Comienzan obras de recuperación del emblemático mural del CAM de Buenaventura

Los acuarelistas de San Cipriano subirán los andamios hasta el piso noveno, desde donde trabajarán de 7:30 a.m. a 4:00 p.m. diariamente para recuperar el mural, considerado el más alto de América Latina.

Desde este lunes iniciaron en firme los trabajos de recuperación del emblemático mural "Buenaventura, 450 años al cosmos" por parte de los acuarelistas de San Cipriano.Tuvieron que pasar más de 20 años para que por fin se lograra concretar este propósito de restaurar este llamado ícono del puerto, el mural que recoge la historia de la ciudad en todas sus edades."Es algo trascendental. La recuperación era un constante reclamo de la comunidad, además es nuestro homenaje a nuestro director, ya fallecido, César Alberto Sarria", dijo Bernardo López, quien lidera el grupo de los seis acuarelistas, que desafiando los 40 metros de alto por once de ancho del centro administrativo municipal de Buenaventura, buscarán dejar el mural como nuevo en 180 días."No sentimos miedo, a pesar que ya no somos tan jóvenes como cuando lo pintamos, nos llenamos de la luz y el espíritu de nuestro gran maestro Sarria, a quien dedicamos este esfuerzo de salvar el mural", precisó Ana Morales, otro de los artistas pioneros del mural.Los acuarelistas subirán los andamios hasta el piso noveno, desde donde trabajarán de 7:30 a.m. a 4:00 p.m. diariamente para recuperar el mural, considerado el más alto de América Latina.Según sostuvo López, la parte más difícil de restaurar será la de los rostros de los personajes del mural, donde los líquenes, hongos y la humedad han causado un deterioro considerable. "Avanzaremos de abajo hacia arriba. Esperamos que podamos trabajar un metro de ancho al día, demorándos un poco más en los rostros", dijo.Los acuarelistas que pintaron el mural fueron César Alberto Sarria (ya fallecido), Ana Morales, Bernardo López (actual director), Mauricio Calle (también está de nuevo), Pablo Valderrama (también participará en esta recuperación). No están para la recuperación Ricardo Antonio Bedoya y Édgar Valencia. A ellos se les suma los nuevos pintores que ingresan, David Galeano y Eduardo García (nativo del puerto). Sobre el muralEn la base del mural está el mar primigenio, de donde se erigen siete raíces de mangle con sus formas de zancos, símbolo de la fortaleza y la nobleza que se aúnan en el ser del Pacífico.Luego aparece la fauna, una indígena Buscajá que amamanta su hijo como los primeros pobladores, la flora y una mujer de raza negra.La segunda sección esta dedicada a la conquista española, la tercera a la República y la cuarta a la vida contemporánea."Seguidamente aparece la primera máquina a vapor, con la cual se inició en firme el desarrollo de Buenaventura. La locomotora ha dejado atrás el puente de acero-manganeso construido sobre el Río Dagua, a la altura de la desembocadura del San Cipriano, dando idea de los enormes retos que debieron superarse para la construcción del Ferrocarril del Pacífico", según lo describe el historiador Roberto Lozano Batalla. Entre los personajes que recoge el mural figuran Teófilo Roberto Potes, Enrique Urbano Tenorio 'Peregoyo', Mercedes Montaño, Ninfa Aurora Rodríguez, Petronio Alvárez Quintero 'El Cuco', Margarita Hurtado Castillo, Enriqueta Vásquez Cobo, Gerardo Valencia Cano, José Ramón Bejarano, Édgar Roberto Carabalí Mallarino (el primer alcalde popular), Bernardino Abad Quiñones Angulo, Elcías Martán Góngora, Teodomiro Calero Vernaza, Sofonías Yacup, Walter Aspiazo, entre otros.Casi en la cúspide del mural, al lado izquierdo, se representa un muelle futurista. Después se ve el mar y al extremo derecho las paradisíacas playas de Juanchaco y Ladrilleros, de los muchos atractivos que desde tiempo atrás Buenaventura ofrece al turismo nacional e internacional.Ascendiendo un poco más, una representación del universo cercano: la Vía Láctea, con lo que se alude a las infinitas posibilidades del futuro de este municipio.Finalmente, en el centro, y dominando el mural, como principio y fin de todo ser aparece una luz incandescente, que recuerda la omnipresencia de un Ser Supremo, fundamento y razón de toda doctrina.