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Conozca las nuevas estampillas que el Gobierno le dedicó a Ómar Rayo

La Ley 1497 de diciembre 29 de 2011, Ley de Honores, garantiza que Rayo y su Museo no quedarán en el olvido.

21 de septiembre de 2012 Por: Redacción de El País y Colprensa

La Ley 1497 de diciembre 29 de 2011, Ley de Honores, garantiza que Rayo y su Museo no quedarán en el olvido.

Serán 162 mil estampillas con valor de mil pesos cada una, las que estarán disponibles desde este fin de semana, como homenaje a uno de los más grandes artistas plásticos colombianos.Este jueves, en Bogotá, se presentó la nueva pieza que portarán las cartas y encomiendas de los colombianos, a través de la red postal 4-72. Dos años y medio después del fallecimiento del artista se realiza este reconocimiento a través de la emisión filatélica ‘Ómar Rayo Ley 1497 de 2011’.El pliego filatélico consta de tres estampillas en policromía más una tinta invisible, en tamaños de 40 x 30 milímetros. La forma cuadrada, al igual que la gama de colores, es idéntica a las tonalidades que utilizaba el vallecaucano en sus creaciones. El negro, rojo, blanco, y los colores primarios (amarillo, azul y rojo) se unen para formar un arco iris bajo un marco de figuras geométricas.“El maestro estuvo particularmente orgulloso de la emisión filatélica que se le dedicó en el XXV Aniversario del Museo Rayo. Tenía una pasión especial por lo que era un espacio para dibujar sus criaturas de color. Son, como los intaglios, seres pequeños de papel que el dedo del enamorado acaricia al fijarlo al sobre”, dice Águeda Pizarro, viuda del artista. “A Ómar le hubiera encantado recibir este tributo tan aparentemente frágil, en el momento en que el correo digital aniquila la poesía que antes tenían las cartas escritas a mano y selladas con un beso y una estampilla. Los sellos de ataño son fósiles de la memoria como las cartas de amor de los soldados de una guerra perdida. Sin embargo, como las obras de arte, se coleccionan, se estiman, se estudian y se guardan en los baúles donde los tataranietos los descubren”. concluye Águeda.

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