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Consejos y explicaciones sobre el factor Demi Moore

Desde que se acabó su matrimonio con Ashton Kutcher, Demi Moore está obsesionada parecer menor. No es la única que no acepta su edad.

12 de febrero de 2012 Por: Meryt Montiel Lugo | Editora del Equipo de Domingo El País

Desde que se acabó su matrimonio con Ashton Kutcher, Demi Moore está obsesionada parecer menor. No es la única que no acepta su edad.

Son muchas las causas que las llevan a ellas a querer ser la versión femenina de Dorian Gray, el protagonista del afamado clásico del escritor Oscar Wilde, quien nunca envejecía. El psicólogo Carlos Alberto Segura dice que entre estos motivos están las enseñanzas que les son inculcadas desde la niñez, como en el cuento de Blanca Nieves. “Hay un derrotero psicológico de considerar que la vejez es algo malo, feo y despreciable -reflejado en la bruja vieja y envidiosa de la belleza y juventud de Blanca Nieves- y ese código está en la mente de muchas personas que no saben valorar la vejez”. Negarse a envejecer es una respuesta directa a ese maremagnum de información y publicidad que cada día se recibe, en donde prácticamente se sostiene que para triunfar hay que ser joven y bella, argumenta el asesor de imagen Betto Hurtado. Por eso es que con frecuencia se ven mujeres que desde los 30 ó 35 años ya están acudiendo al quirófano con regularidad, buscando belleza y juventud, ya que se sienten desplazadas por otras mucho más jóvenes. “Hay un trauma a nivel emocional, no hay un conocimiento con respecto a lo que es el envejecimiento y se desconoce la sabiduría, la experiencia, la madurez. Hay una falta de respeto hacia el envejeciente ya que la misma sociedad de consumo hace que una persona a los 30 años ya no tenga un valor, ya ni siquiera un empleo”, argumenta la gerontóloga Claudia González García. Y la competencia no es sólo a nivel laboral. Como es bien sabido, la moda ahora es que los hombres entrados en años tengan relaciones con ‘pollitas’ y las mujeres mayores, al sentirse desplazadas, entran en una carrera desenfrenada y a veces hasta suicida por agradarlos, verse mejor para retenerlos o para demostrarles que ellas, al igual que ellos, se pueden conseguir una pareja mucho menor. Y generalmente terminan peor, pues como lo explica Poveda, cuando la mujer asume relaciones con hombres menores que ella en una diferencia de edad entre los 10 y 15 años, “siempre y lo digo de manera categórica, siempre habrá problemas y separaciones”. Los hombres jóvenes, además de aprovecharse de ellas económicamente, las empujan a llevar un ritmo al que ellas ya no pueden responder tan fácilmente.La gerontóloga da cuenta de mujeres mayores que a su consulta llegan con dolores de cabeza y traumas emocionales por tener una pareja mucho más joven. “Mientras él quiere bailar y rumbear toda la noche, ella no le puede llevar el ritmo, quiere calma, pues con los años empezamos a hacer las cosas un poco más lentas”. A esto se suman aspectos de tipo clínico: colesterol, triglicéridos, ácido úrico, diabetes, presión arterial, cuyos tratamientos requieren de una buena alimentación, y “si se combinan con licor, rumba, malas comidas, malos hábitos, voy deteriorando mi cuerpo. Entonces si me sentía vieja a los 40, cuando tenga 50 me voy a sentir peor y voy a parecer de 60”, explica la gerontóloga González García.¿Qué hacer?La solución a esta problemática no está en aislarse, deprimirse, andar desaliñada o no buscar ayudas estéticas, ya que argumenta Poveda, “las mujeres que quieren acudir a la cirugía estética lo pueden hacer, pero que lo hagan motivadas por quererse ver y sentirse bien, no para agradar a otro o competir con otras”. Además, aprender a amarse a sí misma, a aceptar que los años pasan y su cuerpo y rostro pueden estár un poco maltrechos. Y como dice la pintora Carolina Jaramillo, “aprender a vivir más felices, tener caras amables, dar más besos y abrazos, vivir pequeños momentos que alimenten nuestra alma. Si estamos conformes con nuestro espíritu al vernos al espejo nos veremos lindos, sin importar los años que tengamos encima. La maravilla de los años es la experiencia que se tiene y eso vale todas las arrugas y canas del mundo”.¿Cómo identificarlas?Viéndolas por detrás parecen adolescentes: cintura pequeña por cirugías o fajas, caderas redondeadas, pelo llamativo. Pero mirándolas de frente, ¡qué desilusión! Van muy maquilladas para disimular imperfecciones o pueden llegar a sufrir trastornos alimenticios por adelgazar. Se obsesionan con su cuerpo, pues viven inconformes con él, llegando a verse como maniquíes de vitrina, llenas de plástico por todas partes. No aceptan las canas, las arrugas o los cambios naturales de su edad. Someten su cuerpo a cambios extremos.Se visten inapropiadamente respecto de su edad. Quieren parecer de 15 años. Se ponen ombligueras teniendo sobrepeso; shorts o minifaldas a pesar de la celulitis, straples y escotes profundos aunque haya flacidez. Tienen necesidad de rejuvenecer a través de factores externos. Usan prendas llamativas. Los estampados Animal Print son para ellas lo mejor, ya que logran llamar la atención. Su edad es un secreto de Estado. Se aísla de su grupo coetáneo (con edad semejante a la de ella) y prefiere salir con gente mucho menor y asistir a sitios que frecuentan los jóvenes. Usa el vocabulario típico juvenil. Sobreactúa para llamar la atención. Buscan relaciones con parejas mucho menores que ellas.Han sido mujeres sometidas por un esposo demasiado posesivo o por padres abusivos. O provienen de hogares donde aprendieron que la juventud y la apariencia eran el valor supremo. Cuando empiezan a hacerse cargo de ellas mismas creen que deben vivir una vida loca, incluso si están fuera de lugar. Inseguras de sí mismas. Se miran con insistencia al espejo y se cambian 50 veces antes de salir y luego que usan el vestido dicen: “Esta es la última vez que me lo pongo”.Sufren de baja autoestima, celopatía e histeria. Para mantenerse a flote y seguir el ritmo de los más jóvenes acuden al alcohol, cigarrillos, píldoras y otras sustancias.

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