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Cita de dos generaciones: el participante más longevo y el más joven del Petronio Álvarez

El violinista Raimundo Carabalí Mina, de 79 años, y el trompetista Andrés David Quiñónez, de 14, representan las dos caras del Festival Petronio Álvarez. La experiencia y la juventud, en una misma tarima.

18 de agosto de 2012 Por: Heinar Ortiz Cortés | Reportero de Elpais.com.co

El violinista Raimundo Carabalí Mina, de 79 años, y el trompetista Andrés David Quiñónez, de 14, representan las dos caras del Festival Petronio Álvarez. La experiencia y la juventud, en una misma tarima.

A sus 79 años, Raimundo Carabalí Mina, oriundo de Buenos Aires, norte del Cauca, dice que aún le faltan muchas cosas por aprender. El hombre; alto, moreno y con la mirada cansada, bordeada por algunas canas desordenadas en las cejas, dice que a pesar de haber participado en cinco ediciones del Festival de Música del Pacífico Petronio Álvarez no es un maestro, pues “la música es un aprendizaje eterno”. Dice esto con una sonrisa impoluta en la cara. Habla tranquilo. Haciendo pausas largas, de esas que sirven para que quien lo escucha reflexione sobre lo que acaba de oír y se de cuenta de su complejidad implícita.Sus manos son anchas. Sus dedos son grandes y gruesos, con callos en las yemas. Sus uñas son pálidas y cuadradas. Toscas. Tal vez porque lleva tocando el violín más de medio siglo, o quizá porque lleva cultivando la tierra aún más tiempo del que lleva tocando violín. Esas manos, que parecen torpes por lo grandes, le han servido también para fabricar con delicadeza decenas de violines de guadua. Para pulir la madera, ajustar las cuerdas y darle los acabados.Una labor que realiza con amor. Con pasión heredada de su padre, otro reconocido violinista del norte caucano. Heredada con los cantos de cuna, como todos los saberes del Litoral.Raimundo dice que desde pequeño sintió curiosidad por hacer sonar el violín como lo hacía su papá. Y por eso intentaba tocarlo. Pero le quedaba grande. Sus manos, pequeñas en ese tiempo, no lograban abrazar el diapasón del instrumento. Sin embargo eso no fue un obstáculo. Raimundo, aún niño, se fabricó su propio violín de guadua. Con sus manos, diminutas, comenzó a labrar su camino.Y es que nunca nada ha sido un obstáculo. Raimundo, ahora con 79 años, cansado pero feliz, es el participante más longevo que tiene el Festival de Música del Pacífico Petronio Álvarez en su edición de este año. Con sus manos anchas tocará una vez más ese violín que lo acompaña desde hace 20 años, para participar por un puesto en la final de la modalidad de Violines Caucanos con su grupo 'Puma Blanca'. El camino de Raimundo probablemente está lejos de acabar. Aún hay mucho por enseñar.***Andrés David Quiñónez es el niño de su casa. Nació hace 14 años en Tumaco, Nariño, y vive con su mamá, su papá y sus dos hermanos mayores; una mujer y un hombre. En su cara ya aparecen algunas espinillas y la sombra de lo que en pocos años será un bigote. Es un niño serio, de mirada segura y palabras medidas. Sonríe poco. En vez de eso, prefiere decir que cuando crezca le gustaría ser ingeniero mecánico.Es hincha del América de Cali. Dice que el mejor jugador que ha visto en el conjunto 'escarlata' es Pablo Armero, quien ahora está a punto de ser fichado por la Juventus, en Italia.Acepta que no es el mejor de su salón, pero asegura que tampoco le va mal. Dice que con las niñas le va bien y que no se preocupa mucho por eso. Desde hace cinco años, todas las tardes después de clases, incluso antes de hacer tareas, Andrés David se entrega a la trompeta. En ese momento, cuando Andrés David comienza a soplar por la boquilla metálica deja de ser un niño. Se pierde en su sonido. Lo olvida todo.Su talento innato, los estrictos ensayos de todos los días y esa facilidad para convertir en sonido de trompeta cualquier nota, lo llevaron a ser uno de los vientos de la agrupación 'Canoa Son', desde hace más de un año.Con tan sólo 14 abriles encima, edad con la que incluso debió participar en el 'Petronito', Andrés David cuenta orgulloso que es segunda vez que visita Cali para competir en el Festival Petronio Álvarez.En la versión XVI del Festival, el niño de la casa de los Quiñónez se hizo grande entre los grandes, en la tarima de la Unidad Deportiva Panamericana, como el participante más joven del Petronio Álvarez este año. Andrés David dice que espera que sean muchos Petronios más.

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