El pais
SUSCRÍBETE

Inicio

Cultura

Artículo

Cine: Al Pacino, un ‘jubilado’ que ya no encanta

Con el paso de los años, los grandes actores tienen que tomar decisiones acertadas que les permitan mantenerse vigentes y no perder su exuberante estilo de vida. Unos han sabido hacerlo mejor que otros, pero lo cierto es que de algo tienen que vivir y a veces las comedias se convierten en la única manera de hacerlo.

12 de julio de 2015 Por: Claudia Rojas Arbeláez l Especial para GACETA

Con el paso de los años, los grandes actores tienen que tomar decisiones acertadas que les permitan mantenerse vigentes y no perder su exuberante estilo de vida. Unos han sabido hacerlo mejor que otros, pero lo cierto es que de algo tienen que vivir y a veces las comedias se convierten en la única manera de hacerlo.

Con el paso de los años, los grandes actores tienen que tomar decisiones acertadas que les permitan mantenerse vigentes y no perder su exuberante estilo de vida.  Unos han sabido hacerlo mejor que otros, pero lo cierto es que de algo tienen que vivir y a veces las comedias se convierten en la única manera de hacerlo. ¡Como si los papeles dramáticos o de grandes exigencias histriónicas estuvieran destinados para otro o fueran cosa del pasado!

¡Ups! Han empezado a envejecer aquellos que recordamos como los grandes actores que llevaron la actuación a otro nivel y a quienes vimos reinventarse con cada papel.  Y en su inevitable ocaso, la escogencia de buenos personajes se convierte en todo un reto, primero porque hay muchos actores de su edad igual de talentosos y segundo porque los argumentos que tienen a ancianos como protagonistas son escasos y facilistas. 

Pero como de algo tienen que vivir, muchos han encontrado su zona de confort en papeles poco exigentes donde se exhiben como jubilados pertidos, torpes y ‘gocetas’. 

 En este grupo podríamos poner a Dustin Hoffman,  Morgan Freeman y  Michael Douglas. Un punto aparte merecen Robert de Niro y Al Pacino, actores de carreras similares y una enemistada reconocida por todos.

 Del primero podríamos recordar su comienzo llevado de la mano de Scorsese, a finales de los setenta, en películas como ‘Taxi Driver’, ‘Toro salvaje’ y ‘New York, New York’ y que años después trabajaría con otros directores con los que exploraría mucho más.    

Mientras que de Al Pacino valdría la pena recordar su involvidable papel de Michale Corleone en ‘El padrino’ o Tony Montana en ‘Scarface’ y Sonny en ‘Tarde de perros’.  Y, claro, no debemos dejar pasar de largo su actuación en ‘Perfume de mujer’, que le mereció el tan esperado reconocimiento como Mejor Actor en los premios Oscar. 

Sin embargo, la finalización de los 90 y el comienzo del nuevo siglo trajo para los dos actores proyectos con otras características, algunos tal vez menos ambiciosos.  Las populares comedias ligeras con tintes románticos y los policíacos se convirtieron en la nueva apuesta.  

Ahora Al Pacino protagoniza una nueva producción que tiene por nombre ‘Directo al corazón’ (‘Danny Collins’, en otro países) en la que interpreta un papel que le sienta bastante bien.  Se trata de una estrella de rock que ya llega a los setenta años y pretende vivir con los excesos de alguien de 20.  Muy a su pesar sigue viviendo de sus éxitos del pasado, divirtiendo a hombres y mujeres de la tercera edad que corean emocionados sus canciones en cada presentación. 

Sin embargo su vida  es vacía y un tanto patética. A pesar de sus canas, sigue  embarcándose en fiestas de excesos,  llenando los vacíos de su vida con vicio y amigos efímeros. 

Pero todo aquello que tanto evita termina cercándolo el día en que su mejor amigo le hace entrega una vieja carta que John Lennon escribió para él cuando apenas era un músico naciente. Aquella carta, que estuvo perdida por más de cuarenta años y que regresó a sus manos, estaba llena de emotivas líneas, en las que el ex Beatle le manifestaba su admiración y lo animaba a que nunca renunciara a su esencia. 

El regalo sacude a Danny al punto que lo hace cuestionarse sobre la vida que ha estado viviendo y decide darle un rumbo, intentando regresar a su verdadero origen.  Entonces intenta reinventarse, dejar de hacer lo que el público espera de él y componer canciones que hablen de su momento de vida bien a su momento de vida.  

Esta búsqueda lo lleva a encarar sus culpas y en un acto de expiación, el músico se muda a New Jersey donde pretende reencontrarse con un hijo del que nunca quiso hacerse cargo.  Entonces empieza este proceso en el que ocurre lo que bien podemos suponer: el hijo (Bobby Cannaval) no quiere saber nada de él, pero la nieta ha heredado su talento y su mujer (Jennifer Garner) está en medio de los dos.  

El melodrama sube al máximo cuando Danny descubre que su hijo está  muy enfermo y le queda poco tiempo para arreglar las cosas con él.  Las escenas familiares, los encuentros en el patio junto a la piscina y la complicidad compartida se construyen solo como  el presagio de lo terrible que podría pasar.  Pero el león no puede negar su condición y, más temprano que tarde, Danny termina por volver a sus viejas andanzas, echando por la borda lo que tanto le había costado conquistar.  

Así las cosas, la película no puede ser más obvia a su nombre y dispara ‘Directo al corazón’ en situaciones  que solo pueden ser así de dramáticas y emotivas.  Entonces  el papel que desempeña Al Pacino le viene como bien en la etapa que vive, huyendo de las películas ligeras y asumiendo esta que, mal que bien, le exige un desempeño un poco más comprometido y en cierta media dramático. 

Al final, por supuesto, ‘Directo al corazón’ no propone nada novedoso pero al menos sí nos deja con una última escena interesante que nos permite  imaginar los finales abiertos que nos sugieren el constante devenir de la vida misma.

Claudia Rojas Arbeláez es docente de la Universidad Autónoma de Occidente l @kayarojas

AHORA EN Cultura