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Conozca las consecuencias del 'phubbing', la manía de ignorar a los demás por el celular

Los sabios consejos de la experta Gissela Echeverría, autora del libro ‘Conéctese con sus hijos para que se desconecten de la red’. ¿Es usted un ‘phubber’?

10 de marzo de 2015 Por: Redacción de El País

Los sabios consejos de la experta Gissela Echeverría, autora del libro ‘Conéctese con sus hijos para que se desconecten de la red’. ¿Es usted un ‘phubber’?

La palabra ‘phubbing’ viene de ‘phone’ (teléfono) y ‘snibbing’ (desairar) y ocurre cuando alguien lo ignora a usted por estar concentrado en su teléfono celular. No ocurre solo entre compañeros de trabajo; también en almuerzos con los mejores amigos de la vida; en cenas con la familia; en plena cita romántica a la luz de las velas y hasta en la cama, cada miembro de la pareja absorto en su propia pantalla. c’ es un término acuñado por el australiano Alex Haigh, de 23 años, quien creó un movimiento ‘anti-phubbing’ para crear conciencia sobre los efectos nocivos de esta práctica de la vida moderna en las relaciones interpersonales.El ‘phubbing’ enfría nuestras relaciones, nos separa, nos convierte en desconocidos, nos hace sentir más solos; perdemos el hilo de la vida de nuestros seres queridos y, lo peor, convierte a los padres en zombies que no están ausentes ni del todo presentes.Alerta: ¿Se está usted perdiendo la infancia o la adolescencia de sus hijos por estar chateando?Para la magíster en Terapia Familiar Sistémica, Gisela Echeverría, “las facilidades que ofrecen los maravillosos ‘smartphones’ están significando una serie de dificultades en las relaciones, pues captan toda la atención de quien los usa porque son llevados a los espacios más íntimos: la cama, la mesa, el baño, etc”. Lo cuestionable del ‘phubbing’ –añade la experta- es que “Las personas se instalan (nos instalamos) en un mundo propio, el mundo creado por el teléfono celular”.La consecuencia: olvidamos los sentimientos y la experiencia vital de aquellas personas que tenemos al frente por estar conectados con personas que, a veces, ni siquiera conocemos. Explica la experta que esa necesidad de estar revisando el teléfono a todas horas vienen del “miedo de perderse algo”, lo cual es absurdo, porque lo que realmente nos estamos perdiendo es de aquella persona de carne y hueso que tenemos al frente. Si no tomamos conciencia y control sobre el hábito de estar revisando a cada minuto los ‘Likes’, corremos el riesgo de “perder las relaciones con las personas más significativas de nuestra vida”, advierte. La solución: ¿Decomisar el teléfono?La doctora Gissela Echeverría revela en su libro ‘Conéctese con sus hijos para que se desconecten de la red’, el caso de una niña a la que su madre optó por decomisarle el teléfono pues la encontró chateando a las 2:00 a.m. con una amiga. No solo eso, la niña vivía pegada día y noche al teléfono como si fuera una extensión de su cuerpo. Esta misma situación es la que enfrentan hoy por hoy muchísimos padres, quienes no saben qué hacer para salvar a sus hijos de la que consideran una adicción al teléfono.No obstante, en el caso que narra la doctora Echeverría, la niña al verse despojada del celular, comenzó a autoagredirse en señal de protesta: se cortaba los brazos, se hurgaba la cara, se arrancaba el pelo, se lastimaba la piel hasta sangrar y hasta se arrancaba la cutícula a tirones. Ante cada conducta destructiva de la niña, los padres respondían con el mismo método: quitarle lo que más amaba, el teléfono. Incluso si la niña tenía problemas con su hermanito menor, al que los padres sobreprotegían, le quitaban el teléfono. Al ir mucho más a fondo, la terapia psicológica arrojó que la familia tenía grandes problemas de fondo. En resumen, la niña no era adicta al teléfono y mucho menos al Whatsapp, ella era adicta a la sensación de alivio emocional que le otorgaba el hecho de ponerse en contacto con sus amigas del colegio que, al parecer, sí la comprendían. “Al recibir respuesta inmediata a sus mensajes, sentía que era importante para alguien”, explica Echeverría. En conclusión, el teléfono es adictivo porque sacia una necesidad. El antídoto: la presencia constante y amorosa de los padres.Consejos de los expertosPadres unidos jamás serán vencidos: A la hora de tratar las adicciones de los niños y los adolescentes a las redes sociales y a los teléfonos y tabletas, es importante formar un frente común entre padre y madre. Si ella les arranca el teléfono de las manos cuando comen, pero él la desautoriza y les devuelve el aparato a los hijos, se avecinan los problemas.Las reglas que se aplican en casa, deben extenderse a otros espacios que los niños comparten con otros cuidadores, los tíos o los abuelos, por ejemplo. Lo que se busca es coherencia. Aquí, algunos de los consejos que ofrece la autora del libro ‘Conéctese con sus hijos para que se desconecten de las redes’.Plan básico para adictos al ‘celu’1. Empiece por usted. Suelte el teléfono y modele el comportamiento que quiere enseñarles a sus hijos 2. Apague el teléfono al llegar a casa y concéntrese en la vida familiar.3. Disponga un lugar específico de la casa donde se ubiquen todos los celulares antes de sentarse a comer.4. Instituya, como norma, que nadie se siente a la mesa con el teléfono. 5. Deje el teléfono celular fuera de la cama. ¡Todos a dormir!6. Preste atención a las personas cuando hablan, antes que a su teléfono, Priorice.Plan avanzado hacia la libertad1. Por la mañana, tomen los teléfonos cuando salgan de la casa para ir al trabajo o la escuela, no antes. Que buscar el teléfono no sea lo primero que hacen al abrir los ojos cada mañana. 2. Postergue las respuestas a los mensajes de texto o los que le lleguen al Whatsapp, si eso interrumple alguna actividad de trabajo o estudio, y mucho más si está en una comida, una reunión familiar o de amigos, a menos que se trate de una emergencia que comprometa la salud o la vida de alguien importante. 3. Apague el teléfono cuando vayan de paseo, al cine, al teatro, para que disfruten del momento. Todo puede esperar. Anímese a pasar sin celular durante las vacaciones y el fin de semana completo.

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