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Cali le rinde tributo al pintor barranquillero Ángel Loochkartt

Colombia celebra los 80 años de vida del maestro Ángel Loochkartt. GACETA habló con el artista a quien se le rendirá honores en Cali con una exposición colectiva inspirada en su obra. El pintor de la libertad.

17 de junio de 2013 Por: Ricardo Moncada Esquivel?Periodista de Gaceta

Colombia celebra los 80 años de vida del maestro Ángel Loochkartt. GACETA habló con el artista a quien se le rendirá honores en Cali con una exposición colectiva inspirada en su obra. El pintor de la libertad.

Allí está pintado con el rostro embadurnado de blanco, su sonrisa de hiena y la mirada desorbitada como en trance. El cuerpo, en movimiento, luce una camisa de manga larga con pechera y en la cabeza lleva ese inconfundible turbante plagado de coloridas flores. Sí, es un Congo de Carnaval, pero no lo es. Más bien es un sentimiento, una visión vibrante plasmada sobre una tela por las nerviosas y geniales pinceladas del maestro Ángel Loochkartt, pintor cuya obra y figura está unida a la historia del arte colombiano.Este año el país entero celebra que este artista de la libertad llegue a sus 80 años de edad. Aunque en su caso da igual tener 80 que 20, pues la lucidez de su pensamiento sigue  efervescente  con el  mismo  entusiasmo  que lo llevó a emprender su camino para construir, con el poder de los colores del Caribe, su propia iconografía.La admiración por su obra también se percibe en Cali, en donde este 19 de junio será inaugurada una exposición  colectiva organizada por la galería  Espacio2 Arte Contemporáneo y la fundación Colombia Artística, en la cual más de 35 artistas de la región expondrán obras inspiradas en la manera particular en que Ángel Loochkartt ha asumido su arte. Ad portas de su visita a Cali el artista le confesó a GACETA la esencia de su oficio: “Yo no pinto cuadros. No creo en el lienzo solo como centro de todo. En mi opinión los cuadros solo son pequeños segmentos que van engrosando el proceso de construir una obra, esa es una de mis máximas”.Lochkartt asegura que en cada acto creativo surge una nueva pregunta, una mirada que antes no había dirigido, para abrir otras posibilidades. “Eso me produce la emoción de estar pintando cada vez como si fuera la primera, como si eso que estoy plasmando en el lienzo fuera mi primer invento”.Genio y figuraÁngel Loochkartt nació en Barranquilla el 19 de mayo de 1933 y su formación académica la inició en la década de 1950 en la  Universidad del Atlántico, alternando con estudios musicales en el Conservatorio.  Posteriormente viajó a Roma, donde se especializó en pintura, dibujo y mural al lado de grandes maestros, formación que complementó en East Los Ángeles College, Estados Unidos.Dirigió hacia 1961 la Escuela de Bellas Artes y a comienzos de la década de 1970 se vinculó como docente a la Universidad Nacional en Bogotá donde impartió cátedra por más de dos décadas. La obra del pintor barranquillero se ha expuesto en espacios como las Bienales de Venecia y Sao Paulo, y ha recibido distinciones como  el  Primer Premio del Salón Nacional de Artistas de 1986, mientras que este año fue la figura homenajeada del Carnaval de las Artes de Barranquilla.El crítico e historiador de arte, Miguel González explica que Loochkartt pertenece a esa brillante generación de artistas que se consolidó en la década de 1960, dentro de los que cabe mencionar a Luis Caballero, Augusto Rendón, Pedro Alcántara Herrán, Norman Mejía y Carlos Granada, cuyas  propuestas sintonizaban con la tendencia neofigurativa que planteaban una representación dramática sobre la condición humana. Y en el caso de Loochkartt, el crítico señala que el pintor barranquillero ha mantenido esa postura figurativa, dramática y simbólica. “Todos los argumentos que ha traído a sus cuadros los ha llevado a ese estilo de pintura con pinceladas sueltas, con una deformación cuando la representa, con una gran riqueza del color que lo diferencia de otros artistas de su generación".Y es allí donde se va entendiendo la dimensión de su mirada. "Es una pintura que se caracteriza por su voluntad simbólica y alegórica y no por tener la realidad como referente. Él la reinterpreta y la redefine. Es una invención de la forma y el color”. González pone como ejemplo su serie de ‘El Carnaval’. “Su  contenido no pasa ni por el folclor ni lo vernáculo.  Lo mismo sucede con su serie de ‘Ángeles’, de la cual uno esperaría una representación cercana a la tradición renacentista, pero es todo lo contrario. Sus series temáticas son una disculpa para exaltar el mundo interior, no son un fin, sino un medio para cuestionar la condición humana y los arrebatos pasionales”, agregó.Pensamientos de artistaEn su diálogo con GACETA Loochkartt reiteró el entusiasmo que siente por su oficio. “Mi trabajo en la pintura ha sido el seguimiento continuo, un camino cierto basado en la maravilla de haber vivido, para hacer de esto un lenguaje. La pintura no es un trabajo para mí, es un placer, un goce pleno, no me cansa, pintar es algo tan natural como respirar. Busco con mis pinturas la dignidad de la libertad, nuevas señales de luz, de color, una intensidad lumínica renovada”.A sus 80 años el artista asegura que conserva intacta la curiosidad frente al mundo de la creación en las artes plásticas. “Siempre estoy atento a todo lo que pasa en el arte, lo que hacen las nuevas generaciones, las instalaciones, para encontrar a través de esas observaciones más elementos que son propios de la investigación y la creación, para hallar una nueva inteligencia otras reflexiones en torno a lo que se pinta”.Y esa atención está también centrada en la compleja problemática social y política que afecta nuestro país. “Busco despertar una sensibilidad, expresar ese dolor que tenemos en las entrañas, que es lacerante; ejercer esa sensibilidad hasta sublimar la realidad. El arte tiene el poder de llegar a esa instancia, de elevar a una gran categoría el pensamiento. No me propongo contar sino dar testimonio de lo que me ha tocado vivir”.El pintor señaló que en nuestro medio pocos entiendan la importancia del arte, de la pintura en una sociedad. “Es como la razón al hombre. El Estado no hace mucho por el arte y el artista no es nadie. El arte y la cultura genera lucidez, nos deja entender dónde estamos parados y construir nuevos propósitos. Pero todo está rezagado en el cuarto de San Alejo, no se entiende que la cultura está integrada al progreso”.Pintor en su tallerLoochkartt prefiere la noche para pintar, “Soy como un búho. Me encanta ser noctámbulo y ver salir el alba, porque allí los colores son más bellos. En la oscuridad obtengo mi luz, no en el blanco. De una profunda mancha va saliendo el boceto para darle paso a la pintura que es emocionante y vibrante. Luego, me acuesto y descanso un poco y cuando me levanto, me pongo  a ver el conocimiento que dejé la noche anterior en la tela, para hacer una nueva lectura y saber hacia dónde puede ir ese punto de interés, para pasar a una nueva pregunta, para saber cómo continuar”.Intenso como sus colores y sus trazos, encerrado en su estudio el pintor crea de forma simultánea varias obras. “Como trabajo una misma serie, las obras representan un conjunto de ideas. Una pintura no representa un plano, sino que cada uno representa un problema que buscará solución en la otra tela y lo que no puedo resolver en esa, pasa a la siguiente, como en una progresión".Pero y ¿cómo sabe cuándo está lista una obra? : “Cuando siento que he encontrado la manera de abordar la forma y el espacio y que refleja lo que tengo en mi pensamiento, es una lectura que yo llamo las calidades de la pintura. Cuando veo eso allí y lo palpo entonces sé que está lista para continuar con otro interrogante. Es un proceso en el que cabe lo sorpresivo, lo inesperado”, respondió.Pese a ese gran placer que siente por pintar, el artista barranquillero asegura que no se obsesiona con quedarse con sus pintura. “Pienso que una pintura cobra su mayor sentido cuando se encuentra con la mirada de otro. El pintor debe tener ese gesto generoso. No puede atesorar sus obras porque tiene la posibilidad de compartir con otros su esencia. Tengo conciencia de que ellas están por allí en cualquier espacio planteando un diálogo para el conocimiento, despertando la curiosidad en otros”.Por eso, cuando se reencuentra con alguno de sus cuadros después de mucho tiempo corre directo a tocarlos. “Eso me lleva a revivir el momento en que el arte empieza. Percibo el olor de la pintura, del aceite y la resina, pienso en los pinceles en todo lo que me está esperando. Se activa todo ese entusiasmo, el deseo de ir al estudio sentir esa convocatoria para ocupar ese lugar y me convierta en una especie de sumo sacerdote para tener la libertad de crear una obra”.Y siempre lo hace con esa mirada renovadora, que no se detiene aún después de seis décadas de oficio. Por eso prefiere tomar la exposición organizada en Cali, no como un "homenaje" sino como un encuentro entre pintores. “En la exposición participan artistas con los que compartimos cosas en común, que se expresan con entusiasmo sobre toda la problemática que encierra la práctica de este arte".Además Cali es  una ciudad con la cual guarda mucha cercanía. “Aquí he tenido experiencias en talleres que he realizado con artistas como César Correa, Adriana Patiño, Pedro Pérez, Marucha Vallejo, Mario Roldán, María Esperanza Londoño, Ellos son como una cosecha artística con quienes he compartido el placer de pintar”.A sus 80 años Loochkartt mantiene intacta esa búsqueda de la sabiduría, de la perfección para compartirla con sus congéneres. “Quiero compartir esa necesidad de no ser indiferente ante el dolor ajeno, superar la ignorancia, de ponernos en una categoría diferente, porque cada individuo tiene sentido cuando está en relación con el otro, yo conmigo no soy nada.  Lo único que distingue al hombre como especie es el conocimiento y la  sensibilidad”. 

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