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Con su premio Rómulo Gallegos, Pablo Montoya entró al club de ‘Gabo’ y Vallejo

El colombiano Pablo Montoya recibió en Caracas el Premio Rómulo Gallegos por su obra ‘Tríptico de la infamia’.

4 de agosto de 2015 Por: Redacción de El País

El colombiano Pablo Montoya recibió en Caracas el Premio Rómulo Gallegos por su obra ‘Tríptico de la infamia’.

El autor colombiano Pablo Montoya recibió la noche del domingo,  en Caracas, Venezuela,  el Premio Rómulo Gallegos que se concede cada dos años al mejor escritor de Hispanoamérica. Lea también: ¿Quién es Pablo Montoya, el ganador del Premio de Novela Rómulo Gallegos?

 Montoya, oriundo de Medellín, con su obra ‘Tríptico de  la infamia’,   es el quinto colombiano que recibe esta distinción que en ediciones anteriores  premió a  Gabriel García Márquez, Manuel Mejía Vallejo, Fernando Vallejo y William Ospina.

 Al aceptar su premio en el  Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg) pronunció un discurso en el que reconoció que aún se siente sorprendido por el galardón. 

 “Debo manifestar  a los  miembros del  jurado,  al  Celarg  y  a  los venezolanos mi entera gratitud. Su gesto, a la vez magnánimo y temerario, ya que se ha premiado a un escritor  completamente desconocido en el panorama hispanoamericano, me conmueve y me honra”, expresó Montoya. 

  Igualmente, recordó de dónde venía y cómo eso influye en su literatura.

“Vengo  de  un país llamado Colombia,  que es como decir  vengo   del  fuego y el  oprobio,  del resentimiento y la rabia”.

 “Formo parte  de  una generación de colombianos que  ha atravesado un campo minado  en el que  la vida no  ha   tenido  valor.  Y  si  ha   tenido  alguno,  este  ha   sido  rebajado  a  niveles vergonzosos. La violencia ha  caído  sobre nosotros como  un  animal hambriento. Nuestros padres  fueron asesinados,  nuestros abuelos  despreciados y nuestros bisabuelos una  vez más humillados y exterminados”.

 Agregó que “esta  doble faz, la del horror y la epifanía, la de la belleza y el sufrimiento es la que he  tratado de  reflejar en  mis libros y muy especialmente en  la novela que  hoy se premia   en  esta sala”.

Expresó que “la novela en  la que  generosamente se ha detenido el jurado del premio  Rómulo Gallegos, está atravesada de  masacres y el dolor palpita en  esas páginas como  un corazón malsano. Pero  también la nutre  la búsqueda infatigable de  los  secretos de  la  creación artística.  La belleza,  la  sensación  permanente de que  ella se levanta como  un  acertijo y un  enigma, es ese ardor  que  siempre ha estimulado mi escritura”.

 El ‘Tríptico de la infamia’ narra la historia de tres pintores protestantes que, cada uno a su manera, se convierten en testigos e intérpretes de los horrores que, en nombre de la religión y el afán de riqueza, se cometieron en Europa durante el siglo XVI y se extendieron a la América recién descubierta.

El vicepresidente de Venezuela, Jorge Arreaza, manifestó que obras como la de Montoya   basadas en realidad y ficción, “se alzan como denuncias contra la violencia. Son inmensamente valiosas, hoy más que nunca”, subrayó.  

 El escritor recibió como parte del premio de la  XIX edición un  cheque por US$ 100.000 los cuales piensa destinar a  la compra de una casa. 

 Montoya  ha publicado libros de cuentos, ensayos y novelas, entre las que se destacan ‘La sed del ojo’ (2004), ‘Lejos de Roma’ (2008) y ‘Los derrotados’ (2012). En 1999 el Centro Nacional del Libro de Francia le otorgó una beca para autores extranjeros por  ‘Viajeros’  y en   2008 obtuvo la beca de investigación del Ministerio de Cultura de Colombia.

El libro ‘Habitantes’ (2000) ganó el premio Autores Antioqueños. ‘Réquiem por un fantasma’ (2005)  fue premiado por la Alcaldía de Medellín. En el 2007 ganó la beca de creación en cuento de la Alcaldía de Medellín con ‘El beso de la noche’.

 En pocas palabras Estas son algunas frases de Montoya  durante su discurso de aceptación del Premio  Rómulo Gallegos: “Mi obra ha  sido escrita  desde hace más de  veinte años desde una cierta  periferia. La periferia que  representan todas las ciudades colombianas  que   no  son   Bogotá. La  periferia  de  mi  condición  de  inmigrante latinoamericano en  Europa”.   “Creo en el poder restaurador de la palabra a sabiendas  de  que  ella también  es un arma que hiere y provoca rencor”.

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