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Cali celebra los 50 años de su Arquidiócesis

Esta semana se conmemoran los 50 años de la Arquidiócesis de Cali, que reúne también las diócesis de Palmira, Cartago, Buga y Buenaventura. Repaso a la obra realizada por cinco monseñores. Historia.

15 de junio de 2014 Por: Olga Lucía Criollo | Reportera de El País

Esta semana se conmemoran los 50 años de la Arquidiócesis de Cali, que reúne también las diócesis de Palmira, Cartago, Buga y Buenaventura. Repaso a la obra realizada por cinco monseñores. Historia.

A las iglesias también les llega la mayoría de edad. Y la de la Sultana del Valle no podía ser la excepción: sucedió en 1964, exactamente el 20 de junio, cuando el papa Pablo VI decidió que la Diócesis de Cali se convirtiera en la ‘hermana mayor’ de las de Cartago, Palmira y Buenaventura.Pasó a ser entonces la sede Metropolitana de la Arquidiócesis de Cali. Un nombre con muchos pergaminos, que cobija todo un rosario de obras que la Iglesia católica ha liderado en la ciudad durante las últimas cinco décadas.Algunas han sido muy tangibles, como los centros parroquiales que se convirtieron en referente internacional de como predicar en clave de educación y desarrollo integral. Otras han sido más espirituales, como el haber logrado que el hoy santo Juan Pablo II repartiera bendiciones desde el norte hasta el sur de la capital vallecaucana.Y detrás de unas y otras han estado cinco pastores, cinco arzobispos que le han imprimido su sello personal y evangélico a la feligresía caleña.Sobrino de un expresidente de la República, monseñor Alberto Uribe Urdaneta fue el primero en asumir tal dignidad. “Era un hombre muy cercano a los sacerdotes, uno sabía que no tenía que pedir cita para hablar con él”, recuerda el padre Héctor de los Ríos.Tal vez esa sencillez fue la que le granjeó el agrado de muchos industriales de la ciudad, quienes con su apoyo incondicional le permitieron adelantarse -sus colaboradores lo afirman con orgullo- al concepto de responsabilidad social que hoy tantas empresas enarbolan.Quebrantos de salud lo obligaron a retirarse en 1983, luego de fundar 52 parroquias en la capital del Valle.A él lo sucedió monseñor Pedro Rubiano Sáenz, cartagüeño de nacimiento y hoy cardenal de Colombia, que descansa del paso de los años en Bogotá. Para recordar su legado, basta admirar la casona de la Carrera Cuarta, que dejó de ser el lugar donde durmió Bolívar para convertirse en la Casa Arzobispal.Otras tareas, menos vistosas pero muy importantes para la labor eclesial fueron la ubicación de obispos auxiliares en zonas deprimidas como el Distrito de Aguablanca y la formación del Seminario Mayor.Tras ser trasladado a la sede Primada de Bogotá, el 19 de agosto de 1995 monseñor Isaías Duarte Cancino asumiría la responsabilidad de ser el faro de la iglesia vallecaucana. Tristemente solo lo sería durante escasos siete años, pero ese corto tiempo le alcanzó para sembrar semillas tan fructíferas como Samaritanos de la Calle, que cada martes sigue ‘inundando’ de pan y colada la zona de El Calvario.Su vil asesinato daría paso al arribo del único arzobispo ‘de la casa’ que ha tenido Cali: monseñor Juan Francisco Sarasti Jaramillo, quien logró su propósito de que para el 2010, cuando se conmemoraron los cien años de la Diócesis, la ciudad contara con 150 parroquias.Aunque sus quebrantos de salud lo obligaron a dejar su cargo hace tres años, su presencia acompaña cuanto acto de Iglesia se convoque, en un esfuerzo que cada vez despierta más cariño y admiración.Ahora, a su lado casi siempre está monseñor Darío de Jesús Monsalve Mejía, el actual arzobispo de Cali y quien ha convertido la defensa de la vida en una cruzada no solo eclesial, sino local, regional y nacional.Monseñor Alberto UribeCorría la década del 60 cuando monseñor Alberto Uribe llegó a Cali, una ciudad que crecía más en población que en desarrollo, por lo que construir templos no era suficiente.Fue así como recurrió a la buena voluntad de los industriales de la región, y especialmente de la Fundación Carvajal, para dotar a la Sultana del Valle de centros parroquiales donde la gente pudiera ir a rezar pero también a estudiar, a recibir atención médica e incluso a recrearse con actividades deportivas y culturales, modelo que después fue replicado en otros países.Los habitantes de los barrios San Joaquín, Guadalupe, San Pedro Clavel, San Juan Bautista y Santiago Apóstol fueron algunos de los beneficiados con esta iniciativa cuyos colegios se distinguían por brindar educación de muy buena calidad.También creó los cementerios Metropolitano del Sur y del Norte y construyó la sede en Pance del Seminario Mayor San Pedro Apóstol.Otro de los legados que este religioso capitalino dejó a su paso por la ciudad fue la restauración de las iglesias de San Antonio y La Merced, que habían sido construidas siglos atrás.Monseñor Pedro Rubiano SáenzLas fotos de Juan Pablo II en Cali muestran a su lado a monseñor Pedro Rubiano Sáenz, quien se propuso que esta ciudad fuera una de las paradas del Papa en Colombia, en 1986. Se encargó de los preparativos, fue por él a Tumaco y lo despidió en el aeropuerto, tras llevarlo por la ciudad y hacerle muchos encargos espirituales para los caleños.Apoyó el Instituto Lumen Gentium, que luego sería universidad.Monseñor Isaías Duarte CancinoLa defensa de los derechos humanos fue la bandera que enarboló monseñor Isaías Duarte Cancino en Cali. No solo con pronunciamientos contra secuestros como el de La María y la infiltración de dineros del narcotráfico en la política sino con obras como el Banco de Alimentos y fundaciones destinadas a mejorar las condiciones de vida en sectores deprimidos como El Pondaje, donde fue asesinado.Darío de Jesús MonsalveNo matarás, el quinto mandamiento de la Iglesia Católica, podría resumir la misión pastoral de monseñor Darío de Jesús Monsalve, actual arzobispo de Cali.Así lo evidencian sus reiterados pronunciamientos en contra de los homicidios y en favor del desarme.También iniciativas como Rosario al sitio, que invita a la ciudadanía a orar en cada lugar donde ocurra un asesinato, y en la creación de la Vicaría para la Reconciliación, a cargo del padre José González. Ha creado diez parroquias.Monseñor Juan Francisco SarastiSacar adelante la iglesia católica en Cali tras el magnidicio de su predecesor fue tal vez la misión más complicada que tuvo monseñor Juan Francisco Sarasti, el cuarto arzobispo que tuvo la capital del Valle.Y para lograrlo fortaleció las obras sociales del clero, especialmente el Banco de Alimentos, y la pastoral vocacional, lo cual se evidenció en el aumento de sacerdotes que se ordenaron en Cali durante su gestión.El padre William Correa recuerda que monseñor Isaías presidió el Primer Sínodo Arquidiocesano.

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