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Conozca a la señorita Argelia, candidata a la corona del Valle

La candidata de Argelia al concurso Señorita Valle 2012, Johana Corrales, es ejemplo de superación.

7 de junio de 2012 Por: Redacción de El País

La candidata de Argelia al concurso Señorita Valle 2012, Johana Corrales, es ejemplo de superación.

Nació y creció en El Cairo. Allá están sus raíces, sus padres y los mejores años de su vida. Sin embargo, a Johana Corrales el destino le dio la oportunidad de representar a otro municipio también del norte del Valle, Argelia. Doble felicidad y doble responsabilidad, porque siente que sobre ella están puestos los ojos y las esperanzas de dos municipios que ansían tener la primera corona de Señorita Valle. Johana es la mayor del grupo de reinas. Tiene 24 años, ya es profesional en administración de empresas y lleva cuatro años trabajando en la Oficina Jurídica de la Biblioteca Departamental.Por eso dice: “Me considero muy afortunada de ser la mayor porque tengo la experiencia que me han dado cuatro años de estar trabajando. He tenido que luchar para compaginar lo laboral con la vida universitaria, mientras aprendía a moverme en la ciudad luego de vivir en un pequeño municipio”. Cuenta que desde que llegó a Cali nada fue fácil para ella y que todo cuanto tiene ahora se lo ganó a pulso.“Fue difícil dejar a mis padres y vivir en Cali con recursos muy limitados, había que acomodarse lo mejor posible. También estar desubicada porque no tenía una casa. Una tía, con mucho amor, me acogió en su casa, pero me tocaba compartir cama con mi prima y ella, obviamante, no quería compartirla”, cuenta. En aras de labrarse un mejor futuro, decidió cancelar sus estudios en el día y pasarse para estudiar en la jornada nocturna, porque al trabajo -dice ella- “nunca le he tenido pereza”. “Desde los 9 años de edad me acostumbré a trabajar. Primero le ayudaba a mi papá con un almacén de veterinaria, ahí vendía productos. Luego, a un tío le ayudaba en un supermercado, empecé acomodando las estanterías, atendía al público y luego fui cajera. Y en el colegio vendía pulseras, aretes y brillos, todo con tal de ayudar en casa”. Ama la vida del campo, pero que hoy es incapaz de renunciar a las comodidades de la ciudad. “Cuando era niña, me iba con mi papá a coger café a la finca y a inyectar el ganado. Tengo alma de campesina y a veces creo que yo en mi vida pasada fui esposa de un agregado de finca porque soy de las que, cuando llega a una finca, busca los pollos para cocinar y hasta pelo plátanos con una facilidad asombrosa”, dice entre risas. Sin embargo, al elegir su destino profesional no le llamó la atención ser veterinaria: “Me gustan los perros, pero ajenos, a veces les tengo miedo. Y aunque no le tengo fobia a la sangre, me da pavor verla”, revela.Su principal proyecto como profesional es sacar adelante una comercializadora de productos para personas en situación de discapacidad física.Aunque nunca soñó con ser una reina, ella considera que esta oportunidad es clave para dar un conocer el proyecto en el que ha trabajado desde que está en la universidad: poner en boca de todos el tema de la discapacidad. “Una reina no va a resolverlo todo, menos un problema como este, pero sí puede ayudar a sensibilizar”.

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