. Suponen que es para genios. Y con la decepción, se pierde el interés. Por eso el juego que han creado: que la gente aprenda a tocar marimba, se interese por ella, la valore, no piense que es descabellado pagar por una desde $300 hasta un millón de pesos. A algunos no les importa pagar el doble por un celular. Y que las comunidades tampoco olviden que su cultura sí que vale  la pena. *** Primero, entonces, fue Héctor Tascón. Héctor es profesor del Conservatorio Antonio María Valencia y estando allá, en 1998, conoció al maestro José Antonio Torres,  ‘Gualajo’, uno de los más famosos marimberos de Colombia. Incluso, ‘Gualajo’ vivió en una  casa del padre de Héctor durante tres años. Y la experiencia de ver al maestro tocar y  construir marimbas le cambió ciertas ideas sobre la música. No solo es el sonido, el ritmo, la interpretación; también la música del Pacífico es una manifestación social de olores, de sabores; una manera de convocar a la gente y en su caso, de aterrizar, conocer, el país en el que vivía. Héctor se sintió tan atraído por ello, que hasta montó una empresa de construcción de marimbas. Quebró, por supuesto, pero machete en mano, junto a ‘Gualajo’, aprendió la lógica para cortar, para afinar. El músico académico se convirtió, dice Héctor, en un músico completo, “de verdad”.  No se extraña entonces cuando le preguntan cosas como por qué tanto interés en la marimba siendo él tan de otro mundo, teórico, estudiado;   tan blanco, también.  Desde ‘Gualajo’, es el caso,   Héctor se ha dedicado a estudiar la marimba, sobre todo la lógica de su aprendizaje. Descubrió por ejemplo que en el Pacífico tocar no es lo primero. Lo primero es la voz. Aprender a cantar. Luego se aprende a tocar un instrumento de percusión, que generalmente es el bombo y el guasá, y después se toca en sí el bordón, que es la parte grave de la marimba. - Todo se aprende como en una especie de circuito. Ese circuito lo recorren los músicos tradicionales desde que tienen cinco años. Pero una persona de la ciudad que quiera aprender a tocar marimba no puede darse esa posibilidad de dedicarse durante años a seguir ese circuito. Entonces creé una propuesta didáctica para hacer todo más sencillo. Héctor diseñó un método que sigue el tradicional, pero de una forma más rápida. Primero se aprende a cantar una onomatopeya fácil, que es la imitación de un sonido. Como cuando describimos una explosión diciendo: ¡boom! En el caso del método de Héctor, la onomatopeya es así: Dé – le duro, dé – le, duro. Ese sonido, esa musicalidad,  se intenta emular luego en la marimba, que tiene 18 o 20 tablas, pero cuando se reducen a dos todo es más práctico. Las dos tablas están marcados con la O y la I, el 1 o el 2, cualquier código binario. Cuando llevas la onomatopeya a esas dos tablas, ya aquello empieza a sonar como la música  tradicional del Pacífico. El reto, desde luego, es ir complejizando  todo, ir agregando más tablas. Hasta dominar la marimba. Es ahí donde entra José Venancio Palacios, ingeniero de sistemas, sobrino del escritor chocoano Arnoldo Palacios, y el Laboratorio de Investigación de la Universidad del Cauca. José Venancio, con el apoyo del Laboratorio,  creó una aplicación, ‘A marimbiar’, para aprender a tocar marimba de chonta con el método de Héctor. Lo llamó Método OI, con el que, por cierto, tampoco  es necesario saber leer música, partituras. Además de la aplicación A marimbiar, que se puede descargar en dispositivos Android, se está contruyendo también la página web www.marimbiar.com. El primer nivel de la aplicación, que básicamente es un juego, entonces, es la onomatopeya. El reto es  llevar esos sonidos (dé – le duro, dé – le, duro)  primero a dos tablas de la marimba. La aplicación mide la intensidad con la que oprimimos las tablas sobre la pantalla del celular o la tableta, y si todo lo hacemos correctamente, se abren nuevos niveles, es decir, más tablas. También podemos elegir todo tipo de marimbas: de Guapi, de Tumaco, de Buenaventura, cada una con una afinación especial. Al final del juego, esa es la idea, la persona que lo supere podrá tocar el instrumento, hacer canciones, compartirlas en las redes sociales. -  Más que repetir melodías, con este método podrá crearlas. Que la marimba se convierta en otra forma de expresión. Porque no es cierto que no podamos tocar un instrumento. Tenemos la idea de que cantar, de que tocar un instrumento, es para unos cuántos elegidos. Y no es así. Cuando se supera la frustración inicial de no saber  cómo tocar, y luego tocamos algo, es fascinante,  cambiamos la perspectiva sobre la música, en este caso sobre la música del Pacífico, dice Héctor. Es en este punto donde entra Fernando Rodríguez, biólogo y carpintero, constructor de marimbas. En el pasado Festival Petronio Álvarez dispuso una carpa que llamó ‘Marimba para todos’. Ahí estaban exhibidas 14 de sus marimbas, disponibles para  los que querían intentarlo: tocar, con la ayuda de un instructor. Porque sin orientación, dice Fernando, todos se decepcionan, se convencen de que la marimba no es para ellos y se olvidan de ella para siempre. En cambio, cuando se supera la frustración inicial,  cuando alguien se siente músico así sea durante tres minutos, se interesa por conocer más y más. Y a largo plazo la idea es esa: que en esta ciudad que dice ser la capital del Pacífico exista una escuela, un espacio,  para quien quiera aprender del instrumento que en las comunidades negras es símbolo de  convocatoria, unión. Cuando hay una marimba, todos se ubican alrededor de ella.

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